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La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que se está extendiendo a prácticamente todos los sectores de nuestra vida, y que para muchos ya se ha convertido en algo cotidiano. Sin embargo, el enorme potencial de la IA para mejorar la inclusión educativa y la accesibilidad en las universidades es algo que necesitamos seguir impulsando activamente.
Hoy exploraremos cómo, a través de aplicaciones estratégicas, la IA puede ayudarnos a crear entornos universitarios realmente accesibles y equitativos para todos los estudiantes, independientemente de sus capacidades, antecedentes o necesidades.
Inclusión educativa significa asegurar que todos los estudiantes, independientemente de sus diferencias físicas, cognitivas, socioeconómicas o culturales, tengan acceso a una educación de calidad en un entorno que valore la diversidad. Este enfoque promueve la igualdad de oportunidades y busca eliminar barreras que puedan impedir la participación plena de cualquier estudiante.
Actualmente, la inclusión educativa en la universidad se entiende como un proceso continuo que implica adaptación constante y el trabajo en equipo de todas las áreas académicas y administrativas, así como del personal con los docentes y los estudiantes, para que todos puedan aportar en la construcción de un ambiente en donde puedan florecer los talentos individuales.
Algunos de los componentes clave de la inclusión educativa son:
La inclusión educativa aborda muchos aspectos, que incluyen la capacidad, los riesgos emocionales y socioeconómicos, el género, la diversidad, etc. Las estrategias de inclusión educativa pueden verse de muchas formas, por ejemplo:
Está demostrado que la inclusión educativa, además de ser un pilar de responsabilidad social en tu universidad, promueve el éxito académico y facilita el ingreso al mercado laboral, lo cual te ayuda a obtener mejores resultados globales a nivel institucional. Además, fortalece en todos los involucrados habilidades sociales indispensables como la empatía, el respeto y la cooperación, impulsando la reputación de tu comunidad académica en conjunto.
Sin embargo, no hay que olvidar que los esfuerzos por crear un entorno universitario inclusivo no están exentos de desafíos. En primer lugar, no todos los estudiantes tienen acceso a las mismas herramientas, y la inversión en infraestructuras tecnológicas y dispositivos asistenciales puede rebasar las capacidades de la institución.
Además, asegurar que los contenidos educativos sean adecuados y de calidad en todos los formatos utilizados implica colaborar con expertos y establecer programas de formación continua para que los docentes puedan utilizar eficazmente las herramientas disponibles. En otras palabras, la equidad educativa es un reto complejo que requiere planeación, colaboración, creatividad y resiliencia, no solamente la adopción de estrategias aisladas.
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La historia de la inclusión educativa se remonta a mediados del siglo XX, cuando comenzó a cuestionarse el enfoque tradicional de la educación especial, que consistía en segregar a los estudiantes con discapacidades en instituciones separadas. El cambio hacia un enfoque más inclusivo comenzó con el reconocimiento de los derechos humanos y la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de sus habilidades o discapacidades.
A lo largo de las décadas siguientes, se comenzaron a explorar distintas formas de integrar a los estudiantes con discapacidades en las escuelas regulares, y se promulgaron importantes leyes para garantizar su acceso a la educación, como la Ley de Educación para Todos los Niños Discapacitados (EHA) en Estados Unidos. A medida que las políticas de inclusión educativa avanzaban, comenzaron a hacerse extensivas no solo a la comunidad con discapacidad, sino a otros sectores vulnerables de la población, como personas provenientes de culturas minoritarias o jóvenes en situaciones precarias.
Actualmente, la equidad educativa está atravesando una etapa histórica determinada por la integración de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y las plataformas de aprendizaje digital, que pueden personalizar la educación para satisfacer las necesidades de todos los estudiantes. Además, hay un enfoque creciente en la educación socioemocional y en crear entornos de aprendizaje que no solo sean accesibles, sino también acogedores y respetuosos con toda la diversidad.
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Las tecnologías asistenciales para personas con discapacidad existen desde hace décadas, pero su integración educativa con inteligencia artificial es un campo novedoso que tiene un potencial muy significativo para acelerar el proceso de inclusión en educación superior. Algunas de las herramientas tradicionales cuya efectividad y alcance puede potenciarse mediante la IA son las siguientes:
Convierten el habla en texto, permitiendo a los estudiantes con discapacidades motoras o dislexias escribir y tomar notas más fácilmente. La IA permite una mayor precisión al tomar en cuenta detalles contextuales.
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Convierte el texto en pantalla a voz. Su integración con IA permite a estudiantes con discapacidades visuales aprovechar las mismas herramientas de generación de texto que sus compañeros.
Ayudan a estudiantes con problemas de audición mediante amplificación de sonido y tecnologías de bucle de inducción. La IA puede ofrecer pistas o indicaciones contextuales adicionales para ayudar a los usuarios a navegar mejor su entorno.
Ofrece representaciones visuales e inmersivas que benefician a estudiantes con dificultades de aprendizaje, emocionales o de movilidad. La IA junto con la Realidad Aumentada y la Realidad Virtual puede generar escenarios altamente personalizados que no solo exponen al estudiante al aprendizaje, sino que se adaptan a su ritmo y necesidades. Por ejemplo, un alumno con autismo puede requerir intensidades mucho más bajas en determinado estímulo.
Los traductores automáticos existen desde los años ochenta, pero actualmente están disponibles en la palma de nuestra mano gracias a los dispositivos inteligentes, y la IA puede generar traducciones contextualmente más acertadas. Por ejemplo, esto puede ser muy útil para que los estudiantes que no dominan el idioma de instrucción sigan el ritmo de las clases y participen activamente.
La tutoría personalizada siempre ha sido una estrategia eficiente para apoyar estudiantes con dificultades de aprendizaje que requieren un enfoque más personalizado. Sin embargo, abordar las necesidades especiales de toda la comunidad educativa con tutores de carne y hueso puede ser muy complicado y muy costoso para las instituciones.
Actualmente, los sistemas de tutoría basados en IA pueden proporcionar apoyo académico individualizado, adaptando las estrategias de enseñanza y los recursos educativos a las necesidades y el progreso de cada estudiante.
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La IA puede analizar el desempeño de los estudiantes en tiempo real y ofrecer retroalimentación inmediata y adaptativa. Esto permite a los docentes identificar rápidamente las áreas de dificultad y proporcionar el apoyo necesario para que no se queden atrás.
La inteligencia artificial, al igual que muchas otras tecnologías emergentes, tienen el potencial de transformar la educación para todos en el nivel superior, haciendo que sea más inclusiva, accesible y personalizada.
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Pearson: Diversity and inclusion in schools Report 2020
Exploring the Role of Artificial Intelligence in Inclusive Education