Autorregulación en el aprendizaje: la habilidad clave en 2022
- Fecha de publicación: 23 de marzo de 2022
La autorregulación del aprendizaje se define como un proceso de autorreflexión y acción en el que los estudiantes estructuran, controlan y evalúan su propio aprendizaje.
Índice de Contenido
- Autorregulación: ¿Qué es y para qué nos sirve?
- Autorregulación y los procesos cognitivos
- La autorregulación en el aprendizaje
3.1 Autorregulación desde la metacognición
3.2 La autorregulación desde lo Volitivo
3.2.1 Fallos en lo volitivo
3.2.2 Contrarrestar los fallos volivitos - La regulación emocional
- 7 estrategias para guiar a tus estudiantes hacia la autorregulación
La sociedad se encuentra en constante cambio y la pandemia ha sido un claro ejemplo de un cambio acelerado en nuestro estilo de vida. Seguramente has empezado a notar diferentes tipos de reuniones, diferentes formas de hacer las mismas labores o incluso diferentes habilidades que has tenido que desarrollar para sobrellevar este periodo.
Actualmente en nuestro día a día, necesitamos más habilidades para afrontar los retos a los que nos enfrentamos, pero ¿qué habilidades debo desarrollar? ¿cuáles son aquellas que más me pueden servir?
Existe una habilidad que es poco nombrada pero que resulta una habilidad central para cualquier ser humano, estoy hablando de la habilidad de la autorregulación. Te preguntarás ¿qué es autorregulación? ¿a qué te refieres cuando dices que es una habilidad central?
¡Te invito a iniciar conmigo un viaje hacia el autodescubrimiento y hacia la búsqueda de una habilidad que te permita alcanzar todas tus metas!
Autorregulación: ¿Qué es y para qué nos sirve?
Cuando hablamos de autorregulación, esta puede ser definida de distintas formas dependiendo de la perspectiva o la disciplina a la que la acotemos, no obstante, todas las definiciones que podemos encontrar suelen tener algo en común, el control de uno mismo ante diversas situaciones.
Para partir de un concepto en común, seguiremos profundizando en la autorregulación entendida como el proceso mediante el cual controlamos nuestros pensamientos, impulsos, emociones y acciones (Baumeister y Vohs, 2004).
Con base en esta definición, ¿qué sería la autorregulación aplicada a nuestra vida diaria? Si a través del desarrollo de esta habilidad podemos variar nuestra respuesta ante situaciones determinadas, esto significaría la posibilidad de cambiar nuestro estado actual por el estado deseado.
Es decir, si mi estado actual el día de hoy es que no estoy cómoda con mi físico y siento que necesito bajar unos cuantos kilos, la autorregulación me permitiría variar mi respuesta diaria ante la comida y el ejercicio, obteniendo así el resultado deseado.
Wine (2011) define a la autorregulación como un proceso de comparación constante entre el estado actual y el deseado que permite reducir las diferencias entre ambos. Esto indica que no es una acción que se realice en una sola ocasión, sino por el contrario, una habilidad desarrollada a través del tiempo.
Autorregulación y los procesos cognitivos
En un estudio realizado en el 2016 (Bagetta y Alexander) sobre la autorregulación, se encontró que no existía una definición hegemónica, pero existían atributos presentes en la mayoría de las definiciones, que hacían alusión a los procesos cognitivos y a los procesos cognitivos de alto orden.
Es precisamente en los procesos cognitivos donde encontramos la clave para lograr la variación hacia el estado deseado, puesto que estos son los encargados de guiar la acción y el comportamiento esencial contribuyendo de esta forma al monitoreo constante y por ende a la autorregulación.
Bagetta y Alexander (2016) explican que dentro de los componentes de las funciones ejecutivas se encuentran:
- El control inhibitorio
- La memoria de trabajo
- La flexibilidad cognitiva
Como podemos observar, las funciones ejecutivas se encuentran estrechamente ligadas a la autorregulación para el logro de nuestros objetivos, lo cual me hace reflexionar sobre ¿Cómo podemos aplicarla en el aprendizaje? ¿Cómo desarrollo esta habilidad en mis estudiantes? ¿Soy una persona con esta habilidad desarrollada?
