El auge de la tecnología ha provocado un cambio radical en las expectativas de la generación Z con respecto a su propia educación. La modalidad flexible de aprendizaje se ha convertido en una de las principales características que buscan los jóvenes en la universidad que van a elegir y en respuesta a esta demanda, progresivamente el blended learning está migrando de ser la excepción a ser la regla.
A diferencia de generaciones anteriores, para quienes los cursos flexibles eran la única opción para compaginar el trabajo y estudio, para la generación Z esta modalidad representa un elemento fundamental de un estilo de vida deseable, que les permite estudiar y formarse desde cualquier lugar, con más independencia de horarios y equilibrio entre lo personal, lo académico, la práctica en el mundo real y el desarrollo de sus talentos individuales.
Hoy exploraremos cómo enriquecer la modalidad flexible en tu universidad para que se adapte mejor a las necesidades y expectativas de la generación Z y a las del mercado laboral al que se van a enfrentar.
La generación Z, nacida entre mediados de los años 90 y principios de los años 2000, ha crecido en un entorno mucho más permeado por la tecnología digital y la globalización, mismas que en las últimas décadas avanzaron a un ritmo vertiginoso al que otras generaciones nunca tuvieron que enfrentarse.
Esto no solo los ha llevado a ser la primera generación considerada como “nativos digitales”, también ha moldeado profundamente sus actitudes y perspectivas sobre la educación, el trabajo, el mundo y la vida en general, porque, a diferencias de sus padres y abuelos, ellos tuvieron acceso desde pequeños a dispositivos móviles que ofrecen posibilidades infinitas, como información de todo tipo al alcance de un clic, inteligencias artificiales que resuelven dudas complejas y contenido interminable sobre sus temas de su interés.
A ello hay que sumarle que la pandemia y la necesidad de estudiar y trabajar desde casa obligó a la mayor parte de los estudiantes de la generación Z a adaptarse a un modelo 100% remoto, que progresivamente está migrando a un modelo híbrido, pero que seguramente no regresará a ser 100% presencial.
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Algunos de los cambios más notables que estos fenómenos han causado en su forma de aprender y sus expectativas educativas son los siguientes:
La generación Z ha crecido con la tecnología como una parte integral de su vida cotidiana. Por lo tanto, esperan que las escuelas y los docentes la utilicen y aprovechen de manera extensiva para mejorar el proceso de enseñanza. Para ellos es natural utilizar plataformas de aprendizaje en línea, recursos digitales multimedia e interactivos e incluso simulaciones de realidad virtual en el contexto académico.
Los universitarios de la generación Z valoran la flexibilidad en sus horarios y la capacidad de personalizar su experiencia educativa, sin importar que sean o no estudiantes de tiempo completo. Por ello, buscan opciones que les permitan elegir entre clases en línea y/o presenciales, módulos de especialización con rutas de aprendizaje personalizables y la posibilidad de avanzar a su propio ritmo.
La generación Z no solo valora el aprendizaje práctico y relevante que les ayude a desarrollar habilidades aplicables al mundo laboral y a la vida cotidiana, sino que tiene una actitud bastante negativa hacia los modelos tradicionales de enseñanza que no son lúdicos ni interactivos, y que no permiten vincular el conocimiento con sus propias necesidades o las de su comunidad.
Las experiencias de aprendizaje basadas en proyectos de la vida real, pasantías, prácticas en campo y otras actividades similares hacen que los planes académicos sean mucho más atractivos para ellos.
Como buenos nativos digitales, los universitarios de la generación Z están acostumbrados a la inmediatez de la interacción social en línea. Por lo tanto, esperan una colaboración más ágil y cercana con todos los actores del entorno educativo, tanto con sus profesores como con sus compañeros. Por ejemplo, gestionar proyectos en equipo mediante redes de mensajería, participar en debates en línea y utilizar herramientas de colaboración digital.
La generación Z creció en un entorno en el que, por primera vez, el bienestar integral del estudiante era tomado en cuenta en los contextos educativos, con énfasis en la salud emocional y física y no solamente en el desempeño académico.
Por tanto, esperan que las instituciones de formación superior ofrezcan servicios de asesoramiento, tutorías académicas, recursos de salud mental, espacios para ejercitarse y programas de bienestar en general que les ayuden a enfrentar mejor sus desafíos personales y académicos en conjunto.
