Trabajo colaborativo: Indispensable para el éxito profesional
- Fecha de publicación: 3 de marzo de 2023
El trabajo colaborativo es una de las habilidades más necesarias para los profesionistas hoy en día. ¡Conoce cómo fortalecerla leyendo éste artículo!
Índice de Contenido
- ¿Cómo funciona la colaboración entre las personas?
- ¿Cuándo no cooperamos? Los tres problemas del trabajo colaborativo
- ¿Cuáles son los requisitos del trabajo colaborativo y cuál es el papel del docente?
- 3 requisitos para fomentar el trabajo colaborativo entre universitarios
4.1. Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP)
4.2. Plantear objetivos claros
4.3. Gestionar las habilidades duras (hard skills) con habilidades blandas (soft skills)
El trabajo colaborativo es mucho más que el viejo refrán que dice que “dos cabezas piensan mejor que una”. Se trata de una de las dimensiones más importantes del éxito y es en sí misma una habilidad fundamental para la empleabilidad hoy en día.
De acuerdo con muchos antropólogos, en la larga cadena de acontecimientos que resultaron en la evolución del ser humano moderno, hubo un hito especialmente relevante: el momento en el que el lenguaje nos dio la posibilidad de colaborar con otros individuos de maneras mucho más eficientes.
Todos los animales sociales colaboran de una u otra forma, pero solo el ser humano es capaz de organizarse en células de trabajo con objetivos abstractos en las cuales cada miembro tiene una tarea específica o altamente especializada.
Las personas incluso encontramos la forma de colaborar con las generaciones siguientes gracias a la escritura (y posteriormente otros registros audiovisuales y multimedia), dejándoles un cuerpo de conocimientos y técnicas que pueden aprovechar para no tener que empezar de cero.
Desde este punto de vista, saber colaborar no solo es una habilidad de alta demanda en las empresas para promover un buen clima organizacional; se trata del motor del desarrollo social, cultural y científico de la humanidad. Por eso, hoy revisaremos cómo funcionan los mecanismos de la colaboración y cómo puedes potenciarlos entre tus estudiantes universitarios.
¿Cómo funciona la colaboración entre las personas?
Desde la agricultura hasta la ciencia, del periódico a internet, cada uno de estos avances es un resultado de la colaboración de muchas mentes añadiendo un ladrillo tras otro a las diferentes disciplinas del edificio del conocimiento. Pero para que la colaboración transgeneracional sea posible, también es necesario que aprendamos a colaborar horizontalmente, es decir, entre pares, en el aquí y el ahora.
De acuerdo con Robert Sapolsky, docente de la Universidad de Stanford y uno de los estudiosos más eminentes del comportamiento humano, nuestro cerebro está “cableado para colaborar”:
Somos animales sociales y buscamos, al mismo tiempo, vincularnos con otros, incrementar nuestro estatus y mejorar en conjunto las condiciones de vida de nuestra manada, tribu o comunidad.
Esto se demuestra, entre otras cosas, mediante los elevados niveles de productividad e innovación que puede alcanzar un equipo mediante el trabajo colaborativo, y que sobrepasan por mucho la suma del desempeño que tendrían los miembros de manera individual.
De hecho, décadas de investigación han concluido que existe una fuerte relación positiva entre el aprendizaje colaborativo y los logros académicos, el nivel de esfuerzo, la persistencia y la motivación. Por si fuera poco, también se ha comprobado que las redes de cooperación universitaria fuertes ayudan a disminuir las desigualdades.
¿Cuándo no cooperamos? Los tres problemas del trabajo colaborativo
Pero no todo es color de rosa; es muy fácil que se rompan los mecanismos del trabajo colaborativo cuando uno de los individuos siente que el otro está haciendo trampa o se está aprovechando, o cuando siente que puede obtener beneficios fácilmente a costa de los demás y sin consecuencias.
Otro gran problema es que basta un error en la comunicación para que una larga serie de colaboraciones exitosas se disuelva de un momento a otro, es decir, no hay malas intenciones de ninguna de las partes, pero el mensaje de una no llega correctamente a la otra y se malinterpreta como desinterés u hostilidad (algo que podemos ver con frecuencia en relaciones de pareja y en duplas de genios de la tecnología en Silicon Valley).
Finalmente, nuestro estilo de vida moderno en el que es prácticamente imposible conocer a todos nuestros vecinos, le ha sumado una dificultad adicional a la colaboración: el anonimato.
Nos sentimos más motivados a un trabajo colaborativo con personas cercanas y conocidas porque asumimos que su bienestar, a la larga, también es el nuestro y que serán recíprocas en el futuro, pero cuando tenemos la opción de colaborar con un extraño, usualmente preferimos “pasar de largo”. Y en las grandes ciudades nos sentimos rodeados de extraños.
Hemos profundizado en esta parte porque tener claro lo anterior nos da ciertas bases teóricas muy confiables para comenzar a moldear ambientes que realmente fomenten adecuadamente la colaboración, incluidas las aulas universitarias.
¿Cuáles son los requisitos del trabajo colaborativo y cuál es el papel del docente?
Si bien las personas a cualquier edad pueden beneficiarse más del aprendizaje colaborativo que del individual, eso no significa que baste con “formar grupos” para que automáticamente incremente la motivación. Desafortunadamente, el potencial de este tipo de aprendizaje en la práctica generalmente está malentendido y mal aprovechado.
