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En la revolución constructivista de la educación, el estudiante se convirtió en el protagonista del proceso de enseñanza-aprendizaje, y los esfuerzos e iniciativas de desarrollo de habilidades, logro de certificaciones y formación socioemocional se han concentrado en el estudiante, pero pienso que los docentes ¡tienen el papel estelar! de este proceso.
Su desempeño durante el confinamiento y el regreso presencial, en el contexto de la pandemia por COVID-19 ha estado impactado por muchos aspectos como el equilibrio entre la vida laboral y personal, la adaptación al encierro, la reorganización de los tiempos para volver al modelo presencial, entre otros, pero sobre todo por el uso de la tecnología.
Sin duda han logrado sobrellevar estas situaciones de emergencia para que la escuela siga existiendo, pero ¿cómo han sobrellevado el uso de la tecnología? ¿cómo ha sido su experiencia de gestión emocional? ¿cómo lograr una transición hacia la educación digital que marca el futuro? ¡Acompáñame a descubrir la respuesta a estas preguntas! ¡Sigue leyendo!
Los tiempos de pandemia por COVID-19 han dejado muchas lecciones, objetivos y tareas pendientes a la humanidad. Y la educación universitaria representa una tarea pendiente de transformación hacia una educación digital, ya que promete mayor inclusión, cobertura, mundialización de los conocimientos y apertura a la innovación.
Así lo plantea PÓDIUM, la Revista Iberoamericana de Educación e Innovación para la Productividad en el artículo de Sigalés (2021) al afirmar que la formación online será imprescindible para ampliar el acceso y la cobertura universitaria a nivel global, lo que implica la digitalización de procesos de gestión de las universidades, pero, sobre todo, de los procesos pedagógicos.
La transición a la educación digital es inminente y deberá atender a 45 millones de personas en América latina y el Caribe que demandarán estudiar en las universidades en 2030, que se sumarán a una red global de formación, no sólo para jóvenes sino para los procesos de formación a lo largo de la vida de todas las personas.
¿y quiénes estarán creando esos cursos online? ¿quiénes serán los productores de esas experiencias formativas a lo largo de la vida? ¿quiénes asumirán esta labor creativa de la mano de la tecnología? La respuesta es: los docentes.
Diversos estudios como los de Araujo (2020), Casali (2021), Galvis (2021) y Silas (2020), entre otros, muestran cómo en decenas de docentes de países como Argentina, Chile, México, Brasil y Colombia, uno de los factores estresantes y de impacto negativo en la cotidianidad y desempeño de los docentes universitarios durante la pandemia, fue el uso de la tecnología.
Su adaptación a nuevas formas de comunicación, creación de contenidos y evaluación implicó un fuerte impacto en la salud mental del profesorado. La carga mental se tradujo en un aumento de requerimientos mentales, cognitivos e intelectuales determinado por distintas exigencias.
A un mismo tiempo, el cerebro del docente recibe información de la tarea a realizar, analiza esta información y genera una respuesta en un ritmo de tiempo nuevo y más rápido, más el procesamiento de las fatigas periféricas o información procedente del entorno.
Si bien, más de la mitad de los docentes universitarios en Hispanoamérica utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) y han impartido cursos en línea, la adaptación al encierro y las emociones derivadas de todo este contexto ha propiciado estrés en altos niveles.
Así, según las encuestas realizadas, existe una alta relación entre el estrés de los docentes y el uso de la tecnología, hay desconocimiento sobre cómo incorporar las tecnologías digitales en el dictado de sus cursos y existe una amplia necesidad de capacitación en el uso de plataformas y herramientas tecnológicas.
Esto ha movilizado a algunos gobiernos de las Universidades a brindar los requerimientos técnicos y de formación necesarios, considerando la adquisición de plataformas y herramientas digitales que incluyan capacitación docente en su uso y manejo.
Esta fase es sólo la de transición, pienso que aún está al frente el futuro prometedor de una educación universitaria digital donde los docentes tendrán el papel estelar de transformación.
Pareciera que la tecnología es un mundo aparte, uno de esos que se desconocen y que sólo los expertos pueden manejar.
Entre términos como cookies, pop up o ventana emergente, screen shot o copia de pantalla, barra de navegación, pestaña, archivo en zip, drive, memoria caché, ícono, dashboard, ID, etc. muchos se han sentido perdidos en algún momento.
No es para menos, es un nuevo lenguaje el que se aprende, se va descubriendo en la práctica y cuando menos se piensa, ya se esta utilizando de manera cotidiana, tal como sucedió después de meses iniciado el confinamiento.
Y es que no se trata de un mundo aparte, como se sabe, la humanidad es usuaria de la tecnología varias décadas antes de la pandemia, sobre todo en el esparcimiento y la diversión, en la búsqueda de información cotidiana para tareas como cocinar, limpiar, arreglar y componer autos, objetos del hogar y para el arreglo personal, por mencionar algunos aspectos.
