Índice de Contenido
El aprendizaje autogestivo se ha convertido en una habilidad fundamental no solo en el ámbito laboral, sino también en el entorno académico, especialmente en la dinámica vida universitaria actual. Esta habilidad permite a los estudiantes tomar las riendas de su educación, fomentando una mayor independencia y responsabilidad en su proceso formativo.
Dominar el aprendizaje autogestivo significa tener la capacidad de dirigir y adaptar el propio aprendizaje de acuerdo a necesidades y objetivos personales y relevantes para el contexto individual, lo cual es crucial en un mundo en constante cambio, donde el conocimiento se actualiza rápidamente.
¿Cómo fomentar al máximo esta habilidad en los estudiantes para transformar su experiencia educativa y abrir más oportunidades en su carrera profesional? Eso es justamente lo que aprenderemos hoy.
Se le conoce como aprendizaje autogestivo al proceso mediante el cual los individuos toman la iniciativa, con o sin la ayuda de otros, para identificar sus propias necesidades de aprendizaje, formular objetivos específicos sobre lo que desean aprender, identificar los recursos disponibles para lograrlo (libros, videos, mentores, prueba y error, experiencia práctica, etc.), elegir e implementar las estrategias adecuadas para obtener dichos conocimientos y/o habilidades, así como autoevaluar sus resultados después de todo este proceso.
Esta capacidad, que en la era de la información se considera una habilidad blanda o soft skill de gran relevancia para el desarrollo integral del ser humano, no solo permite a los estudiantes adaptarse mejor a las demandas académicas, sino que también prepara a los futuros profesionales para ser seguirse actualizando en sus campos y descubrir nuevas áreas de interés a lo largo de toda su vida.
De hecho, absolutamente todos tenemos algún nivel de experiencia con el aprendizaje autogestivo, ya que hay muchas cosas que hemos aprendido por cuenta propia. La diferencia que lo convierte en una verdadera habilidad clave para la vida es cuando lo hacemos de manera consciente y disciplinada.
El aprendizaje autogestivo es una habilidad esencial en la educación moderna, especialmente en la vida universitaria, donde los estudiantes se enfrentan a retos y oportunidades constantes. Este tipo de aprendizaje fomenta su capacidad de dirigir su propio proceso educativo, sin depender exclusivamente de la estructura tradicional educativa, ni de los contenidos, materiales o proyectos dictados por otros.
No debemos perder de vista que, muchas veces, los alumnos son mucho más expertos en determinadas ramas o disciplinas de su interés de lo que son incluso sus maestros. Por eso, con un buen nivel de autonomía, los estudiantes pueden explorar campos interdisciplinarios innovadores e incluso aportar valiosos conocimientos o nuevas áreas de estudio a la universidad.
Para florecer, el aprendizaje autogestivo requiere un contexto universitario que priorice el aprendizaje adaptativo, es decir, que brinde la posibilidad de diseñar rutas académicas personalizadas, de manera que estas se alineen con los intereses y la especialización que desea perseguir cada persona.
Entre los beneficios de fortalecer el aprendizaje adaptativo destaca la flexibilidad que ofrece ante información nueva o entornos cambiantes, lo cual es sumamente útil en la llamada época de la información y de la aceleración tecnológica. Este enfoque también tiene ventajas emocionales, ya que al permitir que cada persona moldee el aprendizaje a sus propios, ritmos y estilos personales, se logra una experiencia mucho más relevante, enriquecedora y empoderante. Además, el aprendizaje autogestivo no solo impulsa la carrera académica, sino que también contribuye al desarrollo personal, permitiendo a los individuos seguir sus pasiones y aprender de manera continua a lo largo de la vida.
A pesar de sus muchas ventajas, gestionar el propio aprendizaje puede ser desafiante sin las bases adecuadas; nos referimos al famoso “aprender a aprender”. La falta de motivación, la procrastinación y la dificultad para evaluar el progreso de forma objetiva también son obstáculos comunes que se relacionan con la falta de otras habilidades blandas, como el liderazgo, la gestión del tiempo, la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Por eso es importante que en la universidad se fortalezcan todas estas soft skills en conjunto.
Te puede interesar: 👉 7 habilidades interpersonales que debes fortalecer en universitarios
¿Cómo fomentar el aprendizaje autogestivo en la vida universitaria? No hay una sola manera de hacerlo ni una fórmula estandarizada, ya que depende mucho de las características de cada institución, de los planes de estudios de cada carrera y, obviamente, de las necesidades específicas de los estudiantes. Sin embargo, las siguientes son estrategias que, en conjunto, pueden ayudar a fomentar una mentalidad sólida del autoaprendizaje a lo largo de toda la institución:
Sin duda, el internet ha sido una gran herramienta para el autoaprendizaje, pero las nuevas herramientas, como los buscadores y las inteligencias artificiales, en ocasiones ofrecen respuestas tan inmediatas y “memorizables” que impiden a los alumnos atravesar por procesos de genuinos de integración de conocimientos.
Una manera de contrarrestar estas tendencias son las metodologías de enseñanza que obligan a los estudiantes a descubrir soluciones nuevas o a profundizar en problemas complejos para los cuales no hay una sola explicación que puedan encontrar en internet. Por ejemplo, el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) involucra a los estudiantes con problemas de la vida real que requieren aplicar conocimientos y habilidades prácticas, fomentando así la autonomía en la búsqueda de soluciones y la aplicación real de lo aprendido.
