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Educación Disruptiva: El futuro de las instituciones educativas

Escrito por Ideas Pearson | 08-sep-2022 15:55:38

La educación disruptiva permite a las personas acceder a mejores oportunidades profesionales y laborales, además de ser una excelente inversión para tu institución. 

Índice de Contenido

  1. ¿Cuáles son los paradigmas que rompe la educación disruptiva?
    1.1. “No todos pueden acceder a educación superior”
    1.2. “Las disciplinas tienen limitantes y deben estudiarse de manera separada”
    1.3. La educación universitaria tiene como principal finalidad formar individuos económicamente exitosos
    1.4. Todos los estudiantes deben aprender de la misma manera y al mismo ritmo
  2. ¿Cómo se relaciona la educación disruptiva con la competitividad de las instituciones universitarias?
  3. El peligro latente de no ser disruptivos

La principal característica de la educación disruptiva no es la innovación como tal, sino su capacidad de romper los paradigmas tradicionales sobre lo que se puede o no hacer pero, sobre todo, quienes pueden o no hacerlo en un contexto de enseñanza-aprendizaje. 

En otras palabras, hay innovaciones tecnológicas que permiten hacer de manera mucho más eficiente y rápida lo que ya se venía realizando. Por su parte, la disrupción en la educación también suele aprovechar las nuevas tecnologías, pero para lograr lo que nunca antes se ha hecho. 

Por décadas, el modelo educativo tradicional estableció los límites del cómo, cuándo, dónde y quiénes en la enseñanza. Si bien esto permitió homologar los planes de estudio, en la otra mano dejó a miles de personas fuera de la educación universitaria, ya sea por cuestiones de distancia, economía o incluso estilos de aprendizaje. 

La disrupción en educación es todo aquello que genera oportunidades viables para que estas personas adquieran conocimientos y habilidades que aporten ventajas iguales o muy similares a las que tienen los alumnos del modelo tradicional. Es decir, apunta a un sector de la población que tradicionalmente había sido desplazado de la educación superior. 

¿Cuáles son los paradigmas que rompe la educación disruptiva?

Para comprender un poco mejor este concepto, analicemos qué nos viene a la mente cuando pensamos en educación universitaria de primera calidad. Difícilmente dejaremos de pensar en aspectos como su elevado costo, su carácter presencial y el hecho de que demanda prácticamente todo el tiempo y energía disponibles de los estudiantes. 

Esto tiene como consecuencia que solo una afortunada minoría pueda acceder a ella, lo cual a su vez sigue promoviendo profundas desigualdades sociales.  

Algunos de los paradigmas que la disrupción en educación combate son los siguientes:

1. “No todos pueden acceder a educación superior”

Gracias a la disrupción educativa que significó la educación en línea, el paradigma actual ya no es “no cualquiera puede estudiar”, sino “cualquier persona con un dispositivo móvil y conexión a internet puede acceder, al menos, a una buena cantidad de recursos educativos de calidad”. 

Esta ha sido una de las revoluciones sociales más importantes de nuestro tiempo. Sin embargo, como veremos más adelante, la educación en línea y todo lo que implica (MOOC´s, plataformas educativas, aulas virtuales, bibliotecas digitales, etc.) está dejando de ser “disruptiva” y se están convirtiendo en la nueva norma. 

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2. “Las disciplinas tienen limitantes y deben estudiarse de manera separada”

En este sentido, la educación disruptiva comprendió que el sistema económico y la sociedad actual demandan profesionistas capaces de integrar diferentes áreas del conocimiento y ponerlo al servicio de problemas de la vida real que rara vez están bien delimitados en un solo campo fenomenológico. 

Mediante tecnologías y metodologías como el aprendizaje integrativo por proyectos, el learning by doing, las rutas de aprendizaje y la formación transversal, se ha vuelto posible que los estudiantes generen experiencia práctica y multidisciplinaria. 

