Educación para todos: Cómo fomentar un ambiente inclusivo

  • Fecha de publicación: 18 de abril de 2023
Educación del futuro
Tiempo de lectura: 10 min.

La educación para todos busca fortalecer la inclusividad y la igualdad en el aprendizaje. ¡Conoce el perfil docente que demanda esta nueva tendencia!


Índice de Contenido

  1. ¿Cuál es la importancia de garantizar que la educación sea para todos?
  2. Perfil del docente para la práctica de la educación inclusiva
    2.1. Fomenta la cooperación entre los alumnos  
    2.2. Colabora con otros docentes y con el personal administrativo
    2.3. Identifica y resuelve problemas desde la inclusividad consciente
    2.4. Proporciona un enfoque globalizador y metacognitivo
    2.5. Planifica desde la inclusión
    2.6. Establece didácticas y metodologías de enseñanza asertivas 
  3. 5 estrategias para fomentar la educación para todos en la Educación Superior
    3.1. Priorizar el aprendizaje colaborativo
    3.2. Promover la participación equitativa-igualitaria de todos los alumnos
    3.3. Fortalecer didácticas que atiendan el respeto a la diversidad  
    3.4. Incluir la inclusividad en el lifelong learning como docentes
    3.5. Centrarse en la persona 

La educación para todos es actualmente uno de los retos más importantes de las instituciones. La responsabilidad recae en todos los actores involucrados en el aprendizaje, desde las autoridades educativas hasta los mismos estudiantes y, por supuesto, los docentes. 

El objetivo de la educación inclusiva es garantizar las condiciones para que todos reciban un trato equitativo y justo en el contexto académico, dentro de un marco de respeto hacia las creencias, opiniones, conductas y capacidades de los demás.  

Hoy hablaremos de la importancia de la inclusividad en la educación superior y cómo contribuir a ella desde la docencia, ampliaremos la definición del término “educación para todos” partiendo de la integración y la diversidad, y concluiremos con una serie de estrategias eficientes para que los docentes puedan ponerla en práctica. 

Desarrollar y fomentar prácticas que fortalezcan la cultura de la inclusividad y la diversidad entre los estudiantes es tarea de todos, ¿comenzamos?

¿Cuál es la importancia de garantizar que la educación sea para todos?  

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La educación inclusiva, también llamada “educación para todos”, se fundamenta en la Declaración Universal de Derechos Humanos

Ésta establece que todos los niños y las niñas, incluyendo aquellos con necesidades especiales, pertenecientes a minorías étnicas, migrantes o residentes en comunidades marginales, deben tener acceso a una educación de calidad que les permita alcanzar el desarrollo humano, social y económico.   

Este principio del derecho a la educación para todos puede hacerse extensivo a los jóvenes e incluso a las poblaciones adultas, ya que toda persona debería tener opciones para continuar educándose, independientemente de su situación de vida.  

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la exclusión educativa de ciertos grupos y minorías conlleva altos costes socioeconómicos y afecta a la población en su conjunto.  

Desgraciadamente, aunque en la teoría y en la voluntad todas las naciones y las instituciones educativas parecen estar de acuerdo con esto (salvo algunas excepciones en estados autoritarios), en la práctica la realidad deja mucho que desear.  

Anualmente, miles de estudiantes de educación superior deben abandonar sus estudios por cuestiones directamente relacionadas con la carencia de inclusividad, con la discriminación activa y con la falta de herramientas o estrategias educativas aptas para personas con alguna discapacidad. 

Es claro que se necesitan esfuerzos gubernamentales e institucionales más contundentes en nuestro camino hacia la educación para todos, pero la buena noticia es que los docentes también tienen un papel esencial para lograr esta meta, mediante estrategias que permitan a los estudiantes de educación superior identificarse con los valores que representan a la inclusión. 

Los maestros y profesores tienen el privilegio de estar en la “primera fila” con los alumnos, así como una gran responsabilidad con el cambio social en los entornos universitarios, ampliando su rango de participación para alcanzar una sociedad más incluyente.

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Perfil del docente para la práctica de la educación inclusiva

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Hoy en día, la educación inclusiva puede considerarse como parte de las competencias transversales o habilidades fundamentales del profesorado en todos los niveles educativos.  

Algunas de las características más importantes en un docente con la capacidad de impulsar la educación para todos son las siguientes:

1. Fomenta la cooperación entre los alumnos  

Los docentes inclusivos saben establecer dinámicas de aprendizaje que, por su naturaleza, no solo le permiten a todos participar y recompensan el trabajo en equipo, sino que necesitan de él para que se cumplan los objetivos.  

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2. Colabora con otros docentes y con el personal administrativo

El docente participa de manera activa y entusiasta en el establecimiento de políticas escolares inclusivas y de una cultura de la diversidad.  

No solo lo hace dentro del salón de clases, también fuera de él, visibilizando con otros docentes y con las autoridades educativas la importancia de la educación para todos y las formas en las que se puede lograr.  

3. Identifica y resuelve problemas desde la inclusividad consciente

Como mediador en el surgimiento de posibles conflictos, el docente entiende que hay muchos discursos sociales, culturales, éticos y de clase que permean las jerarquías entre los estudiantes y, por tanto, sus comportamientos los unos con los otros.  

Un docente inclusivo no reduce a un problema de conducta un problema que realmente tiene que ver con la discriminación, y cuenta con las herramientas y la sensibilidad para abordarlo desde la toma de conciencia entre las partes involucradas.

