El confinamiento por COVID-19 generó cambios radicales en nuestro ritmo de vida y en el proceso de aprendizaje. Actualmente, las instituciones de educación superior han tenido que reconfigurar el rol de la docencia universitaria con una nueva visión del futuro.
Conoce cuáles han sido los cambios más importantes en el panorama actual de la educación superior a raíz de la pandemia, así como los retos que actualmente enfrenta la gestión docente universitaria.
A dos meses de iniciada la pandemia mundial, los expertos advertían que el impacto socioeconómico del Covid-19 sería “irreversible y catastrófico”. Organismos como CEPAL confirmaron que la crisis en sectores como educación, comercio y transporte se agravaría aún más que en 2008.
De acuerdo con la UNESCO, más del 70% de la población estudiantil alrededor del mundo se vio seriamente afectada en tres aspectos esenciales: aprovechamiento académico, acceso a las condiciones básicas de aprendizaje, y en consecuencia, a los recursos académicos necesarios.
Esta situación puso en evidencia un hecho innegable: al igual que muchos otros sectores productivos, las universidades no estaban preparadas para hacer frente a un problema global de tales dimensiones, ya que ninguna institución contaba con los recursos, la tecnología o la infraestructura para satisfacer la demanda educativa.
En 2020, según el Foro Económico Mundial, solo el 60% de la población mundial tenía acceso a Internet, lo que ponía en desventaja a un 40% que no podría acceder a la educación virtual que exigían las normas sanitarias de confinamiento.
Sin embargo, detrás de los efectos negativos de la pandemia surgieron aspectos muy positivos que debemos tomar en cuenta; por ejemplo, que en menos de dos meses de confinamiento en 2020, la educación virtual a nivel mundial pasó de 300 a mil 300 millones de alumnos conectados.
Este cambio nunca antes visto en la historia de la educación hizo que los expertos se preguntaran cuál será el futuro de la educación a partir de ahora. Sin duda, la educación virtual seguirá creciendo, sobre todo a nivel superior, donde ya había ganado terreno desde antes de la pandemia, lo que también ha generado mucha expectativa respecto a cómo cambiará el rol de la docencia universitaria respecto a su forma de gestionar la educación.
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La gestión docente tiene que ver con la gestión de capital humano profesional. Se define como un conjunto de recursos enfocados al diseño de acciones y estrategias para alcanzar los objetivos que las IES demandan en materia de crecimiento y calidad educativa.
Desde el año 2008, en la Conferencia Regional sobre la Educación Superior para América Latina y el Caribe se puso de manifiesto la importancia de la gestión en la docencia universitaria, tomando en cuenta aspectos como “la generación de conocimientos, formación de profesionales integrales y competentes, con valores que respondan a las necesidades de la sociedad, desarrollo de alternativas de acceso más flexibles y para todos”.
Entre los objetivos más relevantes de la gestión docente universitaria destacan:
Para establecer los retos principales de la gestión para la docencia universitaria, es importante concentrarnos en tres aspectos que sobresalen por su relevancia en el proceso de capacitación y mejora continua:
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La gestión en la docencia universitaria tiene una importancia vital para las IES porque ellas son el último eslabón de la cadena de formación académica. En este punto, los estudiantes están en el umbral entre la vida académica y laboral, por lo que deben contar con los mejores recursos en cuanto a calidad educativa se refiere.
Es bajo esta perspectiva que los retos de la gestión docente a nivel superior se vuelven una prioridad para muchas instituciones. Pero ¿cuáles son y por qué son tan relevantes? En esta ocasión señalamos los 4 retos que los expertos consideran de alta prioridad.
La formación del profesional docente debe ser constante y debe responder a las exigencias tanto de las universidades como de la sociedad en general. Desde la perspectiva de la educación del futuro, existen 3 requisitos que las instituciones deben gestionar en el perfil del docente universitario.
La rendición de cuentas educacional o accountability, es un concepto que ha cobrado mucha fuerza en la última década. Inicialmente, hacía referencia al ámbito financiero solamente, pero con el tiempo se ha expandido a otros aspectos relevantes de la gestión educativa.
Según un estudio del Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) la responsabilidad académica se define como “los resultados del aprendizaje escolar y a la responsabilidad que les cabe a las escuelas –y dentro de ellas a la comunidad escolar– por los resultados que obtienen sus alumnos.”
Actualmente, la rendición de cuentas educacional abarca todo el espectro del proceso de aprendizaje, y según el CIDE; pretende buscar mecanismos que le permitan a las instituciones “evaluar periódicamente los resultados del aprendizaje y el cumplimiento de metas curriculares”.
Varios estudios sobre gestión de la docencia universitaria coinciden en la necesidad de romper con la “política vertical y jerarquizada” en donde las universidades dictan los lineamientos académicos y los profesores solo se limitan a ejecutarlos.
Dejar fuera del diseño de las políticas de gestión educativa a los docentes es limitar las posibilidades de encontrar más y mejores estrategias que puedan causar un verdadero impacto en el proceso de aprendizaje.
No debemos perder de vista que el docente se encuentra en la primera línea de acción del proceso educativo llevado a la práctica y, por lo tanto, tiene una mejor perspectiva del panorama real que se vive dentro y fuera del aula. En este sentido, ampliar su participación en la gestión educativa es la mejor manera de aprovechar esa experiencia.
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La gestión de datos dentro de las IES también debe ser vinculante con las necesidades e intereses profesionales de los docentes, con la finalidad de que ellos dispongan de la información como un recurso que les permita tomar mejores decisiones, dentro y fuera del aula.
En este sentido, hay dos aspectos que se deben considerar:
Como podemos ver, la gestión del aprendizaje para la docencia universitaria es de vital importancia para asegurar que el proceso de aprendizaje sea de calidad, sea un proceso de mejora continua y puede impactar directamente en el aprovechamiento de la población universitaria.
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