Las mejores estrategias para fomentar la lectura crítica en el aula
- Fecha de publicación: 29 de abril de 2022

Los niños que desarrollan la lectura crítica generalmente se convierten en adultos con el superpoder del pensamiento crítico. Esto puede generar un impacto en las sociedades de las regiones en desarrollo (como América Latina) al tener individuos con una visión más amplia de su entorno y con capacidad de cuestionar más.
Fomentar la lectura crítica en los niños es uno de los grandes retos educativos para las escuelas a nivel global, pero especialmente en nuestro continente.
De acuerdo con los últimos reportes del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), los índices de lectura en los países de habla hispana están muy por debajo de los recomendados, principalmente porque las generaciones actuales consideran que se trata de una actividad de poco interés.
El mejor momento para fomentar la lectura crítica es cuando los niños aún se encuentran desarrollando sus habilidades tempranas del lenguaje, pues la plasticidad cerebral de esta etapa permite que la comprensión lectora se consolide como una herramienta clave que los acompañará a lo largo de toda su vida.
¿Cuál es la importancia de fomentar la lectura crítica en tus alumnos?
Que la lectura crítica forme parte de la vida desde la infancia debe dejar de verse como una imposición y comenzar a abordarse como lo que es: un derecho, pues dota al individuo de herramientas que le permiten tomar mejores decisiones para sí mismo y para la sociedad en la que está inmerso. Tener acceso a información de calidad y al maravilloso acervo cultural que ofrece la literatura es algo que incrementa verdaderamente la calidad de vida.
Finalmente, la lectura crítica también fortalece nuestra capacidad de expresarnos y de hacer escuchar nuestra voz para resistir discursos dominantes impositivos. Saber leer, y específicamente saber entender, interpretar y juzgar lo que leemos, realmente puede sembrar una semilla que hace la diferencia entre una sociedad oprimida y una capaz de defender sus derechos e intereses.
¿Qué es exactamente la lectura crítica y cómo se relaciona con el pensamiento crítico?
El pensamiento crítico es la capacidad de entender una situación desde diferentes ángulos y perspectivas, de formarnos una opinión propia y habilitadora y, sobre todo, de desarrollar posturas, actitudes o soluciones enriquecedoras para nosotros mismos y para la sociedad.
Una de las formas más eficientes de desarrollar el pensamiento crítico en los niños es exponerlos de manera temprana a diferentes tipos de textos, literarios e informativos, para que a partir de ellos puedan conocer distintas realidades y comenzar a formar redes de conocimiento que se interconecten con sus propias experiencias e identidades.
Tanto en la lectura como en la vida real, la técnica periodística de las “seis W’s” (Who, What, Where When, Why y How; es decir “Quién”, “Qué”, “Dónde”, “Cuándo”, “Por qué” y “Cómo”) puede ofrecernos un excelente punto de partida de lo que significa abordar una experiencia mediante un lente crítico.
Primero aprendemos a categorizar la información y luego a mapear sus distintos niveles de utilidad, calidad y veracidad, tomando en cuenta tanto su contexto como sus objetivos, tal y como si fuéramos ávidos reporteros en busca de la verdad objetiva.
Esto suena muy lógico, pero desgraciadamente muy pocas personas están acostumbradas a un análisis más allá del superficial de lo que leen o escuchan, y los ejemplos de lectura crítica en el día a día son bastante escasos. Esto nos lleva a retener muy poca información y a pasar por alto detalles esenciales.
Todo lo que abarca la lectura crítica en realidad
Para los amantes consagrados de la lectura, pocas cosas pueden superar la magia que irradia un libro impreso, pero en realidad las oportunidades de ejercitar la lectura crítica abundan en toda clase de publicaciones físicas y electrónicas: revistas, blogs, publicaciones digitales, etc.
Una pregunta en la que vale la pena profundizar es si la información y los significados se absorben igual cuando son por medio de la lectura, o si otros formatos como el video o el audio pueden cumplir con la misma función; si el conocimiento realmente solo puede anidar en textos kilométricos o si las cápsulas del microaprendizaje, como se ha demostrado, son igual o más efectivas para adquirir y vincular conocimientos.
Es necesario desestigmatizar las nuevas realidades de la lectura y dejar de pensar que la materialidad y extensión de un texto son directamente proporcionales a su calidad.
