La relevancia de las habilidades de autorregulación del aprendizaje
- Fecha de publicación: 18 de diciembre de 2022

A la luz del cambio súbito de modalidad que confrontaron las instituciones educativas después del cierre de los centros por la pandemia, directivos, investigadores y profesores afrontaron la urgencia de responder a legítimas dudas respecto de los efectos que implicaría dicho cambio en el aprendizaje de los alumnos. ¿Qué situaciones encaran los docentes en la actualidad y cuál será la mejor manera de contrarrestarlas?
En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró de manera oficial el COVID-19 como pandemia y en México se suspendieron las actividades presenciales en los planteles educativos a través de un acuerdo promulgado en el Diario Oficial de la Federación.
Como consecuencia, estudiantes, profesores y directivos tuvieron que implementar la modalidad a distancia para poder continuar con el proceso formativo, y, aunque ya se venía hablando bastante de la autorregulación del aprendizaje, las circunstancias pusieron de manifiesto la imperante necesidad de desarrollarla.
Retos de la situación postpandemia
En un estudio realizado por profesores de la Universidad Miguel Hernández (Erades y Morales, 2020) y de la Università degli Studi di Perugia (Orgilés et al, 2020), se concluyó que el 86% de los 257 padres españoles e italianos entrevistadas reportaron cómo se transformaba el estado emocional y la conducta de sus hijos al ser confinados en sus hogares.
Los pequeños mostraron problemas de comportamiento, dificultades para dormir, ansiedad, quejas físicas, preocupación por familiares, discusiones, entre otros. Los hábitos se transformaron por un aumento del tiempo frente a pantallas y el sedentarismo. El aislamiento provocó una mayor necesidad de relación social, la cual es esencial para el desarrollo evolutivo armonioso.
En una investigación de la Universidad de Valencia, España, (Tamarit et al, 2020) se encontraron factores de riesgo relacionados con la presencia de síntomas de depresión, ansiedad y estrés en estudiantes. De igual manera, en otro estudio realizado por parte de la Universidad de Santiago de Compostela, España, (Domínguez-Álvarez et al, 2020) se puntualizó la importancia de las habilidades de autorregulación emocional no solo en los alumnos, sino también en los docentes, quienes mostraron síntomas de depresión y ansiedad, trastornos del sueño, falta de concentración y la sensación de estar bastante bloqueados.
El Colegio Oficial de Psicología de Madrid (Hernández-Rodríguez et al, 2020) concluyó que el 50% del alumnado mostraba síntomas de estrés, problemas de autoconcepto, dificultad para concentrarse, control emocional inestable, inseguridad al tratar de completar las tareas, sentimientos de incapacidad, creciente necesidad de ser ayudado por el docente, así como quejas por la exigencia de maestros. Muchos de estos datos hicieron eco en lo manifestado al entrevistar a padres de familia.
El aprendizaje autorregulado abarca tres tipos de habilidades: cognitivas, metacognitivas y afectivas. El proceso de autorregulación se ha transformado en una competencia transversal común a todas las áreas del conocimiento. Su definición, según la teoría educativa cognitivo social, resalta la valía del compromiso y lo que hace el alumno de manera permanente, autónoma, e independiente.
Esta competencia genérica es indispensable, ya que facilita la adaptación del individuo, poniendo en juego estas tres habilidades en un mundo en constante cambio y evolución para salir adelante en el clima pospandémico.
El papel de las habilidades de autorregulación en el aprendizaje
En el enfoque centrado en competencias, las metodologías activas resultan ser los medios efectivos para llegar a aprendizajes significativos y afrontar los retos desconocidos del futuro (Ruiz, 2017) ya que facilitan el desarrollo de capacidades, conocimientos, habilidades y actitudes en situaciones determinadas y contextos diversos (Pimienta, 2012).
En un estudio no experimental, longitudinal, con alcance exploratorio y descriptivo realizado en un centro privado del municipio de Aguascalientes con una muestra de 206 estudiantes, se determinó si el grado de autorregulación del aprendizaje en estudiantes de educación secundaria y media superior había sufrido algún cambio significativo ante el traslado de modalidad.
Dicho estudio arrojó que el haber sostenido el enfoque por competencias, con un énfasis en la metodología activa del aprendizaje basado en proyectos, el trabajo colaborativo y actividades de autoevaluación y metacognición, permitió que el grado de autorregulación del aprendizaje aumentara de manera significativa a lo largo del ciclo escolar (Fernández-de-Castro, 2020).
Una segunda fortaleza de dicho estudio es que el instrumento que se diseñó para medir la variable logró un nivel de validez tanto de manera pedagógica como teórica, dado que contribuye a una sustentación científica del enfoque educativo centrado en competencias que ha sido implementado por exigencias internacionales de carácter tanto económico como político -como las inherentes al Program for International Student Assessment (PISA-OCDE) (Esparza, 2018)- y no como efecto de los enfoques anteriores.
La enseñanza a distancia impuesta por el cierre de escuelas por la COVID-19 enfatizó la autorregulación en los alumnos. En la investigación realizada por la Universidad Marítima Raja en Indonesia (Irawan et al, 2022), se examinó la correlación entre la autorregulación y el logro académico en estudiantes de educación secundaria y preparatoria. El análisis de datos concluye en la existencia de una correlación positiva.
