Biblioteconomía universitaria: el camino hacia la era digital

  • Fecha de publicación: 8 de febrero de 2024
Educación del futuro
Tiempo de lectura: 10 min.

La biblioteconomía es una disciplina que va mucho más allá de la gestión de bibliotecas: conoce todo lo que puede ofrecerle a tu institución. 


Índice de Contenido

  1. ¿Qué es la bibliotecología y en qué se diferencia de la biblioteconomía?
  2. La biblioteconomía antes de la era digital
  3. La revolución digital y su impacto en la biblioteconomía
  4. Cómo las universidades pueden aprovechar mejor la biblioteconomía digital
    4.1. Fortalecer el rol del bibliotecario
    4.2. Abrazar nuevas herramientas y tecnologías
    4.3. Tomar decisiones basadas en datos: analítica y métricas
    4.4. Crear una cultura institucional de aprovechamiento de la biblioteca virtual
  5. Biblioteca virtual de Pearson: tu herramienta con todo el respaldo de la biblioteconomía

Desde sus inicios, la biblioteconomía ha sido una disciplina dedicada a la gestión, conservación y difusión del conocimiento, pero no es estática; las bibliotecas han evolucionado a lo largo de los siglos, adaptándose a las necesidades cambiantes de la sociedad. Con la llegada de la era digital, enfrentamos un paradigma completamente disruptivo que ha cambiado para siempre la manera en la que ponemos la información al servicio de las personas.

No es ninguna novedad que la tecnología ha cambiado la forma en que accedemos y consumimos información de manera cotidiana, pero también ha tenido un profundo impacto en los acervos académicos y en los contextos universitarios y de investigación. Las bibliotecas tradicionales, esos edificios llenos de estantes y libros físicos que cada vez nos parecen más vintage, ahora tienen a sus “gemelas digitales” más allá de las paredes físicas, y que muchas veces son más extensas, prácticas y fáciles de gestionar.  

Los recursos electrónicos, las revistas en línea y los e-books se han vuelto la regla y han dejado de ser la excepción, y esto plantea un montón de retos a las instituciones educativas, Por suerte, la biblioteconomía moderna está aquí para ayudarnos a enfrentarlos con éxito.  

¿Qué es la bibliotecología y en qué se diferencia de la biblioteconomía?

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La Bibliotecología y la Biblioteconomía son dos términos que pertenecen al mundo de la bibliología y aunque a menudo se usan indistintamente, tienen matices distintos en su definición y enfoque. 

Según la Real Academia Española, la bibliotecología es “la disciplina encargada de la conservación, organización y administración de las bibliotecas”. Esta ciencia se centra en el estudio y gestión de la organización de la información, ya sea en formato físico o digital. Su alcance abarca desde la administración de bibliotecas tradicionales hasta la gestión de información en espacios digitales como sitios web. La bibliotecología examina cómo se comporta la información, cómo se procesa y cómo se comunica a nivel local y global. 

Manuel Carrión, uno de los bibliógrafos más importantes de Hispanoamérica, define la biblioteconomía como la técnica relacionada con las bibliotecas, mientras que la bibliotecología sería la ciencia. La biblioteconomía se enfoca más en los aspectos normativos y generales de la gestión de la información, mientras que la bibliotecología tiene un enfoque más descriptivo e histórico, incluyendo también la biblioteconomía online. 

Ambas disciplinas están subordinadas a la bibliología, que es la ciencia de los medios y formas documentales o de comunicación del conocimiento. Un bibliotecólogo, como experto en bibliología, tiene responsabilidades que van más allá de simplemente gestionar libros en una biblioteca. Se trata de ser un custodio del conocimiento, garantizando que la información esté disponible para aquellos que la buscan y adaptándose constantemente a las nuevas tecnologías y métodos de acceso a la información. 

Algunos de los conocimientos clave que debe tener cualquier profesional en esta rama incluyen:  

  • Organización de la Información  
  • Metodologías de la investigación
  • Gestión de colecciones
  • Historia de la cultura escrita
  • Administración y automatización de la información
  • Investigación documental
  • Catalogación y lenguajes de acceso a la información
  • Teoría general de sistemas
  • Sistemas de clasificación y homologación  
  • Bases de datos  

Todos estos conocimientos hacen que la figura del bibliotecónomo no solo sea fundamental en las universidades; su campo de acción se extiende a organizaciones sociales, culturales, educativas, científicas y de comunicación en ámbitos privados, gubernamentales e internacionales. Entre sus responsabilidades se encuentran la actualización de bibliotecas, la gestión de transferencias de información a distancia y la realización de investigaciones documentales.

