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Nos encontramos a punto de decirle adiós al 2022, con todos los tropiezos que tuvimos en el camino, pero también con el aprendizaje y crecimiento que nos permitió mes a mes.
Seguramente ya tendrás algunos planes para el nuevo año, muchos proyectos por comenzar y otros incluso en marcha, pero ¿te has preguntado si existe algún aspecto de tu vida que estás dejando de lado? ¿Están tus proyectos enfocados hacia un mismo objetivo? o ¿has procurado mejorar en diferentes ámbitos como el económico, familiar, académico, físico y por supuesto en tu salud?
Si una de tus metas para 2023 es el aspecto de la salud, te invito a reflexionar sobre la salud mental y nuestro papel como individuos dentro de la sociedad.
La salud mental abarca el bienestar emocional, psicológico y social. Cuando ésta se ve afectada, nuestros pensamientos, sentimientos y acciones pueden no ser los más adecuados para enfrentar nuestro día a día.
Resulta importante en cualquier etapa de la vida cuidar de nuestra salud mental, ya que determina la forma en que nos enfrentamos a situaciones de estrés, nuestro bienestar físico, la forma en que nos relacionamos, nuestra productividad y el desarrollo de nuestro potencial.
La pandemia trajo consigo muchos cambios y retos que exigieron adaptarse a nuevas modalidades de trabajo, estudio, relaciones o entretenimiento. Muchos de nosotros tuvimos que enfrentar situaciones estresantes, aislamiento, sobrecarga de trabajo, entre otras, pudiendo derivarse en un trastorno mental.
Los trastornos de salud mental suelen ser multifactoriales y pueden o no estar relacionados a la cantidad de trabajo, relaciones personales, situación económica, falta de habilidades de autogestión, autoestima baja entre otros.
En el proceso de adaptación, es comprensible que los trastornos mentales hayan incrementado a nivel mundial. Por dar un ejemplo, en países como Irán, China, Japón, Nepal, India, Iraq, Reino Unido, España, Nigeria e Italia, el 31.9% de la población reportó problemas de ansiedad y el 33.7%, depresión.
En el caso de estudiantes universitarios las cifras son muy parecidas, ya que solo en México, el 10.7% dijo sufrir depresión, el 10.4% ansiedad y el 12.2% reportaron tener pensamientos suicidas.
¿Qué debemos hacer como sociedad para hacerle frente a las necesidades que trajo consigo la pandemia? ¿Qué papel juegan las universidades en el cuidado de la salud mental de la sociedad en que se encuentran?
[COLUMNA DE OPINIÓN] Gestión emocional docente en transición hacia la educación digital
Las Instituciones de Educación Superior no son del todo responsables de la salud mental de su comunidad educativa, sin embargo, si constituyen un papel fundamental en su logro.
Los desafíos que enfrenta el alumnado al ingresar a una universidad suponen la transición hacia la etapa adulta, pasando por una gran incertidumbre hacia el futuro, distanciamiento de la familia debido a la ubicación geográfica de su casa de estudios, independencia, dificultades económicas, equilibrar el tiempo de estudio y trabajo, entre otras.
El bienestar emocional de la comunidad estudiantil suele estar directamente relacionado con el rendimiento académico, la retención y las tasas de graduación, por lo que es primordial implementar estrategias para el cuidado de la salud mental.
En el caso de los docentes y administrativos, la sobre carga de trabajo derivada en algunos casos por la misma demanda que sufrió el sector educativo en pandemia, ha detonado el síndrome de “burn out” o “desgaste laboral”, donde según un informe del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) México ocupa el primer lugar en burn out con el 75% de la población que lo padece.
Con estos datos es importante preguntarse ¿Qué pueden hacer las instituciones de educación superior para apoyar a la comunidad educativa a cuidar de su salud mental? ¿Qué estrategias podemos implementar en 2023 para disminuir el riesgo de burn out, depresión y ansiedad en la comunidad educativa?