Además, es posible darle el enfoque que ellos consideran mejor adaptado a sus intereses, en lugar de tener que cumplir con un currículum académico inflexible, diseñado para aprender conceptos y no para adaptarse a las nuevas realidades. 

3. La educación universitaria tiene como principal finalidad formar individuos económicamente exitosos

Durante décadas, las personas estudiaban una carrera con el objetivo principal de acceder a mejores condiciones económicas. Hoy en día, otros beneficios de la educación superior están cobrando igual o mayor importancia.

Si bien la formación académica sigue siendo una de las maneras más eficientes de tener un mejor nivel de vida, la educación disruptiva apuesta por aspectos como la sustentabilidad, la responsabilidad social, la ética y el desarrollo psicosocial y emocional de los estudiantes. 

Por ejemplo, metodologías como el design thinking no solo ponen a prueba los conocimientos teóricos y las habilidades prácticas de los estudiantes, también los llevan a tomar una postura de mayor sensibilidad frente a los problemas y retos que enfrenta su comunidad.

4. Todos los estudiantes deben aprender de la misma manera y al mismo ritmo

Gracias a los avances de las neurociencias, hoy sabemos que puede haber una gran variabilidad entre los estilos de aprendizaje de los estudiantes y esto no tiene absolutamente nada de malo ni de anormal. 

Además, el contexto de muchos alumnos puede impedirles destinar dos o tres horas seguidas al estudio, o preparar evaluaciones demasiado extensas, lo cual representaba un impedimento para acceder a la mayoría de las clases y exámenes universitarios.

El aprendizaje adaptativo, el microaprendizaje y la gamificación son tan solo tres ejemplos de metodologías que abren la posibilidad de aprender de otras maneras y que siguen siendo disruptivas, ya que no solo se adaptan mejor a la forma natural en la que el cerebro adquiere conocimiento, también le han permitido a miles de personas obtener certificaciones que no hubieran podido conseguir con educación convencional. 

En resumen, mientras que la economía, la cultura y el estilo de vida han atravesado cambios drásticos en las últimas décadas, en muchos sentidos la educación sigue anclada a los paradigmas y metodologías del siglo pasado, mismos que ya no están ofreciendo soluciones reales a las necesidades actuales de los estudiantes

Muchos expertos opinan que la educación universitaria está fallando en la misión de formar profesionistas con las habilidades que se necesitan para progresar en la sociedad digital, por eso fomentar la educación disruptiva es tan importante.

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¿Cómo se relaciona la educación disruptiva con la competitividad de las instituciones universitarias?

Cuando utilizamos la innovación para ofrecer un producto educativo más atractivo al mismo público de siempre, estamos hablando de incrementar la competitividad. Cuando usamos esas mismas tecnologías para ofrecer alternativas a otros segmentos de la población o hacer cosas nuevas, estamos siendo disruptivos. 

Muchas tecnologías innovadoras pueden usarse de ambas maneras. Por ejemplo, un software de realidad aumentada de última generación para entrenar cirujanos es innovador cuando una reconocida escuela de medicina lo adopta, pero es disruptivo cuando se utiliza para enseñar anatomía a estudiantes de bajos recursos en zonas alejadas, aunque tenga muchas menos funcionalidades.

Los productos basados en tecnologías disruptivas generalmente son más económicos, simples y convenientes de utilizar pero al mismo tiempo, ofrecen menos margen de ganancia a las empresas.

Ahora bien, cabe preguntarnos ¿por qué las instituciones universitarias privadas invertirían en disrupción, que se enfoca a un público menos “redituable” y no en innovación, para ganar una mayor porción del mercado de sus clientes potenciales?

El peligro latente de no ser disruptivos

Uno de los exponentes más reconocidos mundialmente sobre la disrupción educativa es el autor y profesor de Harvard Clayton M. Christensen, quién explica cómo la disrupción tecnológica en cualquier industria puede dejar rápidamente obsoletas a empresas u organizaciones que no la tomen en cuenta.