¿Por qué cuando la tecnología se convierte en una herramienta de trabajo, cuesta tanto aprender cómo funciona? Tal vez porque la presión del tiempo para aprenderla y dar respuesta a las necesidades es abrupta, tal vez porque las tareas educativas son más complejas y requieren mayor esfuerzo para comprenderlas y dominarlas.
Pareciera que la tecnología amenazó el bienestar del docente, apareció en la pandemia como una fuerza destructiva que puso en juego su desempeño, autoridad y rol privilegiado.
Pienso que en un tiempo de constructivismo teórico en el que el uso de las TIC, el empoderamiento del estudiante como sujeto autónomo y el rol del docente como facilitador, apenas se iba construyendo, apareció la pandemia acelerando la puesta en práctica de estas premisas.
Los factores externos dieron una connotación negativa al uso de la tecnología en aquellos docentes que vivenciaron con mayor dificultad su realidad en el confinamiento.
A todos les implicó esfuerzo aprender a utilizar zoom, google Classroom o Moodle, Biblioteca Virtual y a todos les llevó tiempo conocer su funcionamiento y experimentar la prueba y error frente a los estudiantes, pero no a todos les representó una amenaza en el manejo de la situación.
El panorama emocional de cada individuo es la respuesta a la diferencia de percepción y manejo de las situaciones de la Enseñanza Remota de Emergencia que se han vivido en el confinamiento y que hoy se viven en el regreso a la presencialidad.
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Ya con jornada presencial las cosas son un poco diferentes, falta tener en cuenta que respondes un par de preguntas y en lo que te trasladas se te desaparece una hora.
Percepciones vinculadas a estrés en docentes universitarios en Argentina. (Casali, 2021)
La percepción subjetiva de las dificultades alrededor de las tareas que los docentes experimentan es de suma importancia cuando se trata de entender su estrés y agotamiento.
La carga mental que han venido experimentando se manifiesta con cuadros de irritación, angustia, sensación de incapacidad, desánimo, incomodidad física, ansiedad, dolores musculares y falta de memoria.
Y es que prestar atención a una tarea que es desconocida y hacerle frente ante otros, produce miedo. La sensación de ser superados por el uso de la tecnología impacta en la percepción de capacidad y dominio, por lo que, si no se domina la tarea, la sensación de fracaso aparece.
Es posible abandonarlo todo por miedo a fracasar, impidiendo asumir riesgos, preguntar, aceptar que se desconoce el uso de las herramientas y volver a empezar.
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Concuerdo con Lise Bourbeau, cuando define a la angustia y ansiedad como la fiebre de la prisa en medio de pensamientos y creencias negativas, porque se proyecta la mente en el futuro, en una dolorosa espera de un peligro impreciso e imprevisible.
Y la depresión, que a veces se confunde con agotamiento, es en realidad la otra cara de la ansiedad, es desesperanza que implica un conflicto entre lo real y lo irreal, un constante estar en el pasado añorando lo vivido y deseando que los demás y el entorno cambien.
El profesional en depresión siente que no puede más, que ha llegado a su límite. Y en medio de un entorno que le exige energía, desiste.
La creencia de sentirse limitado y restringido con el uso de la tecnología y el manejo del tiempo, como fuente primordial del desempeño docente en el confinamiento y en la presencialidad, genera una sensación de asfixia que se desborda en malestares corporales y cuadros de irritabilidad que impiden nuevas comunicaciones y aprendizajes.
Estoy convencida que detrás de la actitud irritable y negada de un docente para aprender a usar alguna plataforma y aplicaciones, para habilitar las pop up, descargar archivos en zip, o identificar íconos en el dashboard, se encuentra un profundo miedo a equivocarse, a evidenciar que desconoce algo, a no obtener el reconocimiento que siempre ha tenido como mentor, guía y maestro.
La expectativa de un docente ante nuevos retos comúnmente va acompañada de escenarios en momentos como estos:
Pero la realidad actual no es así. No en estos tiempos que exigen desvanecer de la mente y de las expectativas escenarios como éstos, para ir en un ritmo de incertidumbre, cambios y adaptación.
Por lo que en las siguientes líneas explico cómo se pueden vigilar aquellas cosas que debilitan el desempeño docente tal como se disfruta vivirlo: pleno, creativo y transformador.
¿Dónde se encuentra el poder de adaptarse a las nuevas circunstancias y superar los desafíos? Sin duda se trata de una de las habilidades que los tiempos actuales exigen no sólo para tener mejores condiciones de empleabilidad, sino para alcanzar metas nuevas.