Y más importante aún, antes de pasar al tema de la autorregulación aplicada en el aprendizaje ¿realmente la autorregulación puede aprenderse? ¿puede enseñarse?
La autorregulación en el aprendizaje
Todos hemos sido estudiantes en algún momento de nuestras vidas y seguramente nos hemos topado con infinidad de obstáculos que en ocasiones hemos sabido librar y en otras hemos obtenido un resultado no deseado.
Quiero que pienses en aquella materia que odiabas en la secundaria, aquellas actividades que te frustraban o aquellos contenidos que por más que quisiste estudiar, nunca llegaste a incorporarlos del todo.
¿Qué pasaba por tu mente cuando te encontrabas en esa materia? ¿cuáles eran los obstáculos que te impedían disfrutar de tu proceso de aprendizaje?
La autorregulación en el aprendizaje juega un papel fundamental para alcanzar nuestros objetivos. Ese diez que necesitamos para pasar una materia, el vocabulario de inglés que requerimos aprender para viajar por el mundo y darnos a entender, o bien, la culminación del proyecto en el que hemos venido trabajando por meses están estrechamente ligados a la autorregulación.
Pero ¿en qué consiste la autorregulación en el aprendizaje? Tres décadas de investigación han derivado en distintos modelos que pretenden explicar la autorregulación. Algunos desde la metacognición, otros en lo volitivo y otros tantos desde lo emocional.
Desde mi perspectiva, cada uno tiene aportaciones relevantes que permiten analizar el proceso y aplicarlo en diferentes contextos.
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Autorregulación desde la metacognición
Uno de los modelos más utilizados para explicar la autorregulación desde lo cognitivo, es el modelo cíclico de autorregulación de Zimmerman (2009) que plantea 3 etapas con microprocesos articulados cíclicamente.
Imagina que ingresas a un curso de un idioma extranjero y te asignan una tarea de investigación y exposición de un tema que te guste.
La primera etapa es la de planificación en dónde con base en creencias motivacionales se analiza la tarea y se definen metas generando una estrategia.
Por este motivo, si tu experiencia previa en el aprendizaje de idiomas es negativa, tu autoeficacia se verá mermada, derivando en metas de evitación, quizá en ese momento nuestra meta principal sea “no quedar en ridículo” por lo que nuestras acciones irán encaminadas hacia ese objetivo.
La segunda etapa consiste en la ejecución, donde adquiere suma relevancia el autocontrol y la auto-observación con la finalidad de mantener la concentración y el esfuerzo.
La clave principal de esta etapa es el monitoreo constante que puede hacerse mediante el autoregistro, lo que nos permitirá identificar los obstáculos que se nos presentan y las estrategias o subprocesos que vamos utilizando en el camino.
La tercera etapa es la autoreflexión en donde se incluyen estrategias de autojuicio y autorreacción, atribuimos nuestra participación al éxito o al fracaso lo que determina nuestra reacción de autosatisfacción y la inferencia adaptativa o evitativa, lo que da pie a nuevas etapas de planificación.
Es decir, si consideramos que lo hicimos muy bien, fue una presentación exitosa por lo que nos sentiremos satisfechos con el esfuerzo realizado y buscaremos vernos involucrados en una situación similar.
Por el contrario, en caso de considerar nuestra presentación como un fracaso, no estaremos satisfechos con el resultado ni el esfuerzo puesto en la tarea y evitaremos encontrarnos en situaciones similares en un futuro.
La autorregulación desde lo Volitivo
Cuando realizamos una tarea, estudiamos para un examen o trabajamos en un proyecto; pasamos por un proceso que implica la resolución de conflictos y manejar emociones como el aburrimiento, la frustración, el desinterés o la distracción hacia actividades que pudieran resultar más placenteras.
