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La alfabetización digital es una prioridad para la educación superior: aunque la población universitaria actual nació en la era de los llamados “nativos digitales”, no todos cuentan con las habilidades tecnológicas de comunicación y gestión necesarias para enfrentarse al mercado laboral.
Desde la aparición de Internet, los ambientes digitales y la tecnología que se asocia con ellos no han dejado de evolucionar y ganar terreno; la innovación es la única constante y la tendencia indica que nuestros estudiantes se desarrollarán profesionalmente en un entorno VUCA (Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo).
Sin embargo, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la llamada brecha digital aún es una realidad muy presente -sobre todo en los países en desarrollo- que tiene profundas consecuencias económicas y sociales en cientos de comunidades sin acceso, uso o apropiación de las TIC.
De acuerdo con el Programa de Información para Todos (IFAP) de la UNESCO, contar con ecosistemas de información universales, accesibles, basados en derechos, participación y una internet abierta, es fundamental para que se alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Esta realidad fue mucho más evidente durante la pandemia, cuando aproximadamente ochocientos millones de estudiantes no pudieron continuar con sus estudios por no contar con la tecnología o los conocimientos necesarios para tomar clases en línea.
En este sentido, la alfabetización digital es también un esfuerzo estratégico de inclusión social y, por tanto, los gobiernos de los países en desarrollo necesitan redoblar esfuerzos e inversiones en infraestructura digital.
Sin embargo, el acceso a la información y a las herramientas digitales no depende solo de su accesibilidad, también de que los usuarios sepan utilizarlas y cuenten con la motivación de aprovecharlas para su desarrollo personal y profesional.
Por ello, la alfabetización digital es mucho más que familiarizarnos con las tecnologías de uso más extendido en la actualidad. Es aprender a mantenernos actualizados, perderle el miedo a probar nuevas herramientas y perfeccionar un sentido crítico que nos permita identificar sus ventajas y sus riesgos.
Cabe destacar que en las instituciones educativas la alfabetización digital no solamente es un esfuerzo que se realiza para con los alumnos, sino que es una filosofía extensiva a los docentes, personal administrativo y autoridades académicas.
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Hace tan solo algunas décadas, la noción generalizada de alfabetización digital consistía en aprender a utilizar ofimática básica, a realizar búsquedas en las versiones tempranas del internet y, como mucho, crear sitios web sencillos en HTML.
Actualmente, el universo de las TIC es mucho más vasto y su aplicación cotidiana en cientos de disciplinas y áreas profesionales abarca temas mucho más complejos, como el uso de tecnología en la nube, la programación, el análisis de big data, la inteligencia artificial y el machine learning, el posicionamiento web, y un largo etc.
Las nociones digitales con las que tenemos que estar familiarizados hoy en día para poder decir que estamos alfabetizados en este aspecto son infinitamente más abundantes que las que necesitaban generaciones anteriores.
Por esta razón, la enseñanza de las herramientas tecnológicas ha pasado de estar confinada en la materia de “computación” a ser un eje transversal de importancia fundamental en todos los planes académicos de educación superior.
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Es poco realista pensar que los alumnos llegan a la educación superior con conocimientos tecnológicos que van más allá de lo meramente superficial y al dejar de lado este tema tan importante, nos arriesgamos a una verdadera desactualización laboral al momento de su egreso.
Las siguientes son cinco razones poderosas para darle prioridad a la alfabetización digital en tu institución de educación superior que quizá no conocías:
Cuando los estudiantes, docentes y personal administrativo están alineados con las herramientas digitales disponibles en nuestra organización, muchos procesos se pueden agilizar y se evitan infinidad de errores.
Una cultura de la alfabetización digital permanente abarca a todos los actores involucrados en la educación y no solo vuelve más competitivos a los estudiantes, también a la institución académica en su conjunto.
Así mismo, una actitud positiva en torno a las TIC ayuda a disminuir las resistencias frente a la adopción de nuevas tecnologías y procesos, ya que estos no se interpretan como una amenaza sino como una oportunidad de mejorar las condiciones de trabajo y aprendizaje para todos.
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La alfabetización digital en las universidades tiene como resultado un mayor uso de los sistemas tecnológicos y las aplicaciones en la nube para realizar tareas cotidianas, desde ingresar a los contenidos didácticos hasta realizar los exámenes.
Esta migración de actividades al territorio virtual, además de hacerlas mucho más ágiles y monitoreables, puede enriquecer el volumen y la calidad de la información que utilizamos para tomar decisiones estratégicas mediante el análisis de la información.
Por ejemplo, una inteligencia artificial con un buen acceso a la data comportamental de los alumnos, puede ayudarnos a detectar tendencias o factores de riesgo de deserción escolar.
Los sistemas de la información no solamente facilitan la comunicación humana, también promueven el intercambio de información entre diferentes disciplinas y áreas del conocimiento.
Gracias a la alfabetización digital avanzada, los estudiantes pueden aprovechar la tecnología para crear puentes entre su área de especialización y otros saberes, para “traducir” data accionable de un lenguaje epistemológico a otro y así tener más elementos para responder preguntas y encontrar soluciones a problemas muy complejos y multideterminados.
Las tendencias laborales del home office y el nomadismo digital ya son una realidad global que está moldeando profundamente los esquemas laborales actuales.
Ha sido justamente gracias a los sistemas digitales modernos que el trabajo remoto está pasando de ser la excepción a ser la regla, y esto no solo significa que cada vez más personas desean trabajar desde sus hogares, o desde cualquier lugar del mundo, también que las empresas están priorizando la contratación crossboarder.
Este fenómeno es especialmente relevante en lo relativo al ámbito tecnológico, pero las grandes compañías en países desarrollados también están contratando cada vez más talento de países en desarrollo para realizar tareas administrativas, de gestión de la salud, diseño, creación de contenido y marketing, entre otras.
La alfabetización digital permite a nuestros estudiantes navegar en el mundo virtual de las oportunidades laborales remotas, expandiendo así sus posibilidades de obtener un buen ingreso.
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Finalmente, cada vez podemos ver más programas de estudio directa o indirectamente relacionados con la tecnología digital y con la globalización.
En algunas instituciones ya existen talleres que van más allá de la programación y el análisis de datos, y que enseñan a los estudiantes a editar su propio contenido y difundir su marca personal a través de las redes sociales, por mencionar solo una de las muchas aplicaciones de la tecnología en el panorama laboral actual.
La importancia que le dan los estudiantes a la preparación digital en la universidad no para de crecer, y por eso están buscando planes de estudio que los preparen mejor para el mundo del futuro. Las instituciones que se queden atrás en este sentido podrían ver sumamente disminuida su matrícula.
Si quieres que tu institución de educación superior no solo siga siendo competitiva, sino que resalte entre las muchas opciones de las nuevas generaciones, es necesario que la alfabetización digital avanzada sea parte de tu filosofía institucional.
Te invitamos a conocer las soluciones educativas que en Pearson Higher Education tenemos para ti. Nuestras herramientas han sido especialmente diseñadas tomando en cuenta las expectativas y necesidades de tus estudiantes, y las demandas del entorno laboral al que van a enfrentarse.
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