De hecho, cuando hablamos de trabajo colaborativo con maestros y estudiantes universitarios, no es raro escuchar que a muchos no les agrada porque unos terminan aportando considerablemente más que otros, o porque parece imposible organizarse para alcanzar un objetivo complejo.
3 requisitos para fomentar el trabajo colaborativo entre universitarios
Para lograr un aprendizaje colaborativo óptimo, como docentes, tutores o diseñadores instruccionales, tenemos que estar familiarizados con los problemas y mecanismos típicos que obstaculizan la colaboración, así como con aquellos que la promueven: sí, hay ciertas formas de plantear un problema que detonan un mayor interés para cooperar.
1. Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP)
El ABP es una de las piedras angulares del aprendizaje colaborativo porque plantea problemas reales y busca soluciones que permiten poner en práctica el conocimiento teórico.
Todas las comunidades globales y locales enfrentan retos importantísimos que nos afectan a todos. Por mencionar solo algunos: falta de conectividad, desinformación, desigualdad, epidemias, contaminación y un largo etc. Un excelente primer paso para detonar la colaboración es enfrentar a los estudiantes a un problema que es relevante al mismo nivel para todos ellos.
En este sentido, el papel del docente es visibilizar problemáticas que generen interés y empatía en sus alumnos, ayudarlos establecer una mirada crítica sobre ellos y motivarlos para que investiguen más al respecto. Algunos ejemplos de preguntas habilitadoras que sirven a este propósito son:
- ¿Qué va a pasar en la comunidad X si determinada empresa sigue drenando el cuerpo de agua Y al mismo ritmo por los próximos cinco años?
- ¿Cuánto dinero está dejando de recaudar el gobierno por la desregulación en tal o cual actividad económica?
- Este estudio dice que, en promedio, las empresas del país contratan un 75% de varones caucásicos para puestos directivos, ¿cómo comprobar si esto es real y qué consecuencias tendría, de serlo?
Además, en esta etapa es importante establecer la postura ética que estamos tomando frente a estas realidades (p.e: está mal que los varones caucásicos tengan el doble de oportunidades de conseguir un buen puesto, y es necesario hacer algo al respecto, porque…), ya que de allí surgen los valores compartidos que generarán cohesión y confianza en el grupo.
2. Plantear objetivos claros
Un error muy común de los proyectos en equipo es que, más que ser mecanismos para el aprendizaje integrativo y colaborativo mediante la creación de soluciones innovadoras, es una serie estructurada de pasos con un fin preestablecido que se parece más a seguir una “receta” que a crear una nueva.
El papel del docente en la etapa de la clarificación de objetivos es asegurarse de que esto quede claro, así como de que se encuentre en la zona de desarrollo próximo de los estudiantes, para que no se trate de tareas imposibles de lograr para ellos.
3. Gestionar las habilidades duras (hard skills) con habilidades blandas (soft skills)
Otra forma de decirlo sería: repartir el trabajo de forma justa, pero que al mismo tiempo permita aprovechar las fortalezas y especializaciones de cada miembro del equipo.
Esta es la dimensión más retadora del aprendizaje colaborativo universitario, tanto para el docente como para los estudiantes, porque por muchas habilidades duras que tengan los integrantes de un equipo, si no pueden ponerse de acuerdo para distribuir el liderazgo, delegar, ceder, confiar y tolerar el error, entre otras cosas, el proyecto se verá obstaculizado una y otra vez, o sucederá lo que normalmente ocurre, que unos pocos terminan haciendo el trabajo de todos.
Sin embargo, este reto también es una gran oportunidad para que los alumnos comprendan que, cuando se trata de objetivos ambiciosos, no basta con tener mucho conocimiento o grandes habilidades en nuestra área de estudio, también es fundamental que sepamos cooperar con otros y, en ocasiones, eso significa sacrificar la rapidez de nuestro avance individual en pro de la relevancia del avance grupal.
Como docentes, nuestra tarea es velar por una adecuada comunicación, agilizar la solución de malos entendidos, garantizar una repartición justa, pero racional y eficiente de actividades y monitorear que, efectivamente, a lo largo de todo el proceso todos los implicados están fortaleciendo habilidades duras y blandas, no solo algunos.
En Pearson Higher Education estamos comprometidos con la formación universitaria que necesitan las nuevas generaciones para enfrentar, juntos, los retos más apremiantes de la nueva era. Sabemos que promover el aprendizaje colaborativo es fundamental para crear una sociedad más justa y que las habilidades interpersonales, a su vez, son clave para la colaboración.
Te invitamos a que conozcas Personabilities, una de nuestras herramientas digitales más innovadoras para fortalecer las soft skills consideradas más importantes en la construcción de un mundo mejor: comunicación, trabajo colaborativo, liderazgo, pensamiento crítico, autogestión y responsabilidad social.
Referencias
Sapolsky, R (2017). Behave: The Biology of Humans at Our Best and Worst. Penguin Books.
Scager K, Boonstra J, Peeters T, Vulperhorst J, Wiegant F. Collaborative Learning in Higher Education: Evoking Positive Interdependence. CBE Life Sci Educ. 2016 Winter;15(4):ar69. doi: 10.1187/cbe.16-07-0219. PMID: 27909019; PMCID: PMC5132366.
Barron B. Achieving coordination in collaborative problem-solving groups. J Learn Sci. 2000;9:403–436. [Google Scholar] [Ref list]
Oganisjana, K. Promotion of university students’ collaborative skills in open innovation environment. J. open innov. 1, 18 (2015). https://doi.org/10.1186/s40852-015-0021-9
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