El pensamiento flexible utiliza el pensamiento crítico como guía, recurre a la duda, a la excepción a la regla, a la reinvención, a la autocrítica, fluye con la vida y los cambios.
El estrés, la baja tolerancia a la frustración y el miedo a cometer errores, llevados a la cotidianidad durante un largo periodo de tiempo, son signos de rigidez e inflexibilidad.
Conozco bien el deseo de tener el control total de las situaciones, ese que no solo se manifiesta en la irritabilidad constante ante los cambios y nuevos retos, sino que tiene que ver con la tendencia o modo de procesar la información que viene del exterior.
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Dice Walter Riso que existen 3 aspectos clave que conforman la manera de pensar dogmática:
Y como consecuencia, tarde o temprano, la rigidez e inflexibilidad generan desordenes lamentables en las relaciones interpersonales, la toma de decisiones y resolución de problemas.
El gran conflicto con el pensamiento flexible consiste en resistirse a abandonar la competencia en la que “ser el maestro” no admite perder, no admite decir “no lo sé”, y no admite reconocerse uno mismo tal y como es, con dudas, con desconocimiento y con fragilidad.
Dice Ed Catmul, “solo cuando admitimos lo que desconocemos, podemos confiar en aprenderlo” y “encontrar una solución es un esfuerzo que requiere muchos pasos” lo que implica reconfigurar la expectativa de cambio para sumarse a un ritmo de tiempo nuevo en el que la curiosidad y el asombro permitirán óptimos aprendizajes nuevos para los docentes.
¡Conoce los 5 consejos de gestión emocional docente! ¡sigue leyendo!
Esta época de transformación de paradigmas coloca en la escena primordial de la salud, el bienestar y la felicidad, a las habilidades de gestión emocional. Representan un nuevo reto al que la humanidad se enfrenta y creo firmemente que la docencia no puede ser la excepción.
Para una transición digital con bienestar en las universidades, es necesario vigilar aquellas cosas que debilitan el desempeño docente. Por ello, te comparto 5 consejos de gestión emocional docente.
La transición hacia la educación digital en las Instituciones de Educación Superior, tiene en el bienestar de sus docentes la clave para que sea óptima, productiva y satisfactoria.
Para ello, es importante ser aliados de servicios de aprendizaje que acompañen a los docentes en el desarrollo de habilidades digitales, que provean de herramientas de gestión de cursos, materiales multimedia y aprendizaje adaptativo, logrando eficientar las tareas del docente para que pueda tener tiempo de esparcimiento y bienestar.
¡Comparte este post para que, entre todos, hagamos de la transición digital en las IES un proceso consciente y amigable!
Araujo, R., Amato, C., Martins, V., Eliseo, M., & Silveira, I. (2020). COVID-19, Mudanças em Práticas Educacionais e a Percepção de Estresse por Docentes do Ensino Superior no Brasil. Revista Brasileira de Informática na Educação, 28, 864-891. http://dx.doi.org/10.5753/rbie.2020.28.0.864
Casali, A., & Torres, D. (2021). Impacto del COVID-19 en docentes universitarios argentinos: cambio de prácticas, dificultades y aumento del estrés. Revista Iberoamericana De Tecnología En Educación Y Educación En Tecnología, (28), e53. https://doi.org/10.24215/18509959.28.e53
Galvis, G., Vásquez, A., Caviativa, Y. P., Ospina, P. A., Chaves, V. T., Carreño, L. M., & Vera, V. J. (2021). Tensiones y realidades de los docentes universitarios frente a la pandemia Covid-19. European Journal of Health Research, 7(1), 1-13. https://doi.org/10.32457/ejhr.v7i1.1396
Jiménez, Vázquez, Juárez y Bracamontes (2021) Inventario de Habilidades Socioemocionales y Salud Mental para Profesores de Educación Superior: validez de contenido. Revista Fuentes. Pág 204-220. DOI: https://doi.org/10.12795/revistafuentes.2021.12052
Melchor, Hernández, Carrasco, Servín, Hernández, Benavides, Rendón y Jaimes (2020) Retos educativos durante la pandemia de covid-19: una encuesta a profesores de la UNAM. Revista Digital Universitaria Vol. 21, Núm. 3. México.
Sebastián, G., y Del Hoyo, D., (2002) La carga mental de trabajo. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Madrid
Silas Casillas, J. C., & Vázquez Rodríguez, S. (2020). El docente universitario frente a las tensiones que le plantea la pandemia. Revista Latinoamericana De Estudios Educativos, 50(ESPECIAL), 89-120. https://doi.org/10.48102/rlee.2020.50.ESPECIAL.97
Sigalés, C. (2021) La transformación digital de las universidades. Más allá de la pandemia. En Pódium. Año 4, número 9. Instituto Iberoamericano para la Educación y la Productividad de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). España.