¿Cuántas veces has dejado un proyecto personal por falta de voluntad? ¿Qué decisiones sueles tomar cuando tienes un obstáculo o una distracción que se interpone en tu camino? ¿Qué tiene más peso en tu vida, tus deseos o tus objetivos? ¿Qué tan persistente eres?
Todas estas preguntas son importantes cuando se trata de entender la voluntad hacia el logro de objetivos en el contexto académico.
Lo volitivo se ha operativizado como la regulación de la motivación y de la emoción. (Dewitte y Lens, 1999).
La competencia volitiva se puede entender como la habilidad para fijarse una meta y protegerla de acciones que la obstaculicen (Kuhl y Fuhrman, 1998) por lo que entra en juego la persistencia, el esfuerzo y la concentración hacia la tarea determinada.
Pensemos que necesitas estudiar para un examen de lengua extrajera y decides seguir de manera cognitiva el modelo de Zimmerman por lo que defines como objetivo estudiar todos los días 1 hora durante tres meses hasta dominar los verbos en esta unidad de estudio.
La primera semana cumples rigurosamente con tu estudio, pero algo ocurre conforme transcurre el tiempo por lo que en la segunda semana fallas solo un día y piensas que no volverás a fallar, te mantienes con una mentalidad positiva, pero en la tercera semana solo estudias tres días y poco a poco va disminuyendo la cantidad de estudio por semana hasta que prácticamente llega a ser nulo.
¿Cuáles son los factores que pudieron haber intervenido? ¿Cuáles son los fallos en lo volitivo que pudieron acontecer?
Fallos en lo volitivo
Los fallos en lo volitivo son multifactoriales y pueden ser desencadenados en cualquier momento del proceso.
Uno de los fallos más comunes es la rumiación cognitiva. Lo que implica tener un pensamiento recurrente sobre algo que nos preocupa o nos interesa, que termina desviando nuestra atención fuera de nuestro objetivo.
Por ejemplo, cuando te encuentras involucrado en una situación que te afectó emocionalmente, puedes estar dándole vueltas en tu cabeza de manera constante preguntándote ¿por qué pasó? ¿qué hice mal? ¿cómo corrijo la situación? ¿tiene solución? ¿cómo debería actuar? Apartando tu atención de tu objetivo principal.
La indecisión es otro de los fallos más comunes. Quizá lo hayas experimentado con trabajos que te demandan creatividad. Quizá te muestres indeciso sobre la forma de ejecutarlo, su presentación, lo que quieres expresar, el público al que te quieres dirigir, entre otras.
La procrastinación, que significa de acuerdo al diccionario de Oxford “aplazar una obligación o un trabajo "es uno de los fallos que seguramente debes haber experimentado. Muchas veces ni siquiera sabes por qué aplazas la realización de la tarea; puede haberse convertido en una costumbre que dependiendo de nuestro contexto familiar y social pudimos haber adquirido.
¿Cuántos de ustedes para adaptarse a su entorno social, aprendieron que era mejor realizar las tareas unos días antes de la fecha de entrega con la intención de no trabajar de más, no tener que modificar lo ya trabajado o no regalar su esfuerzo con alguien más?
Otro de los fallos más comunes en las personas suele ser la debilidad para resistir tentaciones, por lo que a pesar de tener claras nuestras metas, podemos darle mayor importancia a ver esa serie que tanto nos gusta o pasar un rato agradable con la familia.
Evitar la demora en la gratificación se da cuando no somos capaces de esperar a la gratificación a largo plazo que será sin duda aún mayor a la de corto plazo, por lo que nos conformamos con gratificaciones inmediatas que nos impiden alcanzar la gratificación de la culminación de nuestra meta.
Podríamos abordar más fallos en lo volitivo, pero conviene reflexionar primero ¿cuál de estos fallos suelo tener en mis procesos de aprendizaje? ¿qué fallos he podido identificar en mis estudiantes? Y la pregunta que seguramente te estarás haciendo ¿Qué estrategias puedo utilizar cuando detecto uno de los fallos en lo volitivo?