La biblioteconomía antes de la era digital

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La biblioteconomía, como disciplina, tiene sus raíces en la necesidad de gestionar en un solo lugar todo el conocimiento posible, a la que se enfrentaron las primeras bibliotecas de la antigüedad, como la Biblioteca de Alejandría en Egipto.  

Estas bibliotecas primigenias no contaban con bases de datos digitales como las de hoy en día, sino que almacenaban rollos de papiro y tabletas de arcilla en enormes estanterías, y pese a la dificultad de gestionar y manejar información en estos formatos tan pesados y frágiles al mismo tiempo, dieron pie a que se desarrollaran algunos de los centros de aprendizaje y discusión más importantes de la historia. Los bibliotecarios de la época eran eruditos multifacéticos que catalogaban, conservaban y transmitían el conocimiento a unos cuantos elegidos pertenecientes a las élites de la sociedad.  

La invención de la imprenta por Johannes Gutenberg en el siglo XV revolucionó la biblioteconomía. La producción masiva de libros hizo que el conocimiento fuera más accesible, y, por tanto, que una población en su mayoría analfabeta, comenzara a convertirse en una población alfabetizada. Las bibliotecas comenzaron a proliferar en toda Europa e incluso comenzaron a dejar de ser privilegio exclusivo de las universidades o los monasterios. El desafío de organizar y catalogar un número creciente de volúmenes llevó al desarrollo de sistemas de clasificación más sofisticados, como los sistemas de fichas bibliográficas. 

Con el auge de las universidades, la revolución industrial y la expansión de la educación en los siglos XIX y XX, la biblioteconomía se profesionalizó de acuerdo con las nuevas demandas de la modernidad. Las primeras escuelas de biblioteconomía surgieron para formar a los bibliotecarios en técnicas de catalogación, conservación y gestión. Pese a esto, el modelo tradicional de bibliotecas no dejó de presentar desafíos con el crecimiento exponencial del conocimiento. La necesidad de espacio, la conservación de materiales y la dificultad de mantener colecciones actualizadas eran obstáculos constantes.

La revolución digital y su impacto en la biblioteconomía

El final del siglo XX y el comienzo del XXI vieron una transformación sin precedentes en la biblioteconomía debido a la revolución digital y al internet. Cuando las bibliotecas comenzaron a digitalizar sus colecciones, al mismo tiempo fue necesario crear bases de datos electrónicas y catálogos en línea que además estuvieran homologados para que pudieran intercambiar información mediante la World Wide Web. Con este cambio de paradigma que se consolidó en el lapso de tan solo una década, los bibliotecarios tuvieron que adaptarse rápidamente a estas nuevas tecnologías, adquiriendo sólidas habilidades en informática y gestión de bases de datos. 

Por su parte, la digitalización de textos y documentos permitió que inmensas colecciones ahora estuvieran disponibles para miles de universitarios e investigadores al alcance de un clic. Las bibliotecas tecnológicas emergieron como espacios sin fronteras, donde estudiantes y académicos podían acceder a recursos desde cualquier lugar del mundo. Esta revolución no sólo amplió el acceso, sino que democratizó la información y le dio un impulso considerable tanto a la educación como a la economía de muchas regiones.

Cómo las universidades pueden aprovechar mejor la biblioteconomía digital

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La biblioteconomía universitaria es una disciplina que ofrece oportunidades inmensas para que tu universidad sea más competitiva. Su misión no es sólo conservar el conocimiento, sino que lo dinamiza, lo enriquece y lo pone al servicio de la sociedad para construir un futuro educativo más inclusivo, colaborativo y abierto. 

Mediante la integración de bibliotecas virtuales con plataformas de e-learning, se pueden crear entornos ricos en recursos y herramientas interactivas. Entre otras cosas, la colaboración interdisciplinaria se ve facilitada por el acceso compartido a colecciones digitales, y la investigación se beneficia de la disponibilidad inmediata de publicaciones y datos. Algunas maneras de potenciar estos beneficios de la biblioteconomía en tu institución son las siguientes:  

1.- Fortalecer el rol del bibliotecario

Lejos de quedar obsoleto, el rol del bibliotecario se ha vuelto mucho más importante en el contexto de la biblioteconomía moderna. Estos profesionales guían a las instituciones en su travesía por el vasto mundo de la información digital, ofrecen formación y alfabetización informacional, curan colecciones digitales y se aseguran de que no se infrinjan leyes y lineamientos relacionados con derechos de autor y licencias.  