[COLUMNA DE OPINIÓN] Aprendizaje Inclusivo: reconoce y gestiona los sesgos implícitos
Las estrategias didácticas que utilizamos hoy en día deben incorporar la atención al cuidado de la salud mental como base para un buen desempeño estudiantil.
Ya sea que seas directivo o docente, puedes implementar campañas de información y prevención para toda la comunidad universitaria con la finalidad de que aprendan a identificar los síntomas y tengan claras las rutas a seguir en cada caso.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) por ejemplo, implementó un programa llamado “El diccionario de las emociones” a partir del cual se realizaron cápsulas para radio y televisión que se transmiten en español y en inglés en diferentes países.
Dentro del programa puedes realizar encuestas a la comunidad educativa con el fin de identificar aspectos que puedan estar ocasionando burn out, estrés o ansiedad, esto te permitirá adecuar tus prácticas con base en los resultados.
A manera de prevención puedes implementar 15 minutos a la semana de mindfulness o cualquier otra actividad que sirva para conectarse con otros, relajarse, respirar o brindarles un escape temporal a nuestros pensamientos.
Puedes hacer uso de la tecnología para recomendar o utilizar aplicaciones que permitan cuidar de la salud física (ejercicio, nutrición, sueño, tomar agua) y algunas otras que se enfoquen a la salud mental (aplicaciones para respirar, reflexionar, desarrollar la creatividad, flexibilidad cognitiva, velocidad de respuesta, entre otras.)
Darles herramientas a los estudiantes para regular su propio aprendizaje de forma flexible y autodirigida puede ayudar a disminuir situaciones de estrés, ansiedad o depresión por sentirse incapaces de alcanzar sus objetivos, culminar su trabajo en tiempo y forma u organizar su día.
Otro punto importante por el cual debes buscar que tu comunidad sea autogestiva, es para que puedan desarrollar sus habilidades cognitivas identificando sus propias estrategias de aprendizaje, desarrollar habilidades metacognitivas facilitando pensar sobre sus pensamientos para aprender a aprender y trabajar en la resolución de problemas fortaleciendo su toma de decisiones, motivación y voluntad.
Estas habilidades permitirán que los estudiantes se sientan capaces de alcanzar sus objetivos, tendrán mayor confianza en sus decisiones y podrán contribuir a su comunidad, por lo que ciertas situaciones que pudieran ser estresantes para otros, no lo serán para quien es autogestivo.
[COLUMNA DE OPINIÓN] Autorregulación en el aprendizaje: la habilidad clave en 2022
Al inicio de tu curso, reserva un espacio para hablar con tus estudiantes sobre los objetivos y expectativas que tienen, esto te permitirá entender su perspectiva y empezar a crear conexiones o lazos afectivos.
Establezcan normas y reglas sociales para mantener un clima de colaboración, respeto y empatía. Los estudiantes podrán trabajar en equipo de manera más sencilla y generar sentido de pertenencia.
Si actualmente cuentas con talleres culturales, puedes vincular la expresión de las emociones a partir del arte.
El desarrollo del aprendizaje socioemocional contribuye a la satisfacción y autoeficacia, aumentando la productividad académica y mejorando por ende la calidad de vida de los estudiantes.
Los estudiantes que trabajan en la parte socioemocial se vuelven más resilientes y logran afianzar su identidad personal, lo que disminuye niveles de estrés y ansiedad al enfrentarse a situaciones complejas o que demandan seguridad en sus conocimientos o en su persona.
Recuerda: El éxito de tu comunidad educativa depende de todos quienes la conforman, cada granito de arena cuenta y el esfuerzo que realices hoy, será tu fortaleza de mañana.
Si decides utilizar cualquiera de estas estrategias, no olvides dar seguimiento a las actividades programadas y tener una forma de evaluación que te permita redirigir esfuerzos o modificar el plan con base a las necesidades de tu institución.
¿Qué estrategias has implementado para el cuidado de la salud mental en tu institución? ¿Qué necesitas para iniciar alguna de estas estrategias en el 2023?
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