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Contrarrestar los fallos volivitos
Kuhl y Fuhrman (1998) proponen la autorregulación y el autocontrol como estrategias a los fallos volitivos, siendo concebidas como modalidades opuestas y adaptativas.
El autocontrol es necesario cuando la meta que perseguimos no la sentimos nuestra, por ejemplo, cuando tenemos que entregar una tarea que no nos interesa ni nos emociona en lo más mínimo, pero sabemos que es parte importante de la calificación final.
Entonces, nuestra meta será realizar la tarea de manera exitosa, pero para ello deberemos postergar nuestras metas y deseos personales, lo que puede resultar perjudicial para el bienestar de las personas cuando se utiliza en exceso. (Kuhl y Fuhrman, 1998)
Dentro del autocontrol se tiende a controlar la atención, la motivación, la activación, la emoción y los impulsos con el único fin de alcanzar la meta trazada.
La autorregulación por su parte podría describirse como el equilibrio entre las metas y los deseos de una persona. Se utiliza la autorregulación cuando las metas son consideradas propias y predomina el afecto positivo.
Cuando decides estudiar un nuevo idioma porque te emociona poder platicar con una amiga que conociste en tus vacaciones, tu meta está llena de afecto positivo y parte de un objetivo propio, un deseo que te permite experimentar el proceso de aprendizaje desde otra perspectiva.
Un ejemplo de la autorregulación suele ser el estado mejor conocido como “Flow”. ¿te ha pasado que estás tan concentrado y motivado en una actividad que disfrutas, que no sientes como pasa el tiempo o quizá hasta olvidas la hora de comida? Entonces has experimentado el estado de Flow considerado uno de los pilares básicos de la psicología positiva. (Mihaly Csikszentmihalyi, 2009)
La regulación emocional
Gross (2013) define la regulación emocional como “la activación de una meta para regular la magnitud o la duración de la respuesta emocional, de forma ascendente o descendente”, es decir, consiste básicamente en cambiar la respuesta emocional ante las situaciones que las generan.
Para hablar de estrategias de regulación emocional debemos entender el ciclo de generación de la respuesta emocional que proponer Gross y nuevamente, para no entrar a detalle en la teoría, explicaré el ciclo de generación de emociones a partir de un ejemplo.
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Selección de la situación
Imagina que eres un estudiante recién ingresado a la universidad y el maestro hace una pregunta de la cual consideras saber la respuesta, puedes elegir decirla en voz alta y enfrentarte quizá a haber cometido un error, o puedes decidir quedarte callado y evitar esa situación incómoda.
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Modificación de la situación
Una vez que has seleccionado la situación, decir o no la respuesta, puedes intentar modificar la situación, dar una breve explicación de lo que vas a decir, decirlo en voz baja o descartar al final lo que has dicho a modo corrección.
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Despliegue emocional
Con el fin de no prolongar la emoción de pena al decir algo incorrecto, puedes desviar la atención hacia otro objetivo, por ejemplo, preguntar sobre un tema diferente o pedir directamente cambiar el tema.
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Cambio cognitivo
En caso de que no hayas podido evitar la prolongación de la emoción y continúes siendo el foco de atención debido a la respuesta que diste, te puedes enfocar en cambiar tu modo de pensar, por ejemplo “un error no me define”. Esta estrategia es conocida como reappraisal o resignificación cognitiva.
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Modulación de la respuesta
Si no pudiste realizar la estrategia de reappraisal y la pena te invade, tendrás como resultado respuestas fisiológicas y de comportamiento, por lo que se suele utilizar la estrategia de la supresión emocional para modular la respuesta ante la situación, seleccionando las palabras y la actitud que tomarás ante ella.
7 estrategias para guiar a tus estudiantes hacia la autorregulación
Autores como Pekrun y Perry (2014) afirman que la activación emocional impacta en la concentración, motivación y estrategias en el aprendizaje, ¿cómo ayudamos entonces a nuestros estudiantes en este proceso?
