Algunas personas logran exprimir cada minuto del día para alcanzar metas muy ambiciosas e incluso disfrutan de bastante tiempo libre, mientras que otras se ven atrapadas en un torbellino de actividades confusas sin sentir que avanzan significativamente. Hay muchos factores que llevan a algunos a organizarse mucho mejor, pero el ámbito académico, donde estudiantes y docentes enfrentan el desafío de equilibrar estudios, trabajo y vida personal, debe ser un ambiente diseñado para desarrollar la gestión del tiempo como una habilidad clave.
Está comprobado que una gestión efectiva del tiempo no solo permite a los estudiantes obtener mejores calificaciones, sino que también reduce el estrés y la deserción académica en los primeros años de la carera, lo cual es un indicador crítico de viabilidad educativa en muchas universidades. Para los docentes, optimizar el tiempo significa poder dedicarse a las clases, la investigación y otras responsabilidades sin sacrificar la calidad de la enseñanza ni la vida personal.
Hoy exploraremos cómo la gestión eficiente del tiempo puede transformar la experiencia educativa y profesional, proporcionando estrategias y herramientas para crear una verdadera cultura del aprovechamiento de este recurso tan valioso y limitado.
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La administración del tiempo es una habilidad elemental que permite a las personas trabajar de manera más inteligente en lugar de más duro, para así poder lograr más en menos tiempo, incluso cuando el tiempo es limitado y se está trabajando bajo presión.
Está comprobado que la gestión del tiempo no solo tiene que ver con lograr objetivos en el lapso esperado, también puede ser una dimensión importante del bienestar y la paz mental de las personas. Entre otras cosas, ayuda a:
Al tener un plan claro y priorizar las tareas según su importancia y atendiendo a una secuencia lógica, las personas pueden enfocarse en las actividades vertebrales de cualquier proyecto, evitando perder tiempo en tareas menos críticas.
Por ejemplo, gestionar un proyecto que implica hacer una investigación de campo con entrevistas requiere de hacer un cronograma inicial, diseñar la metodología de la investigación y programar las entrevistas antes de salir directamente a entrevistar a personas y arriesgarnos a que los cuestionarios no estén correctamente alineados con los objetivos de la investigación o a que sea necesario duplicar el trabajo y el tiempo invertidos.
Con una gestión adecuada del tiempo, se reduce la necesidad de trabajar apresuradamente, lo que puede mejorar la calidad del trabajo realizado. Por ejemplo, un estudiante que se enfrenta a la entrega de un trabajo final puede dividir el proyecto en tareas más pequeñas y manejables, asignando tiempo específico para la investigación, redacción, revisión y edición.
Esto no solo asegura que cada sección del trabajo reciba la atención adecuada, sino que también evita el estrés y las prisas de último momento, que a menudo conducen a errores y a tener que conformarse con entregar un trabajo de menor calidad.
Sentir que el tiempo se nos viene encima puede tener un efecto devastador para el estado de ánimo y, en muchos casos, es el detonador de episodios graves de ansiedad, depresión o incluso ataques de pánico entre los universitarios.
Al organizar adecuadamente nuestro tiempo y tareas, evitamos la sensación de que no alcanzaremos a entregar todo y eso nos permite trabajar de forma más tranquila, placentera y enfocada. Dicho de otra manera: fortalecer nuestra habilidad de gestionar el tiempo también fomenta un círculo virtuoso emocional.
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Tanto en el ambiente académico como laboral, existen algunos grados o puestos que demandan un rendimiento muy elevado de los candidatos, Por ejemplo, los estudiantes muchas veces necesitan competir con cientos de aspirantes para lograr una plaza en un posgrado internacional o entrar a una empresa reconocida.
Una buena administración del tiempo incrementa las probabilidades individuales de lograr más éxitos y metas personales o profesionales, pero esto también repercute en la reputación y la competitividad de la universidad de la que egresan, por lo que no solo ofrece beneficios individuales, sino que fortalece a la comunidad académica en su conjunto.
Ser más eficientes con nuestro tiempo no significa que lo utilizamos todo para trabajar o para actividades productivas, ya que el ocio, el esparcimiento y el fortalecimiento de nuestros vínculos interpersonales es una dimensión humana igual o más relevante.
Por ejemplo, un emprendedor que está trabajando en lanzar su startup requiere muchas horas de dedicación para echar a andar su nuevo negocio, pero enfocarse totalmente en el trabajo significaría sacrificar tiempo invertido en su familia, ejercitarse y relajarse, lo cual, al final, de todas formas le impediría disfrutar de manera integral los beneficios que obtenga con su emprendimiento.
Al comprometerse con una gestión del tiempo equilibrada, puede bloquear horas específicas del día dedicadas a actividades familiares, ejercicio y para dedicarle a sus pasatiempos. Este enfoque le permite avanzar en su proyecto empresarial y al mimo tiempo mantener una dimensión personal saludable y activa, que también es esencial para la plenitud y la calidad de vida.
Como puedes ver, la administración del tiempo es una habilidad compleja que implica una serie de habilidades más básicas como establecer metas claras, priorizar tareas, planificar con anticipación, establecer límites y tomar descansos adecuados para mantener la productividad, pero también para proteger el bienestar y la salud.
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¿Por qué es tan importante darle importancia a la gestión del tiempo como una habilidad transversal que hay que fortalecer de manera permanente en toda tu institución? La respuesta es que, hoy más que nunca, la gestión eficiente del tiempo se ha convertido en una habilidad crucial tanto para el éxito académico como profesional y social.
Con la evolución innegable hacia un paradigma de aprendizaje autónomo y continuo, los estudiantes deben adoptar un rol cada vez más activo en su educación, lo que requiere una planificación y organización del tiempo más estratégica para evitar el estrés y maximizar el rendimiento. La habilidad para gestionar el tiempo también es vital en el ámbito laboral, donde una buena organización puede aumentar la productividad y fomentar un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal.
