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Los cambios acelerados en la tecnología y la educación están cambiando radicalmente los hábitos de estudio: hoy en día, la hiperconectividad y el aprendizaje colaborativo exigen el desarrollo de dinámicas más eficientes. Ahí radica la importancia de la interdisciplinariedad como la solución ideal para una educación integral.
Conoce los beneficios y las características que hacen de la interdisciplinariedad una corriente de pensamiento sistémico y efectivo, enfocado a cubrir las necesidades de las Instituciones de Educación Superior, así como las demandas del mercado laboral presente y futuro.
“Si se separan las ciencias duras de las ciencias blandas, se prepara el divorcio entre la dimensión cognitiva de la ética y la vida emocional de las personas, lo que impide que los alumnos […] perciban la compleja realidad de la vida cotidiana.”
Juan Carlos Tedesco
Exdirector de la Oficina Regional de Educación (Unesco, América Latina)
La interdisciplinariedad educativa no es un término reciente: fue desarrollado por el sociólogo Louis Wirtz, y formalizado en los círculos académicos en 1937, y hace referencia a una metodología en donde dos o más disciplinas interactúan entre sí para optimizar los procesos de aprendizaje.
La interdisciplinariedad comenzó a ganar terreno en la educación superior cuando las instituciones observaron sus enormes ventajas, promoviendo la integración de nuevos enfoques metodológicos enfocados a la resolución de los problemas.
En este sentido, la interdisciplinariedad no surgió como una alternativa, sino como una necesidad de la Educación Superior para optimizar los procesos de aprendizaje y darle a la educación ese enfoque integral que tanto le hacía falta.
Entonces, ¿cómo podemos definir la interdisciplinariedad?, ¿es una técnica, es un método o un recurso? Varios expertos la definen como una habilidad para interconectar diversas disciplinas, ampliando las ventajas que cada una de ellas ofrece.
Durante generaciones, el aprendizaje en las Instituciones de Educación Superior se realizaba mediante procesos monodisciplinarios: cada ciencia interpretaba la realidad desde su óptica particular.
En cambio, la interdisciplinariedad educativa permite que todas las disciplinas relacionadas con un problema, un fenómeno u objeto de estudio, colaboren y combinen sus habilidades, potencializando sus beneficios y ofreciendo resultados que no se podrían obtener de manera aislada.
Ya hemos señalado la importancia de la interdisciplinariedad como potenciador de las diversas disciplinas, que al interactuar entre ellas ofrecen un aprendizaje integral. Pero las ventajas del aprendizaje interdisciplinario van mucho más lejos, y afectan positivamente en muchos otros ámbitos de la sociedad.
Nuestro actual ritmo de vida es de naturaleza acelerada y cambiante: los sectores más importantes de la sociedad se han vuelto cada vez más complejos, y en consecuencia, los problemas sociales requieren de nuevas perspectivas, que estén a la altura de su complejidad para su resolución.
Gracias a la tecnología, contamos con los recursos y herramientas para hacer que la interacción humana sea cada vez más inmediata, eficiente y colaborativa
A partir de la interdisciplinariedad, podemos observar como se ha fortalecido la colaboración en dos sectores esenciales de la sociedad:
Así como las interacciones humanas ya no responden a una conducta individual o fragmentada, la educación superior también se ha adaptado a una metodología de aprendizaje donde el proceso es integral, colaborativo y, en esencia, interdisciplinario.
Actualmente, el proceso de estudiar una carrera en el área de Ingeniería no es muy diferente al de estudiar Psicología o Economía: hoy en día los alumnos entienden que existen procesos y contenidos que están en constante comunicación, y que hay una relación mucho más estrecha entre la tecnología, la administración y las relaciones humanas.
Como señalan varios especialistas, la interdisciplinariedad ya es considerada una filosofía del aprendizaje, la cual definirá la competitividad de las nuevas generaciones a partir de su forma de actuar. “Si los alumnos no piensan de una forma interdisciplinaria, el cambio en la forma de pensar, de manera coherente, va a tornarse mucho más difícil”.