Esto se consigue incluyendo en todos los planes académicos actividades y evaluaciones que realmente desafíen a los estudiantes a analizar, cuestionar y debatir diferentes puntos de vista. Por ejemplo, la discusión de casos de estudio, la resolución de problemas complejos y la crítica de textos o conceptos controversiales, ayuda a desarrollar una capacidad esencial para evaluar información y tomar decisiones basadas en un análisis profundo individual, en lugar de simplemente dejarnos llevar por lo que nos indican los demás.
Los planes de estudio en las universidades deben ser capaces de adaptarse a las cambiantes necesidades del entorno laboral y, sobre todo, las preferencias individuales de los estudiantes. Esto implica ofrecer una variedad de rutas de aprendizaje que permitan a los estudiantes personalizar su educación y, de esta manera, también demostrarles que tienen la capacidad de tomar decisiones asertivas sobre su propio desarrollo académico.
Las microcertificaciones, por ejemplo, son una gran manera de flexibilizar y enriquecer los planes curriculares en tu institución universitaria, permitiendo a los estudiantes adquirir valiosas habilidades complementarias a su formación académica principal.
Te puede interesar: 👉 El futuro de las certificaciones en las instituciones de educación superior
El autoaprendizaje generalmente implica integrar conocimientos y métodos de diferentes disciplinas para lograr objetivos aplicables a contextos específicos. En la universidad, podemos desarrollar en nuestros alumnos una visión interdisciplinaria de la realidad que les será de utilidad durante toda la vida, y además les ayudará a adquirir, aplicar y recordar mucho más rápido lo que han aprendido.
Un ejemplo práctico podría ser un programa que incorpore asignaturas de ciencias ambientales con políticas públicas, preparando a los estudiantes para abordar problemas complejos como el cambio climático desde múltiples perspectivas, ampliando el conocimiento teórico de una materia, por un lado, pero también las habilidades de resolución de problemas prácticos en otro ramo.
La habilidad de administrar el tiempo de manera eficiente es indispensable para el éxito del aprendizaje autogestivo. Mediante talleres de gestión del tiempo podemos enseñar a los estudiantes técnicas para priorizar tareas, establecer y cumplir plazos, y balancear las demandas académicas con otras actividades personales.
Actualmente, existen muchas herramientas fabulosas de gestión de tiempo, por lo que estos talleres pueden incluir métodos como la técnica Pomodoro para mejorar la concentración, el uso de herramientas digitales para la planificación, y estrategias para minimizar las distracciones.
Fomentar que los estudiantes exploren y persigan sus propios intereses dentro del marco académico puede ser altamente motivador y enriquecedor. Ofrecer espacio en los planes de estudio para desarrollar proyectos independientes, pero relacionados de una u otra forma con el aprendizaje académico, permite a los estudiantes sumergirse en áreas que les apasionan personalmente y con los cuales les es mucho más atractivo comprometerse.
La cultura del mínimo esfuerzo tiende a aparecer en la universidad cuando los estudiantes se acostumbran a acreditar sus materias o cursos cumpliendo con una serie mínima de requisitos, que dejan de verse como objetivos trascendentales de aprendizaje y comienzan a verse como “casillas” que hay que llenar, se aprenda o no se aprenda.
Es crucial desarrollar un ambiente académico que desaliente la cultura del mínimo esfuerzo y promueva la excelencia y la dedicación. Implementar sistemas de evaluación que valoren la profundidad del entendimiento y la calidad del trabajo, y no la simple reproducción de información, puede cambiar significativamente la actitud de los estudiantes. Por ejemplo, asignar proyectos de largo plazo que requieran investigación continua, análisis crítico y presentación detallada.
El aprendizaje autogestivo depende mucho de la calidad y la actualización de los recursos teóricos que se tengan a la mano. Por eso, las universidades deben ocuparse de ofrecer un acervo de recursos de alta calidad, relevancia y disponibilidad.
Por ejemplo, bibliotecas virtuales, suscripciones a bases de datos académicas, y acceso a herramientas digitales y tecnológicas avanzadas, junto con la implementación de plataformas en línea que faciliten el acceso remoto a materiales educativos. Esto permite que los estudiantes exploren una variedad de temas a su propio ritmo y profundicen en sus áreas de interés con facilidad.
Te puede interesar: 👉 M-learning o aprendizaje móvil en la educación universitaria
En Pearson Higher Education sabemos mejor que nadie que el aprendizaje autogestivo es esencial en el ámbito académico y también como una competencia definitiva para el éxito profesional y personal. Por eso, todas nuestras soluciones universitarias están basadas en un enfoque proactivo para que los estudiantes no solo adquieran conocimientos y habilidades clave, también para que aprendan a hacerlo por cuenta propia en el futuro.
Te invitamos a conocer MyCredSkills, un innovador ecosistema digital de microcertificaciones, que se centra en el desarrollo y validación de habilidades blandas y duras clave a través de módulos de aprendizaje autogestivo que llevan a la obtención de insignias digitales con valor curricular, reforzando el perfil de egreso de los estudiantes universitarios y mejorando su empleabilidad.
MyCredSkills actúa como un puente entre la educación superior y el mundo laboral, complementando y fortaleciendo el perfil de los estudiantes a través de la accesibilidad a recursos educativos de calidad, la interacción con situaciones prácticas y la evaluación continua en áreas como el pensamiento crítico, la comunicación, la responsabilidad social, la autogestión, la innovación, el marketing y cualquier tema que tu universidad quiera adaptar en forma de microcertificaciones.
Conoce los cursos autogestivos de MyCredSkills y descubre todo lo que esta herramienta puede hacer por tu institución.
🎓¡Pearson Higher Education impulsa la aceleración digital en las universidades para un futuro cada vez más transformador, equitativo y accesible para todos!