4. Proporciona un enfoque globalizador y metacognitivo

El docente expresa un compromiso genuino y una actitud positiva hacia la diversidad, pero también es capaz de comunicar su importancia en el día a día, aprovechando todas las oportunidades que se presenten en el aula para visibilizar y demostrar la relevancia de la inclusión en las diferentes esferas de la vida.  

5. Planifica desde la inclusión

Realiza la planificación de sus clases, contenidos y métodos de evaluación considerando las diferencias en los estilos de aprendizaje, contextos socioculturales y espectro de capacidades específicas de los estudiantes.  

Planificar desde la inclusión demanda un esfuerzo adicional para generar un plan de estudios que desde el inicio sea más flexible y adaptable, y que ofrezca iguales oportunidades de éxito para todos.  

6. Establece didácticas y metodologías de enseñanza asertivas  

Conoce y maneja adecuadamente un amplio abanico de estrategias didácticas aplicables el salón de clases presencial o virtual, que tienen como resultado directo un incremento de la conciencia de la importancia de la inclusión y en las habilidades sociales para fomentarla.

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5 estrategias para fomentar la educación para todos en la Educación Superior

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Del perfil del docente inclusivo derivan algunas estrategias puntuales que han demostrado una gran efectividad en el establecimiento de una cultura inclusiva de educación para todos.  

Si bien se trata de acciones que todos los docentes de educación superior pueden tomar de manera individual, siempre será mucho más eficiente que se trate de un esfuerzo colectivo con las autoridades académicas y transversal a todo el plan de estudios.

1. Priorizar el aprendizaje colaborativo

Todas las metodologías de aprendizaje basado en proyectos (ABP), por ejemplo el design thinking, se prestan al trabajo en equipo, pero el docente no debe olvidar que su rol también es promover agrupaciones flexibles y heterogéneas.  

La tendencia a agruparnos primariamente con aquellos que consideramos como “iguales” puede generar subgrupos demasiado homogéneos que comiencen a rechazarse o diferenciarse entre sí.

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2. Promover la participación equitativa-igualitaria de todos los alumnos

Con la exclusión, cualesquiera que sean sus causas, suele ir aparejada una noción de capacitismo, es decir, solemos creer que las personas que por una u otra razón son excluidas, también son menos capaces a nivel intelectual.  

Si esto ya de por sí es un problema grave, muchas veces también tenemos que lidiar con el capacitismo interiorizado, que es cuando una persona que ha sido marginada no se siente capaz de tener el mismo éxito académico que los demás.  

Un docente inclusivo se mantendrá muy alerta de las posibles expresiones de capacitismo en el grupo y tomará acciones informadas desde la diversidad, para motivar la integración y el logro.  

3. Fortalecer didácticas que atiendan el respeto a la diversidad  

Lograr la inclusión plena en un contexto académico no siempre es sencillo porque la discriminación es algo que nos permea a todos de una u otra manera. Una buena forma de amortizar las expresiones de la intolerancia es crear planes y contenidos específicos para visibilizar y normalizar la diversidad.  

Por otro lado, también es necesario contar con planes de contingencia para saber cómo actuar ante situaciones de intolerancia, ya sea entre los estudiantes o entre los estudiantes y las autoridades escolares.  

4. Incluir la inclusividad en el lifelong learning como docentes

Ya sabemos que la capacitación continua es fundamental para ofrecer una educación de calidad, y más en un entorno tan cambiante y volátil como el que vivimos.  

La educación inclusiva también es algo de lo que nunca dejamos de aprender, porque cada vez podemos desarrollar más sensibilidad y pericia para combatir la discriminación escolar y académica, por eso nunca hay que dejar de tener curiosidad y de investigar sobre este tema.  

5. Centrarse en la persona  

Finalmente, un aprendizaje centrado en la persona considera las diferencias de los estudiantes no como desafíos al estatus quo de la institución, sino como oportunidades para avanzar hacia una inclusión cada vez más generalizada.  

Cada persona tiene sus propias fortalezas, dificultades, intereses y modos de expresarse. La inclusividad también significa tomar todos estos rasgos en cuenta para ofrecer un acompañamiento desde la aceptación plena y que al mismo tiempo resalte las oportunidades únicas que cada estudiante puede perseguir para lograr un estado de plenitud.  

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Referencias

Escareño, J. R. C. (2017). Docente inclusivo, aula inclusiva. Revista de Educación Inclusiva. Extraído de: https://educrea.cl/docente-inclusivo-aula-inclusiva/#:~:text=El%20maestro%20tiene%20que%20ser,un%20trabajo%20global%20e%20integrado. 

Calvo, G. (2013). La formación de docentes para la inclusión educativa. Páginas de educación. Extraído de: http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-74682013000100002 

Fernández Batanero, J. M. (2012). Capacidades y competencias docentes para la inclusión del alumnado en la educación superior. Revista de la educación superior. Extraído de: www.scielo.org.mx/scielo.php?script%3Dsci_arttext%26pid%3DS0185-27602012000200001&sa=D&source=docs&ust=1677791568919927&usg=AOvVaw0eqEikOdq3TSxVfO85dZZY 

Salvador, C. S., & Navarro, Í. (2013). Guía de buenas prácticas en educación inclusiva. Save the children. Extraído de: www.aecid.es/Centro-Documentacion/Documentos/Publicaciones%20coeditadas%20por%20AECID/Guia_de_Buenas_Practicas_en_Educacion_Inclusiva_vOK.pdf 

OCDE (2007) No More Failures: Ten steps to Equity in Education. Extraído de: https://www.oecd-ilibrary.org/education/no-more-failures_9789264032606-en 

  

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