Esto se debe a que la importancia de la interdisciplinariedad también se ve reflejada en las políticas del mercado laboral: desde el inicio de la pandemia mundial por COVID-19, las empresas tuvieron que adaptarse a las nuevas necesidades de trabajo que exigían habilidades interdisciplinares para trabajar en equipos remotos y, sobre todo, saber desempeñarse con éxito en ambientes colaborativos.
Hoy en día, uno de los rasgos más característicos del liderazgo empresarial es la habilidad para trabajar en equipo, pero además, para integrar diversos contenidos y conocimientos que involucran el aprendizaje colaborativo como fuente de recursos para optimizar el desempeño.
El enfoque interdisciplinar debe concentrar todos los componentes del proceso educativo, es decir, que exista una interacción dinámica entre los participantes del aprendizaje (docentes alumnos, directivos, personal administrativo y de soporte) así como de los recursos adecuados para que la interdisciplinariedad educativa cumpla sus objetivos:
Finalmente, podemos señalar también que la importancia de la interdisciplinariedad radica en la necesidad de romper con la idea de que el objetivo de la educación es adquirir solamente conocimiento académico, sino de ofrecer una verdadera formación integral, que transforme el entorno educativo de los estudiantes universitarios y les aporte recursos más competitivos para el éxito personal y profesional.
La interdisciplinariedad educativa en la Educación Superior también busca renovar el concepto de clases hacia una nueva experiencia de aprendizaje, en donde no existan las limitaciones de la educación fragmentada por disciplinas o áreas de contenido. Pero ¿en dónde podemos aplicar el enfoque interdisciplinario?
Contar con una biblioteca dinámica, que permita a los estudiantes acceder a ella en cualquier momento, que además tenga una colección amplía y en constante actualización, le permitirá a los docentes orientar a sus alumnos en la búsqueda de material interdisciplinario, que no se limite a una sola área de estudio.
Las clases en línea se han convertido en la principal alternativa de aprendizaje para los estudiantes de Educación Superior y es también el mejor escenario para ejercitar el aprendizaje interdisciplinario, ya que en este entorno virtual destacan dos de sus elementos esenciales: la cooperación y la colaboración.
Una plataforma virtual de alto rendimiento puede facilitar a los estudiantes la interacción del trabajo en equipo, pero además, la integración de contenidos y materiales de diversas disciplinas, enriqueciendo de forma integral todo el proceso.
Las clases monodisciplinares tienen la característica de enseñar a partir de una sola disciplina o área de estudio, limitando las posibilidades del aprendizaje. Por ello, también resulta conveniente mejorar la oferta educativa con cursos que ofrezcan al estudiante universitario otros conocimientos y habilidades a partir de una dinámica transversal, ampliando los alcances y la naturaleza de los contenidos.
El mundo globalizado y la Cuarta Revolución Industrial ahora han puesto especial atención a las habilidades interpersonales como uno de los elementos de mayor demanda, no solo en el mercado laboral, sino también para el éxito social de las personas.
Esta tendencia ha motivado a las universidades a implementar instrumentos de evaluación, desarrollo y validación de las habilidades interpersonales de sus estudiantes, con el objetivo de prepararlos para ser más competitivos, tanto en el mercado laboral como en la vida diaria.
En este sentido, la interdisciplinariedad también implica que los estudiantes de Educación Superior, sin importar la carrera o la disciplina que estudien, puedan acceder a recursos psicométricos que les permitan recibir entrenamiento, ser evaluados y validar sus destrezas interpersonales.
Es evidente que la importancia de la interdisciplinariedad educativa no es una tendencia pasajera, y que, por el contrario, seguirá marcando el ritmo del proceso de aprendizaje en las Instituciones de Educación Superior, así como de la competitividad en el mundo laboral.
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