Frenzel y Stephens (2013) explican que la situación puede ser considerada como exitosa o de fracaso, pero lo que realmente genera la emoción, es la interpretación que se le da a la misma, el juicio cognitivo que realizamos, por lo que resulta aún más relevante la estrategia de resignificación cognitiva o appraisal.
Si bien es cierto que introducir la estrategia de resignificación cognitiva a nuestra vida para regular nuestras emociones es tarea de cada uno, como docentes podemos ayudar en el proceso a partir de pequeños cambios:
- Desafía a tus estudiantes
Revisa que las tareas que asignes sean claras, organizadas e impliquen cierto nivel de desafío, esto aumenta las posibilidades de appraisal. - Feedback
Cuando des feedback enaltece las cualidades de tus estudiantes y marca los errores de manera que el estudiante no lo vea como un fracaso, sino como una oportunidad de crecimiento, esto aumenta la sensación de control y el afecto positivo. - Evita la desmotivación
Evita poner a tus estudiantes en situaciones que puedan generar emociones desactivadoras como la desesperanza, el aburrimiento, la frustración o la tristeza. - Comunicación correcta
Utiliza el habla positiva, vuélvete consciente del lenguaje que utilizas ante circunstancias que consideres estresantes, recuerda que las palabras tienen un impacto enorme en nuestro cerebro y son capaces de cambiar la forma en que percibimos al mundo. - Fallo en lo volitivo
Pide a tus estudiantes identifiquen el fallo en lo volitivo y utilicen estrategias de autocontrol o autorregulación para contrarrestarlo. - Motivación
Utiliza frases motivacionales dentro de las instrucciones de las tareas que asignes, evaluaciones o proyectos, esto facilitará que tus estudiantes se den autoinstrucciones para lograr el objetivo. - Fomentar el progreso del aprendizaje
Incluye en tus asignaciones (tareas, proyectos o evaluaciones) elementos donde usen su creatividad para que tus estudiantes los perciban como metas propias.
La autorregulación es un proceso mediante el cual podemos alcanzar cualquier objetivo que tengamos en mente, sin duda, es una habilidad que resulta primordial pulir para nuestra vida personal, pero también para nuestra vida profesional.
Como docentes tenemos la obligación moral de guiar a nuestros estudiantes en el logro de sus objetivos académicos a través de las herramientas que les proporcionamos día a día. ¿Consideras que la autorregulación podría ser la clave para el aprendizaje en 2022? ¿qué estrategia vas a implementar en tus sesiones?
Referencias
Trías, D. & Huertas, J. (2020). Autorregulación en el aprendizaje: Manual para el asesoramiento psicoeducativo. Ediciones UAM. Madrid
Zimmerman, B. J. (2000). Attaining self-regulation. Asocial cognitive perspective. In M.Boekaerts, P. Pintrich, & M. Zeidner (Eds), Handbook of Self-Regulation. San Diego: Academic Press.
Baggetta, P., & Alexander, P.a. (2016). Conceptualization and Operationalization of Executive Function. Mind, Brain, and Education, 10 (February); 10-33. https://doi.org/10.1111/mbe.12100
Gross, J.J. (1988). The emerging field of emotion regulation: an integrative review. Review of General Psychology, 2(5), 271-299. https://doi.org/10.1017.S0048577201393198
Kuhl, J. (1996). Who controls whom when “I control myself”? Psychological Inquiry, 7(1), 61-68.
Pintrich, P.R., & Zusho, A. (2007). Student motivation and self-regulated learning in the college classroom. In R.P. Perry & J.C. Smart (Eds.), The scholarship of teaching and learning in higher education: An evidence-based practice (pp.731-810). Springer US. https://doi.org/10.1007/1-4020-5742-3_16
Maestra en Comunicación Estratégica y Administración. Especialista en aprendizaje socioemocional. Comprometida con la innovación y mejora de la educación.
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