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El falseamiento de respuestas en una prueba es un problema que existe desde que existen los exámenes mismos, sin embargo, los exámenes online remotos, por su naturaleza, presentan una serie de vulnerabilidades adicionales que pueden propiciar que hacer trampa sea mucho más sencillo.
Basta una búsqueda rápida en Google que comience con “cómo hacer trampa” para darnos cuenta de que una de las primeras sugerencias del autocompletar es “...en un examen en línea”, y hay cientos de páginas y foros donde se discuten formas cada vez más ingeniosas y sofisticadas de hacerlo.
Hoy en día se trata de un problema grave, especialmente para las universidades e instituciones que dependen de las evaluaciones por computadora como parte de sus criterios para aceptar candidatos o graduar estudiantes. Sobra decir que la pandemia y la necesidad de enseñanza y evaluación remota solo agravaron esta situación.
Por esa razón, el proctoring digital o supervisión mediante inteligencia artificial es una herramienta clave para las escuelas. Hoy revisaremos cómo funciona y otros consejos básicos para hacer de la aplicación de exámenes un proceso más seguro y confiable para todos los involucrados.
Desgraciadamente, los estudiantes de educación superior han encontrado formas casi imperceptibles de hacer trampas en sus pruebas desde siempre, pero la migración de la evaluación al entorno digital les dio más herramientas tecnológicas para “salirse con la suya”.
De acuerdo con un estudio realizado en el 2007, el 60% de los alumnos universitarios admitieron haber hecho trampa en un examen en algún momento de su formación, y el 95% de ellos no fueron sorprendidos ni cuestionados sobre la validez de sus respuestas.
Esto significa que al menos el 60% de quienes hacen pruebas en línea están dispuestos a hacer trampa, y que un gran porcentaje también lo logra, incluso en instituciones tan reconocidas como Harvard o Yale.
Los exámenes estandarizados más importantes de la trayectoria académica (aquellos de los que depende graduarnos de la educación media e ingresar a la educación superior) son, por todo lo que hay en juego, los más falseados.
Tradicionalmente, se aplicaban de manera presencial en instalaciones especiales, con supervisores de carne y hueso que revisaban el ID de los alumnos y se mantenían atentos frente a cualquier irregularidad, pero incluso así se llegaba a burlar la seguridad de vez en cuando.
Hoy en día, las estadísticas revelan que hay muchos más estudiantes haciendo trampa gracias a las evaluaciones en línea, ya que se ven muchos más puntajes altos y casi perfectos que antes, lo cual es una clara señal de que se está recurriendo a ayuda externa.
Uno de los ejemplos más alarmantes corresponde a los exámenes de conocimientos generales GRE (Graduate Record Examination) que generalmente se solicitan para entrar a un posgrado en una universidad estadounidense. Se ha reportado que miles de aspirantes extranjeros les pagan a otros estudiantes mejor preparados para que presenten la versión remota de esta prueba por ellos.
Esto no solo es un problema moral y una injusticia a nivel académico, sino que promueve que los candidatos que no están adecuadamente preparados sean quienes terminan obteniendo las mejores becas, posiciones académicas y ofertas laborales en procesos estandarizados, lo cual a su vez repercute profundamente en el avance de las ciencias y la eficiencia de las industrias.
Hoy en día, existen dos grandes formas principales de hacer trampa en un examen en línea:
Un ejemplo típico sería el de los estudiantes que en una pestaña de navegación tienen abierto el examen, y en otra están buscando las respuestas. Si esto no es posible, incluso pueden utilizar su celular, sus apuntes, una calculadora científica o un libro para obtener ayuda.
Es relativamente sencillo bloquear otras aplicaciones en el mismo equipo en el que se está llevando a cabo el examen, pero para detectar y categorizar comportamientos sospechosos se necesita una inteligencia artificial capaz de interpretar la información que recibe mediante una webcam y un micrófono encendidos.