Los universitarios de la generación Z tienden a buscar un sentido más allá del dinero en su educación y carrera. Valoran a las instituciones educativas y empleadores que promuevan valores como la sostenibilidad, la responsabilidad social y la diversidad, y que ofrecen oportunidades para contribuir positivamente a la sociedad.
Si bien para los universitarios de la generación Z es importante acceder a una educación tecnológicamente avanzada, flexible y práctica, también conocen la importancia de las habilidades blandas y cómo desarrollar sólidas competencias de comunicación, trabajo en equipo, sentido crítico y autogestión puede darles una enorme ventaja competitiva en el plano laboral.
La generación Z exige una educación diferente, innovadora y adaptada tanto a sus valores como a las necesidades más inmediatas y realistas de la industria en la que van a desempeñarse. La modalidad flexible es clave para satisfacer esas demandas, pero debe ir mucho más allá de simplemente ofrecer clases en línea y horarios adaptables.
Las universidades que realmente busquen preparar a sus alumnos para enfrentar con éxito los desafíos del futuro y prosperar en su vida personal y profesional necesitan avanzar con paso decidido hacia la integración de nuevos modelos pedagógicos que aprovechan la tecnología disponible, pero que también se atrevan a ser más ambiciosos y a abrazar cierto grado de incertidumbre para darle mayor libertad y autonomía a los estudiantes que quieran desarrollar al máximo sus talentos.
Veamos cinco estrategias que tu universidad debe tomar muy en cuenta en todos sus planes académicos:
Integrar el ABP en la modalidad flexible permite a los estudiantes abordar problemas del mundo real y desarrollar habilidades prácticas al mismo tiempo que aprenden y afianzan conceptos clave.
En lugar de seguir un plan de estudios tradicional, los estudiantes prefieren trabajar en proyectos significativos que requieren investigación, colaboración y resolución de problemas. Esta metodología fomenta el pensamiento crítico y la creatividad, y ofrece una gran sensación de propósito y relevancia en su educación.
El uso de plataformas de aprendizaje en línea en donde puedan acceder a materiales de estudio sumamente atractivos y dinámicos, incluyendo archivos multimedia e interactivos, es algo que la generación Z ya puede encontrar de forma cotidiana en cientos de páginas de cursos virtuales, y no esperan nada menos de su universidad.
Te puede interesar: 👉 Plataformas virtuales educativas: 5 formas de fomentar la enseñanzaLa generación Z valora la adquisición de habilidades prácticas que les preparen para el mundo laboral. Sustituir los tradicionales exámenes por una evaluación basada en competencias permite a los estudiantes demostrar sus habilidades y conocimientos en situaciones reales que ellos mismos han elegido. Los proyectos, presentaciones, simulaciones y portafolios actualmente son herramientas más efectivas para evaluar su progreso y su preparación para el mercado laboral.
Te puede interesar: 👉 4 estrategias pedagógicas para la educación basada en competenciasAunque la modalidad flexible ofrece bastante autonomía, los estudiantes de la generación Z también valoran el apoyo y la orientación de estudiantes con más experiencia, especialmente cuando tienen intereses similares o se están especializando en ramas que son de su interés.
Por su parte, realizar una labor de tutoría o mentoría con los recién llegados o intermedios permite a los alumnos de grados más avanzados ejercitar importantes habilidades relacionadas con la comunicación, el liderazgo y la responsabilidad.
En la medida de lo posible, debemos permitir a los estudiantes diseñar su propio camino académico. Esto puede incluir la posibilidad de tomar cursos flexibles interdisciplinarios, combinar áreas de estudio o incluso validar créditos con pasantías que se adaptan a aplicaciones muy específicas de los conocimientos y técnicas propios de su carrera.
La flexibilidad en la elección de trayectorias académicas empodera a los estudiantes para que sean protagonistas de su proceso de aprendizaje y los motiva a explorar diversas áreas de conocimiento en busca de una formación más integral y en línea con sus intereses y talentos.
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Maioli, E. (2018). Educación y Nuevas generaciones. Los desafíos de la Generación Z. V Congreso de creatividad, diseño y comunicación para profesores y autoridades de nivel medio. Buenos Aires, Argentina. Extraído de: https://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/archivos/695_libro.pdf
Guarneros Chávez, M. A. (2023). La cultura digital en las prácticas educativas de la generación Z. Maestría en Investigación Educativa. Universidad Iberoamericana Puebla. Extraído de http://repositorio.iberopuebla.mx/handle/20.500.11777/5734