Las formas de vivir en sociedad están siendo transformadas por las Tecnologías Digitales de la Información y la Comunicación (TDIC) y han ido modificando enormemente la forma de vivir. Durante la pandemia de covid-19, esta realidad se ha acentuado con el advenimiento del trabajo y el estudio remotos, así como más comunicaciones sociales en línea.
Esta interacción digital fue forzada por circunstancias, pero se ha convertido en habitual y, por lo tanto, se refleja en datos de investigación como el de Comscore, que encontró que Brasil es el mayor consumidor de redes sociales de América Latina y el tercero en el ranking mundial, detrás de India e Indonesia. Según la encuesta “Social Media Trends 2023”, cerca de 131,5 millones de brasileños pasan más tiempo en Internet.
Con esto, nos damos cuenta de que las instituciones educativas que no se actualizan en el uso de herramientas tecnológicas, como una nueva metodología de enseñanza, corren serios riesgos de quedar desactualizadas e incluso perder a sus estudiantes.
No hay manera de posponer la modernización, ya que está sucediendo hoy. Las tecnologías están presentes en la vida cotidiana de los estudiantes y ya no es posible no utilizar estos modernos recursos didácticos en la escuela, promoviendo mejoras en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Es una tendencia global que debería llevar a las escuelas de todos los niveles educativos a revisar con frecuencia sus metodologías y mejorar la rutina escolar. Después de todo, los avances tecnológicos permiten la creación de soluciones que pueden ser utilizadas por los profesores en el aula, brindando la máxima disponibilidad de información y recursos a los estudiantes, haciendo que el proceso sea más efectivo, innovador y dinámico.
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La transformación digital no se trata solo de equipos tecnológicos, sino que requiere un cambio cultural. Para ello, las instituciones de educación superior deben adoptar una mentalidad innovadora, que influirá en las constantes actualizaciones educativas e incluso en el área administrativo-financiera de las organizaciones educativas.
Con este cambio de pensamientos, comportamientos y actitudes sedimentadas, los líderes podrán trabajar con el desarrollo de las habilidades de los profesionales de la educación en la implementación de una metodología más moderna y digital. Depende de los gerentes no solo revertir los prejuicios y resistencias tecnológicas y el cambio en sí, sino también dirigir e inspirar a los profesores durante el proceso de digitalización.
En este sentido, el uso de estas herramientas en la educación debe ser visto como una nueva forma de enseñanza, permitiendo la interacción digital de los profesores con los contenidos, permitiendo a los estudiantes interactuar con diversos recursos que conducen al uso de sus esquemas mentales a partir del uso racional y mediado de la información.
Por lo tanto, en el aula, el cambio cultural requiere el uso de modelos pedagógicos flexibles y activos, con enfoques híbridos y una planificación que conduzca a la inclusión de nuevas herramientas, admitiendo la interactividad digital, la creatividad, la iniciativa, las prácticas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), entre otras.
El uso de nuevas herramientas tecnológicas como Learning Management Systems (LMS), Bibliotecas Virtuales, entre otras, hará de la enseñanza una experiencia enriquecedora, ya que situará al alumno como protagonista del proceso, favoreciendo la fluidez de nuevas ideas, surgimiento de proyectos y una mejor colaboración y comunicación entre profesores y alumnos.
Incluso utilizando las mejores tecnologías, el profesor no debe utilizarlas solo como un recurso didáctico innovador, dentro de una metodología de enseñanza “neotradicional”, ya que esto significaría un retroceso a los avances de la modernidad. En este cambio de paradigma, es necesario entender dónde y cómo estos nuevos artificios pueden traer una verdadera transformación metodológica y digital en las universidades.
Recordando que el mercado ofrece, en todo momento, nuevas posibilidades, sin embargo, es esencial identificar aquellas que traerán más resultados en el proyecto educativo del colegio o universidad. En principio, es necesario invertir en lo básico, que es un entorno virtual de aprendizaje (EVA o LMS, en inglés) eficiente en el acceso de diferentes dispositivos, como tabletas, teléfonos inteligentes y computadoras, permitiendo también el seguimiento de la trayectoria del estudiante en el curso de las disciplinas aplicadas.
Con la transformación digital, las instituciones de educación superior ganarán mucha más agilidad, con fácil adaptación y serán igualmente flexibles y personalizadas. Esta renovación tecnológica reestructurará los procedimientos rutinarios y pedagógicos, así como toda la trayectoria de profesionales y estudiantes.
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Teniendo en cuenta todo esto, es innegable reconocer la importancia de las innovaciones tecnológicas en el contexto educativo y entender que no hay forma de hacerlo todo solo. Para el uso de estas herramientas modernas, como una forma de recursos didácticos en el aula, favoreciendo el proceso de enseñanza-aprendizaje en los diversos sectores de la educación, es esencial buscar socios que sean especialistas. Serán importantes en el desarrollo y valoración del negocio, potenciando el proceso evolutivo de las instituciones educativas.
En este proceso, no sirve de nada querer subir todos los escalones a la vez, con ajetreo, porque existe un gran riesgo de saltarse escalones. Tanto la enseñanza como las soluciones tecnológicas sufren frecuentes cambios en la educación superior, por lo tanto, hágalo gradualmente por etapas, por sector o curso.
De esta manera, la transformación llegará a todos gradualmente, a un ritmo que tanto profesores como alumnos puedan asimilar. Con esto, la tecnología en el aprendizaje proporcionará a todos una nueva forma de enseñar y aprender, integrando valores y competencias en las actividades educativas.
En Pearson Higher Education, tu universidad tendrá acceso a expertos y podrá conocer herramientas de aprendizaje muy efectivas, ayudando a su institución a destacarse en un entorno educativo cada vez más dinámico y competitivo.
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