Aún a la fecha, en el mundo corporativo suele considerarse que es mejor enfocarse en el sector de clientes potenciales que deja un mejor margen de ganancia. En el caso de las universidades, este sector solía ser el de los alumnos con el tiempo y el poder adquisitivo para pagar un mínimo de cuatro años de educación presencial a tiempo completo. 

Clayton demostró que mientras más avances tecnológicos hay en el mercado, más peligrosa es esta práctica y pone como ejemplo una gran cantidad de compañías consolidadas y administradas con las mejores prácticas, que, sin embargo, se quedaron obsoletas “de la noche a la mañana” por no invertir en servicios disruptivos y por considerar que estos no afectaban su modelo de negocio ni a su público objetivo. 

Cuando se inventó el teléfono, la industria del telégrafo no se consideró amenazada, ya que, en sus inicios, se trataba de redes locales que abarcaban como máximo un radio de tres millas y funcionaban para cubrir las necesidades de comunicación de los residentes locales, no de las grandes compañías ferrocarrileras y bancos, que eran sus principales clientes. 

Al poco tiempo, el teléfono comenzó a abarcar distancias más grandes y terminó con toda la industria del telégrafo en cuestión de años, ya que esta no creyó necesario invertir en esta tecnología disruptiva.

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Lo mismo pasó en su momento con las computadoras personales. El nicho “fuerte” de negocio eran las grandes compañías que necesitaban equipos mucho más potentes. Las personas interesadas en una computadora personal eran realmente pocas. Hoy en día, es difícil pensar en la cotidianeidad sin uno de estos equipos. 

Ejemplos mucho más recientes son la manera en que Uber afectó la industria del transporte privado, cómo Netflix provocó pérdidas millonarias a las empresas de televisión por cable o cómo la industria disquera sigue recuperándose a marchas forzadas del golpe que representaron plataformas como Spotify.

Algo muy similar ocurrió con las grandes universidades frente a la educación a distancia, que hasta antes de la pandemia siempre pudo considerarse como una “opción disruptiva”. 

Antes del Covid, miles de universidades ya estaban tratando de ponerse al día con la educación en línea para no perder alumnos y después de la cuarentena, muchas de instituciones tradicionales experimentaron pérdidas considerables, mientras que la educación a distancia se consolidó como una de las industrias con mayor crecimiento. 

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No fue hasta la pandemia que la educación a distancia dejó de ser parte de la educación disruptiva enfocada a aquellos que no podían acceder a una educación universitaria convencional y se convirtió en una tendencia que avanza para convertirse en la nueva norma. 

Como puedes ver, invertir en educación disruptiva no solo es necesario para combatir las desigualdades sociales alrededor del mundo, también es fundamental para que las instituciones sigan siendo competitivas, ya que se ha comprobado una y otra vez que lo disruptivo tiende a convertirse en el nuevo paradigma.

En Pearson Higher Education queremos que tu institución de educación universitaria no solamente sea innovadora, sino también disruptiva. Por eso te ofrecemos soluciones para la enseñanza 100% adaptadas a las necesidades actuales de tus estudiantes y de los nuevos mercados a los que necesitas llegar. 

Referencias

Christensen, C.M. (1997). The innovator’s dilemma: When new technologies cause great firms to fail. Boston: Harvard Business School Press.

Johnson, C. Horn, M. (2008) How Disruptive Innovation Will Change the Way the World Learns. 

International Journal of Humanities and Social Science Invention (2016) Disruptive Innovation in Education: Open Learning, Online Learning, MOOCs and What Next?. Universiti Sains Malaysia, Malaysia. 

Clayton M. C.; Aaron, S.; William, C. (2001)  Disruption in education. Hardvard Business School https://er.educause.edu/~/media/files/articles/2007/1/erm0313.pdf?la=en