La transición al trabajo remoto e híbrido, acelerada por la pandemia global, ha resaltado aún más la importancia de una gestión del tiempo efectiva. Para muchos, el trabajo a distancia presenta desafíos como la dificultad de separar el espacio laboral del personal, lo que puede llevar a un aumento del agotamiento e incluso al burnout.
A todo esto, hay que sumarle el hecho de que la era digital ha traído más distracciones cotidianas que nunca, como las redes sociales y los hiperestímulos constantes, frente a los cuales desarrollar la capacidad de proteger nuestros tiempos y nuestra capacidad de atención y enfoque ya no es opcional.
Por todo lo anterior, es fundamental que la formación profesional no solamente abarque dotar habilidades y conocimientos técnicos, sino también un buen bagaje de habilidades blandas e interpersonales, entre las cuales destaca la gestión del tiempo.
Para alcanzar una gestión del tiempo más eficiente en la universidad, es crucial adoptar estrategias que se ajusten a la realidad de cada estudiante y educador o investigador. Aunque la “teoría de los tres 8” sugiere un equilibrio ideal de ocho horas entre sueño, trabajo productivo y ocio, en la práctica, lograr este balance puede ser desafiante. Veamos algunas estrategias y recomendaciones para optimizar la gestión del tiempo en el entorno universitario:
Es importante que tus estudiantes se acostumbren a pensar, analizar y tomar responsabilidad respecto a cómo utilizan su tiempo. Saber cuántas horas dedican al estudio y aprender a evaluar la calidad real de este tiempo es un punto de partida muy importante para que puedan comenzar a optimizar su gestión. No todas las horas de estudio son igualmente productivas, por lo que identificar sus patrones y hábitos individuales puede ayudarles a hacer ajustes significativos.
Por ejemplo, enseñarle a tu comunidad académica a conocer sus biorritmos e identificar sus picos de productividad a lo largo del día, así como abrir opciones para realizar actividades en diferentes horarios, permite que todos se autogestionen de la mejor manera y que, desde las estrategias que mejor le funcionen a cada quien, se eleven los resultados generales de toda la institución en lo relativo a calificaciones, proyectos realizados, metas cumplidas, etc.
Alienta a los docentes a establecer metas específicas y alcanzables para cada clase o módulo, asegurando que los estudiantes comprendan lo que se espera de ellos. También es importante que sepan cómo instruir a los alumnos sobre cómo priorizar las tareas de cada módulo de aprendizaje basándose en su importancia y urgencia. Esto puede incluir la creación de secuencias de tareas que se contextualizan en proyectos más grandes, o el uso de herramientas digitales para organizar y recordar fechas de entrega y exámenes.
Asegúrate de que todos estén familiarizados con las plataformas digitales y herramientas en línea que pueden facilitar tanto el aprendizaje como la enseñanza. Por ejemplo, plataformas de gestión del aprendizaje o LMS que permitan a los estudiantes acceder de forma instantánea a los materiales de curso, enviar tareas y recibir retroalimentación, y a los docentes obtener resultados de evaluaciones de opción múltiple sin tener que calificar una por una.
Los gestores de tareas, calendarios y aplicaciones de productividad también pueden ser muy útiles, pero hay que asegurarse de que los estudiantes y docentes realmente estén sacando el máximo provecho posible de estas herramientas para organizar su tiempo y recursos.
Capacita a los estudiantes en técnicas como la técnica Pomodoro, mapas mentales o el aprendizaje basado en problemas para incrementar su eficiencia y retención de información. Para ciertas carreras, aprender metodologías Agile o Scrum también pueden ofrecer mucho valor añadido al egresar al mundo laboral. Estas actividades de capacitación en gestión de tiempo pueden hacerse de manera grupal y ser muy divertidas y enriquecedoras en sí mismas.
No olvides fomentar la creación de grupos de estudio y discusión para promover el aprendizaje colaborativo y activo, aprovechando la diversidad de perspectivas y conocimientos.
Educa sobre la relevancia de tomar descansos regulares para mantener la mente fresca y evitar el agotamiento. Esto puede incluir la promoción de técnicas de relajación o la implementación de espacios de descanso en la universidad. Además, nunca está de más animar a los estudiantes a participar en actividades fuera del aula que complementen su formación académica y les permitan desconectar y recargar energías, como deportes, clubes de interés y, sobe todo, voluntariados en su comunidad.
Implementando estas estrategias, tu universidad puede ayudar a los estudiantes y educadores a gestionar su tiempo de manera más efectiva, llevando a una experiencia educativa más rica y equilibrada.
En Pearson Higher Education, entendemos la importancia de una gestión eficiente del tiempo para el éxito académico y profesional. Por eso, te ofrecemos una amplia gama de herramientas y recursos diseñados para ayudar a estudiantes y educadores a optimizar su tiempo, mejorar su rendimiento y fortalecer las habilidades blandas e interpersonales relacionadas con la productividad y el bienestar.
Nuestras soluciones utilizan tecnología de punta para adaptarse al ritmo y estilo de aprendizaje de cada estudiante, permitiendo un estudio más eficiente y personalizado que ayuda a los alumnos a enfocarse en áreas que necesitan más atención.
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Trujillo Fernández, R. E., & López Guillén, I. (2022). Administración del tiempo. Diseño instruccional para el desarrollo de competencias profesionales en un modelo académico asistido por tecnología en Programas Educativos STEM. Universidad Tecnológica de Jalisco. Extraído de https://www.utj.edu.mx/wp-content/uploads/2022/09/Administracion-del-tiempo.pdf
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