Los bibliotecarios de tu institución, independientemente de que sean egresados de carreras como bibliotecología y gestión de la información o de la licenciatura en biblioteconomía, deben ser versátiles y entender cómo colaborar con otras instituciones, integrar tecnología de punta, y, en general, garantizar que tu biblioteca siga siendo relevante en una época en la que tus alumnos, docentes e investigadores pueden encontrar prácticamente cualquier cosa en internet.  

2.- Abrazar nuevas herramientas y tecnologías  

En el mundo de la biblioteconomía actual, la tecnología disponible va mucho más allá que las ya tradicionales bases de datos y el acervo en formato digital. Si bien la posibilidad de buscar volúmenes en las computadoras de la red interna de la biblioteca representó todo un parteaguas para la experiencia de usuario, hoy en día las mejores instituciones superan por mucho esta expectativa con tecnologías como:

  • Bibliotecas virtuales multiplataforma en constante actualización y con funcionalidades de gestión de usuarios.
  • Sistemas de Gestión Bibliotecaria que facilitan y automatizan la organización y gestión de colecciones.
  • Repositorios digitales que promueven la difusión de investigaciones entre diferentes instituciones.
  • Herramientas de digitalización avanzada, como escáneres especializados y software con tecnologías OCR, para migrar las colecciones físicas a formatos virtuales.
  • Aplicaciones que ayudan a organizar y citar fuentes y realizar investigaciones bibliográficas más confiables y ágiles.  

Además de todo lo anterior, para mejorar la atención al cliente y responder a consultas frecuentes, muchas instituciones están implementando chatbots y asistentes virtuales basados en Inteligencia Artificial (IA) en su gestión bibliotecaria.  

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3.- Tomar decisiones basadas en datos: analítica y métricas

Las herramientas de analítica permiten a las bibliotecas recopilar y analizar datos sobre cómo se utilizan sus recursos y servicios, ayudando a tomar decisiones mejor informadas sobre adquisiciones, programación y diseño de servicios. Por ejemplo, la plataforma de una biblioteca virtual debe de poder recabar toda la data generada por la actividad de los usuarios y convertirla en información útil para la institución.  

Algunos de los KPI´s o métricas clave son los usuarios activos, los nuevos usuarios, el número de accesos y descargas, los tiempos de permanencia, el nivel de interacción con las herramientas de estudio, la rapidez y relevancia de las búsquedas, entre otros.  

Todo esto sirve para medir el nivel de engagement de tu biblioteca, identificar aspectos o problemas técnicos que hay que mejorar y para comprobar que efectivamente estás invirtiendo en una gestión de la información que lleva a tu comunidad académica a alcanzar más rápido sus objetivos y a ser más competitiva.  

4.- Crear una cultura institucional de aprovechamiento de la biblioteca virtual

El potencial de la biblioteconomía solo se realiza plenamente cuando se integra conscientemente en la cultura institucional, por eso, es esencial que la comunidad universitaria siempre esté motivada a aprovechar al máximo su biblioteca.  

Esto implica realizar campañas regulares para informar a la comunidad académica sobre las ventajas y recursos disponibles, invitar a los usuarios a dar retroalimentación, así como reconocer y premiar a los docentes y estudiantes que hagan un uso innovador y efectivo de la biblioteca en sus actividades académicas.

Biblioteca virtual de Pearson: tu herramienta con todo el respaldo de la biblioteconomía

Una excelente manera de demostrar el compromiso de tu universidad con la actualización bibliográfica y la gestión de información de alto nivel es integrar la Biblioteca Virtual de Pearson, una plataforma robusta que combina lo mejor de la tecnología con los principios fundamentales de la biblioteconomía digital.  

Dale a tu comunidad académica las mejores herramientas con:

  • Acceso multiplataforma a una amplia colección de recursos en diversas áreas del conocimiento
  • Integración total con tus plataformas LMS y sistema de gestión de usuarios
  • Actualización de volúmenes y adquisición constante de nuevos materiales
  • Funcionalidades que facilitan el estudio y agilizan la investigación  
  • Herramientas interactivas  
  • Herramientas avanzadas de analítica

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Referencias

Carrión, M (2012) Diccionario a dos voces. Bibliotecología / Biblioteconomía. Mi Biblioteca, año VIII, n. 31. Gredos. Extraído de: https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/144820/MB3_N31_P73.pdf?sequence=1&isAllowed=y#:~:text=MC%3A%20Si%20nos%20atenemos%20a,biblioteco-%20nomía%2C%20la%20técnica. 

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