En los países más desarrollados, la capacitación docente es una realidad permanente en todos los niveles escolares, ya que se busca que los maestros nunca dejen de actualizarse y desarrollar sus habilidades, tanto soft skills como hard skills.
En América Latina todavía no hay una sólida cultura institucional de aprendizaje a lo largo de la vida (lifelong learning) y es frecuente que se confunda la capacitación para docentes con el simple entrenamiento en actividades administrativas, o aquellas que responden a los requerimientos oficiales para registrar el progreso de los alumnos.
Por ejemplo, llenar fichas de aprendizaje por competencias o reportar las asistencias de los estudiantes. Actividades que, si bien son necesarias, no necesariamente están elevando la calidad educativa de la universidad y las oportunidades que tienen los alumnos al egresar, que es lo más importante.
En este artículo aprenderemos qué es realmente la capacitación educativa y qué áreas debes considerar siempre para que tus profesores puedan alcanzar su máximo potencial.
Capacitación docente significa, a grandes rasgos, ofrecer los recursos y herramientas necesarias para que tus profesores mejoren constantemente sus estrategias de enseñanza y los contenidos que imparten.
También significa apuntalar positivamente la identidad de los profesores y ayudarlos a tener una experiencia más amena y equilibrada en su quehacer profesional.
Entre las ventajas de tener un programa de capacitación docente bien estructurado, permanente y adaptado a las necesidades de la universidad, los académicos y los alumnos; se encuentran las siguientes:
La capacitación para docentes debe tener como objetivo general que puedan ofrecer más y mejores herramientas de vida a sus alumnos.
Las metodologías disponibles para tal fin han cambiado y evolucionado mucho a lo largo del tiempo, especialmente durante los últimos años, con el boom de las nuevas tecnologías educativas.
Actualmente, podemos identificar cinco grandes áreas que cualquier programa de capacitación tiene que abarcar para poder considerarse de alto nivel.
Una de las quejas más comunes de los estudiantes que abandonan la escuela o que no se adaptan a los modelos tradicionales de enseñanza, es que no entienden para qué va a servirles lo que aprendan en las aulas.
En muchos casos, los conocimientos y las habilidades que los docentes intentan transmitirles les parecen irrelevantes, arbitrarios y, en el peor de los casos, un desperdicio de tiempo que podrían estar aprovechando en otras actividades que sí les parecen importantes, o al menos más placenteras.
En teoría, la educación universitaria debería estar exenta de esta problemática, pues se asume que el alumno ya puede vincular cada cosa que aprende con el rol profesional que ha elegido para sí mismo, pero esto no necesariamente es así.
Basta con preguntarle a cualquier profesionista si sabe cómo aplicar en su quehacer cotidiano todo lo que supuestamente aprendió en la universidad.
Sin duda, habrá muchos conocimientos que eran muy valiosos, pero nunca hubo el interés o la motivación necesarios para sacarles provecho en la vida real y, por tanto, significaron un mero trámite académico y se sumieron en el olvido.
Para que la capacitación docente pueda combatir esta realidad tan extendida en toda clase de instituciones de educación superior, es fundamental entrenar a los profesores en técnicas como
La lógica subyacente a todas estas metodologías es que el conocimiento debe utilizarse activamente para mejorar la calidad de vida de los alumnos y de su comunidad y que los estudiantes son elementos activos de su propio aprendizaje, en donde el maestro es solo un guía o facilitador.
Obviamente, no basta con enseñarle a los docentes cómo aprovechar estas herramientas de enseñanza, también es necesario darles las condiciones y alicientes adecuados para que puedan aplicarlas en el día a día.
Esto muchas veces requiere, a su vez, que se revisen los planes de estudio y se realicen algunas modificaciones de fondo en la estructura de los contenidos, ejercicios y evaluaciones.
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¿Qué tan vigente es lo que estamos enseñando?, ¿qué dicen al respecto las investigaciones más recientes?, ¿hacia dónde están apuntando las nuevas tecnologías y tendencias en cada área?, ¿qué nuevas oportunidades laborales se están abriendo para los egresados de cada carrera?
Las instituciones de educación superior deben poner gran énfasis en mantenerse al día con los descubrimientos y avances de investigación en cada materia, y para ello deben establecer estrategias bidireccionales de actualización con sus docentes.
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Por un lado, la capacitación significa poner al alcance de los maestros estos nuevos conocimientos para que los integren en su práctica, por otro lado, también significa confiar en que ellos son los especialistas y promover que las sugerencias que realizan para actualizar los programas académicos realmente sean tomadas en cuenta.
En este sentido, capacitación docente y actualización van de la mano, donde ambas son un trabajo en equipo que demanda de la iniciativa y el compromiso de todas las partes involucradas.
En esta área de la capacitación docente, el objetivo es identificar y aprovechar las herramientas tecnológicas disponibles para:
En este sentido, destaca la importancia del trabajo en equipo con las áreas de tecnología y sistemas, porque la universidad debe tener una serie de herramientas homologadas que permitan diseñar un plan de capacitación viable y eficiente para todos los docentes.
También cabe mencionar que lo ideal es que los profesores estén capacitados no solo como usuarios de estas tecnologías, sino también como administradores. Por ejemplo, no es lo mismo saber usar un LMS para impartir un curso, que poder montar un nuevo curso en el sistema.
Algunas de estas herramientas pueden ser:
El fortalecimiento de las habilidades blandas de los docentes debe enfocarse en mejorar su capacidad de motivar a los alumnos y transmitir el conocimiento de forma más clara e interesante, pero también debe tomar en cuenta los aspectos personales e interpersonales del individuo.
Entre las soft skills más importantes de un profesor universitario destacan:
Los docentes deben tener muy claras cuáles son las habilidades transversales que la institución necesita fortalecer en sus alumnos y qué estrategias integrales se deben llevar a cabo para lograrlo.
Las habilidades transversales son aquellas que preparan a los alumnos para enfrentar los retos y desafíos de la vida real de formas positivas para la sociedad, independientemente de cuál sea su carrera o su rol profesional. Entre las más destacadas están:
Claro, se trata de habilidades transversales generales y cada institución educativa debe identificar también cuáles son las habilidades transversales particulares que necesitan sus estudiantes de acuerdo a los retos y desafíos específicos de su comunidad.
La transversalidad educativa demanda capacitación docente constante en los diversos tópicos que abarca, así como trabajo en equipo, pues los docentes deben crear sinergias colaborativas que aprovechen lo que se está aprendiendo en todas las materias. Para ello, las metodologías de aprendizaje significativo que mencionamos en el primer punto pueden ser de gran ayuda.
Sabemos que la universidad está realmente comprometida con el futuro de tus estudiantes y con mejorar la calidad de vida de las nuevas generaciones.
Además de la capacitación educativa, te invitamos a que conozcas nuestra amplia gama de soluciones para educación superior, con herramientas específicamente diseñadas para que tus alumnos egresen con más y mejores oportunidades.
Díaz Barriga F, Hernández G. Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. México, DF: McGraw-Hill Interamericana Editores, S.A.; 1998.