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De acuerdo con la UNICEF, la innovación en educación significa encontrar maneras nuevas y simples de resolver problemas reales. Cuando hablamos de problemas “reales” nos referimos a situaciones que afectan la calidad de vida de los individuos y las comunidades.
Partir de esta definición nos ayuda a mantener el concepto de innovación educativa a salvo de ser confundido con estrategias o metodologías cuyo único objetivo es incrementar la empleabilidad, facilitar la entrega de información, agilizar tiempos y/o disminuir costos.
Si bien todos estos son aspectos muy valiosos en la educación universitaria, la innovación va mucho más allá, pues siempre viene ligada a una intencionalidad en la cual los objetivos perseguidos responden a las necesidades de seres humanos integrales dentro de un contexto particular.
Dicho de otro modo, innovar es impulsar la creación de un mundo mejor para todos.
La innovación en educación superior no requiere ni de inversiones millonarias ni de tecnologías exclusivas. La verdadera innovación parte del compromiso de atrevernos a utilizar los recursos disponibles de maneras nuevas y flexibles para crear soluciones más sencillas y asequibles que mejoren la calidad de vida de la gente directa o indirectamente.
Por ejemplo, directamente ayudando a una comunidad con escasez a potabilizar el agua, o indirectamente incrementando la rentabilidad de una industria que genera numerosas fuentes de empleo en la región.
Hay tantas maneras de innovar como formas hay de pensar. Sin embargo, algo que todos los esfuerzos de innovación pedagógica tienen en común es lo siguiente:
La mayoría de las instituciones de educación superior tienen una larga tradición curricular que les brinda credibilidad y autoridad académica, pero al mismo tiempo, esa tradición muchas veces limita las posibilidades de innovación pedagógica y ralentiza el cambio.
Por eso, es bueno tener siempre presentes algunas preguntas estratégicas orientadas a la innovación educativa. Esto puede ser de gran ayuda para tomar mejores decisiones sobre lo que enseñamos y cómo lo enseñamos.
En resumen, innovar no significa forzosamente aplicar todas las nuevas tecnologías y metodologías pedagógicas disruptivas que van surgiendo año con año, esto sería una tarea titánica para cualquier institución.
La innovación en la educación tiene mucho más que ver con mantenernos alertas y curiosos de todas aquellas herramientas que puedan ayudar a nuestros alumnos a ser más competitivos al egresar. “Competitividad” también significa convertirse en factores de cambio positivo para su industria y para su comunidad.
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Hemos puesto mucha atención en que este listado de estrategias de innovación pedagógica se base en propuestas asequibles, logrables y realistas para cualquier institución de educación superior, ya sea pública o privada.
Idealmente, la innovación educativa del futuro implicará herramientas tecnológicas increíblemente sofisticadas. Por ejemplo, realidad aumentada permanente, inteligencia artificial 100% adaptada al estilo de aprendizaje de cada alumno y software de traducción simultánea que permita a un docente en Australia dar una cátedra a alumnos en Beijing y en Nueva Delhi.
Pero por algún lugar se empieza, y no hay mejor forma de lograrlo que abrirnos a las posibilidades de innovación en educación que sí tenemos a la mano aquí y ahora y que, por cierto, siguen siendo muchísimas.
Antes de ponernos a pensar en equipo tecnológico de punta y rutas de aprendizaje mapeadas a detalle por las neurociencias, detengámonos a analizar el tipo de preguntas que están siendo planteadas por los docentes y que están surgiendo de parte de los alumnos.
Una buena pregunta puede hacer mucho más por el aprendizaje significativo que sencillamente enseñar las respuestas estandarizadas que se espera que el alumno conteste en el examen.
De hecho, los planes curriculares que surgen de preguntas estratégicas tienen muchas más probabilidades de lograr que el alumno conecte el aprendizaje con situaciones importantes de la vida cotidiana.
Estas con algunas de las características de las preguntas capaces de alimentar la innovación educativa:
Un docente innovador sabe que su misión no es enseñar respuestas que los alumnos deben memorizar, sino ayudar a los estudiantes a generar preguntas habilitadoras y a descubrir distintas maneras de ampliar el conocimiento a partir de ellas.