La autorregulación es la habilidad de los educandos de integrar planes estratégicos con el fin de lograr el aprendizaje, dando mayor importancia a la responsabilidad personal y el control sobre los conocimientos y habilidades adquiridos (Dunlosky, 2011).
Por lo tanto, la autogestión es la habilidad del alumno para regular su actividad cognitiva a través de la metacognición, la motivación y una actitud activa, de manera que no se trata de una habilidad meramente mental o académica, sino de cómo los individuos procesan y transforman sus hábitos y pensamientos (Newman, 2002).
La forma como los estudiantes se autogestionan, influye directamente en el logro de objetivos de aprendizaje por medio de factores internos como la autorregulación y factores externos como el ambiente familiar, los amigos y el contexto que los rodea. El aprendizaje autónomo e independiente es ya la nueva norma (Paechter, 2010) y existe una clara tendencia a mejorar los resultados en exámenes estandarizados.
Autorregulación y procesos mentales
Para algunos autores, la autogestión se relaciona con “lo cognitivo, emocional y comportamiento”, dicho de otra manera, el sujeto plantea su propio objetivo y estrategia en el cómo aprender (Montoya et al, 2014).
En el modelo trifásico del proceso de autorregulación del aprendizaje, se determinan tres momentos: la planificación, el desempeño y la autorreflexión, y todas se relacionan con la motivación y la metacognición (Zimmerman, 2000).
Cualquier actividad de aprendizaje autónoma individual o grupal, desarrolla “competencias como la autogestión y proactividad, autoconocimiento, responsabilidad y autocontrol” (Muchiut et al, 2018), siendo el ser humano capaz de autorregular su propio aprendizaje. Cuando se enseña del análisis a la comprensión, de la observación a la práctica, el ser humano recibe estímulos externos, los organiza e interpreta y los guarda. Dicha información recogida por medio de los sentidos fluye a través de un sistema cognitivo que incluye la atención, la percepción y la memoria (Molina et al, 2012).
Entonces, ¿cómo promover la autonomía en los estudiantes? A continuación, se describen algunas ideas.
6 consejos para promover la autorregulación del aprendizaje
- Adaptación e integración a nuevas experiencias. Elaborar resúmenes verbales -logrando la socialización de lo individual a los pares – o escritos, donde se promueve la lectura de comprensión. Promover que los alumnos se involucren y comprometan a cumplir con tiempos determinados. Tomar en cuenta la complejidad de las actividades individuales o colaborativas para poder valorar esfuerzo y desempeño.
- Neurociencia: debate y reflexiones. Partir de la observación hasta el trabajo grupal intercambiando información usando la tecnología u otros recursos didácticos. Crear entornos de entusiasmo, emoción por aprender. Aplicar test diagnóstico y otro al finalizar la unidad didáctica. Leer publicaciones escritas por expertos en ciencia y neurociencia. Motivar la participación activa en todo momento.
- Recompensa cerebral. Personalizar andamiajes en casos específicos. Elevar las expectativas. Valorar las aportaciones, esfuerzo, dedicación, el trabajo bien hecho. Apreciar fortalezas y debilidades, así como diferentes estilos de aprendizaje. Tomar en cuenta el principio de menos es más para valorar aportaciones relevantes.
- El maestro debe incluir a los alumnos en la planeación, ejecución y evaluación de las unidades didácticas, promoviendo el sentido de pertenencia y mayor dedicación (Tobón, 2019). El rol del estudiante líder se rotará para revisar avances, elaborar análisis que fomenten el pensamiento crítico donde todos participan y leen de manera entusiasta, además de que establecen compromisos cambiando actitudes o habilidades sociales. El profesor integrará estrategias innovadoras y creativas, acompañando y apoyando, observando de cerca los comportamientos y responsabilidades, aplicando técnicas de participación activa de autoevaluación y coevaluación.
- Habilidades cognitivas. Establecer la manera de considerar la atención y la participación. Aplicar encuestas, entrevistas, ejercicios de percepciones 360, evaluaciones al docente que promuevan la reflexión y comunicación de ideas. Incluir actividades de recreación, relajación, autoestima, autoconcepto, motivación, superación.
- Promover la empatía permanentemente con actividades de integración, colaboración, recreativas, deportivas, de campo, entre otras.
Conclusión
El desarrollo de las habilidades de autorregulación del aprendizaje predice el rendimiento académico toda vez que el docente se involucre como mediador guiando al alumno para que, de forma activa, pueda alcanzar sus metas, logrando la gestión efectiva de sus emociones, su automotivación, así como su cognición y metacognición.
Capacidades como la autorregulación, proactividad, trabajo en equipo, aprender de la experiencia, la visión holística y sistémica frente a situaciones de aprendizaje, son una respuesta para los retos que enfrentan los docentes en la actualidad. Las estrategias para desarrollarlas son muy variadas, sólo hace falta poner en juego la innovación y creatividad.

Maestra por vocación, testigo de muy diversos cambios de la educación en México y en el extranjero; apasionada por analizar los procesos de enseñanza y aprendizaje y colaborar compartiendo las mejores prácticas.
Referencias
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