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Una persona más preparada brinda ayuda de alguna manera a quien está realizando el examen, o incluso suplanta su identidad del todo, como vimos en el ejemplo de los GRE.
Sin embargo, lo más común parece ser que en la misma habitación o incluso fuera de ella haya otra persona brindando apoyo y aprovechando a su vez algún dispositivo con conexión a internet, Por ejemplo, el estudiante puede duplicar su pantalla en otro dispositivo mediante un cable HDMI para que alguien más vea las preguntas y escriba las respuestas correctas en otra pantalla duplicada detrás del monitor en el que se está haciendo la prueba, que no es detectable por la cámara.
Cualquiera de las dos maneras de hacer trampa puede tomar distintas formas y ser indetectable por los sistemas estándar e incluso por un supervisor en vivo del examen, si es que lo hubiera.
El proctoring es, básicamente, utilizar algún sistema de seguridad para disminuir las posibilidades de que un estudiante haga trampa. Algunos programas o estrategias son más eficientes que otros, y aunque no existe ninguno con un 100% de eficacia, sí pueden ser altamente confiables cuando se combinan con ciertas precauciones adicionales.
Existen tres tipos principales de proctoring en línea:
Es cuando un supervisor acompaña al estudiante a lo largo del examen mediante una cámara web y conexión remota a su computadora. En estos casos, el supervisor puede ver en tiempo real la pantalla del examinado y también pedirle que cambie el ángulo de la cámara o cuando algo resulta sospechoso.
Con la tecnología adecuada de por medio, es un tipo de proctoring muy efectivo, el problema es que es difícil tener un supervisor para cada estudiante aplicando un examen, y el proctoring remoto de varios estudiantes a la vez diluye sustancialmente la capacidad de identificar alertas del supervisor.
Significa que se graban tanto la pantalla del estudiante como su comportamiento durante el examen por medio de una cámara web y un micrófono, y posteriormente se revisa cada grabación en busca de posibles transgresiones.
También es un mecanismo eficiente porque hay un supervisor de carne y hueso analizando cada caso, pero toma demasiado tiempo revisar las grabaciones una a una.
Lo que lo diferencia de los dos anteriores es que, en lugar de un supervisor humano, el programa utiliza una inteligencia artificial capaz de interpretar la información que llega desde la pantalla, la cámara y el micrófono.
Esto le permite asegurarse de que en todo momento quien está haciendo el examen es la persona que corresponde al ID del registro, y que no está recibiendo ayuda externa, entre otras cosas.
TestBench de Pearson es un software de inteligencia artificial que permite garantizar la confiabilidad de los exámenes en línea mediante diferentes mecanismos de seguridad que trabajan en conjunto. Es ideal para pruebas de bachillerato, universidad y posgrado, ya que dificulta las trampas incluso para los estudiantes más versados en tecnología.
Entre otras cosas, TestBench permite:
Algunos de los comportamientos no permitidos que detonan alertas en TestBench son hablar en voz alta, recibir ayuda verbal de otra persona, mirar en una dirección distinta a la de la pantalla, usar un segundo monitor, tomar capturas de pantalla, salir de la pestaña de la prueba, salir del rango de visión de la cámara, etc.
Entre las ventajas de aplicar tus evaluaciones con TestBench están las siguientes:
Además de un software de proctoring con IA, hay algunos filtros de seguridad adicionales que puedes aprovechar para incrementar aún más la confiabilidad de los resultados, entre ellos:
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Sin duda, la manera más eficiente de evitar las trampas es mediante una combinación entre un supervisor humano y una IA, sin embargo, esto no siempre es posible debido a las restricciones de tiempo, distancia y presupuesto, por lo cual la siguiente mejor opción es el proctoring online, aunado a buenas prácticas de evaluación remota.
En Pearson Higher Education estamos comprometidos con la calidad de la educación superior en todo Latinoamérica. TestBench es solo una de nuestras muchas soluciones digitales para la formación universitaria, ¡conócelas!