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Algunos ejemplos de preguntas que pueden fomentar la innovación educativa en las aulas universitarias son:
Aprender a hacer preguntas habilitadoras es una excelente forma de estimular la innovación en educación, pero para generar aprendizaje significativo, experiencia, competencia y cambio, es importante pasar de la teoría a la práctica, y justamente para eso sirve el design thinking.
El pensamiento de diseño es una metodología/filosofía que pone el aprendizaje en acción y lo convierte en soluciones innovadoras. Algunas de sus características más importantes son:
Se enfoca en buscar soluciones viables a problemas relevantes que afectan la calidad de vida de las personas.
El docente adopta el rol de facilitador de la investigación de los alumnos, pero estos encuentran sus propias rutas y estrategias para encontrar respuestas y generar soluciones.
El trabajo en equipo y multidisciplinario es fundamental.
Se generan prototipos de soluciones desde el inicio, mismos que se van optimizando mediante la integración de herramientas, datos, prueba y error.
¿De qué puede servirle un curso de psicología de las emociones a un programador? ¿de qué le sirve un curso de programación a un psicólogo? ¿cómo se beneficia un enfermero de un curso de análisis de data? ¿para qué quiere un licenciado en relaciones internacionales conocimientos sobre sustentabilidad?
Todas las carreras universitarias y posgrados tienen ciertos requisitos curriculares, es decir, para obtener un título en medicina, ingeniería o mercadología, es necesario tener cubierta cierta cantidad de créditos en ciertas materias preestablecidas. Pero recordemos que la educación universitaria tiene como fin formar humanos integrales, no solamente “empleados capacitados”.
Esto significa que parte de la innovación pedagógica es garantizar un buen margen de personalización del aprendizaje para que los alumnos vinculen los conocimientos propios de su carrera con otras disciplinas de su interés. Especialmente aquellas que les ayudan a generar liderazgo digital en su área, conciencia de su responsabilidad social y sentido humano para su quehacer profesional.
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Las competencias relacionadas con el liderazgo digital y la responsabilidad social tienen la virtud de tener transversalidad disciplinaria, es decir, tienen aplicaciones fantásticas en muchas áreas de conocimiento. Algunas de los temas más innovadores que puedes comenzar a integrar en tu currículum semi abierto se relacionan con:
El trabajo en equipo es parte común y corriente de la educación universitaria, pero, si nos detenemos a pensarlo un poco, ¿qué de nuevo puede aportar un equipo de personas el que todos tienen los mismos conocimientos y nivel de habilidades?
En el contexto de la innovación en educación, trabajar en equipo no significa repartir entre varios estudiantes actividades que cualquiera de ellos podría hacer (por ejemplo, investigar las respuestas de una lista de preguntas, darle formato a una presentación y exponerla frente al grupo), sino combinar saberes, interés y puntos de vista distintos, a veces radicalmente, para crear algo nuevo.
Por ejemplo, ¿Qué pasaría si armáramos un equipo con estudiantes de psicología, pedagogía, programación y diseño para que presenten como trabajo final una solución viable al problema “los estudiantes de secundaria en la región tienen un nivel de comprensión lectura muy inferior al de sus pares en otros países”?
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Otro ejemplo ¿Qué pasaría si juntáramos un equipo interdisciplinario con estudiantes de medicina, robótica, informática y servicio social para proponer una solución a “las personas con discapacidad motora y bajos recursos tienen muchas menos oportunidades laborales”?
Y ¿qué hay de los docentes? El trabajo en equipo también es fundamental para que los maestros y las instituciones encuentren mejores soluciones a los retos que enfrenta la universidad día con día.
Por ejemplo, frente a problemáticas como bajo nivel de aprovechamiento, ausentismo, abandono escolar, burnout del personal, problemas de administración de tiempo, etc., valdría la pena darle una oportunidad a equipos multidisciplinarios de docentes y personal administrativo que desde sus distintas áreas de especialidad construyan soluciones transversales, innovadoras e integrales.
En Pearson Higher Education nos caracteriza la búsqueda y desarrollo constante de herramientas innovadoras para tu institución.
Desde nuestra aclamada Biblioteca Virtual hasta nuestras plataformas digitales de aprendizaje, somos un gran aliado para que tus alumnos y tus docentes puedan enfocarse en lo verdaderamente importante: hacer de este mundo un lugar mejor.
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