La habilidad de la comprensión lectora junto con el pensamiento crítico no tiene que ver con ser “ratones de biblioteca”, sino con ser capaces de aprehender el significado, validez y utilidad de lo que leemos, y poder vincular ese aprendizaje con redes de conocimiento más amplias. Así de simple.
Si se trata de textos largos, cortos, digitales, impresos, coloquiales o altamente técnicos, pasa a segundo plano cuando se tiene la capacidad de lectura crítica y el interés genuino de aprender.
6 estrategias para fomentar la lectura crítica en las aulas
Como puedes ver, fomentar los distintos tipos de lectura crítica va mucho más allá de enseñar a leer con velocidad o a memorizar lo que hay en los textos. Significa poder acomodar ese conocimiento en el lugar correcto para crear sinergias cognitivas que nos ayuden a tener una relación más enriquecedora con nuestra realidad y con otras realidades.
Uno de los prerrequisitos para desarrollar la lectura crítica es que la acción de leer no genere resistencias psicoemocionales. Si no personalizamos adecuadamente las lecturas que ofrecemos a nuestros alumnos, nos arriesgamos a que no estén listos aún para esa clase de textos y solo generaremos sentimientos de frustración y rechazo.
No todos los alumnos tienen el mismo nivel de comprensión lectora. Sobre todo en los primeros años escolares la variabilidad puede ser muy amplia, y es responsabilidad de los docentes y los padres de familia no caer en el error de imponer lecturas con las que el estudiante no se sienta cómodo.
A continuación, compartimos seis estrategias que motivan a los alumnos a involucrarse de manera crítica con sus lecturas, incluso desde las primeras etapas de su educación.
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Preguntar qué opinan sobre lo que acaban de leer
Frecuentemente, pasamos por alto el hecho de que cualquier actividad crítica implica una toma de postura y desperdiciamos oportunidades tan evidentes y simples como la de preguntarles a nuestros alumnos
- ¿Qué piensan de lo que leyeron?
- ¿Cómo los hizo sentir el texto?
- ¿Qué utilidad creen que tiene en su día a día?
- ¿Se identificaron con un personaje? ¿Por qué?
- ¿Consideras que la información que leíste es confiable?
- ¿Cuál es la estructura del texto? ¿Cómo se vería si fuera un esquema?
- ¿Qué ideas surgieron en ti a partir de esta lectura?
Los distintos tipos de lectura crítica se pueden fortalecer si generas el hábito en el aula de discutir y debatir los contenidos, tomando un rol de moderador más que de “autoridad en la materia”, para que tus alumnos aprendan a desarrollar, sostener y enriquecer sus opiniones.
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Aplicar todos los principios de la gamificación
La gamificación es una de las técnicas pedagógicas más extendidas en la por su gran capacidad motivadora. En lo relativo al fomento de la lectura crítica, nos ofrece una herramienta maravillosa para convertir la comprensión lectora en un juego en el cual los alumnos estén entusiasmados por participar.
Por ejemplo, si tenemos un texto o una historia interesante en la cual queremos que los alumnos se involucren a fondo, podemos crear un objetivo lúdico a partir de las 6 “W’s” y pedirles a nuestros estudiantes que después de leer el texto dibujen o representen con mímica el quién, cómo, cuándo, dónde, por qué y qué de lo que acaban de leer.
Aquí lo importante es vincular un objetivo de lectura crítica que vaya más allá del nivel de comprensión básico, con una recompensa inmediata gamificada. Otro ejemplo sería hacer un concurso en el que los participantes dibujen lo que los hizo sentir el texto a nivel emocional y luego fundamenten su obra ante un jurado conformado por sus compañeros y por el docente.
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Aprovechar los intereses del alumno
Los intereses individuales y los talentos únicos de los niños comienzan a manifestarse desde los años preescolares y a medida que pasan los años se van perfilando con mayor claridad.
Desde que los pequeños muestran un acercamiento particular a un tema, una actividad o una disciplina, es importante dejar a su alcance material de lectura relacionado y apto para su nivel lector y siempre ir sustituyendo esas lecturas por otras con un mayor nivel de complejidad que satisfaga la curiosidad creciente del alumno.
De esta forma, aprovechamos al máximo el interés intrínseco que generan sus aptitudes e inclinaciones particulares.
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Aprendizaje basado en proyectos
Entre sus muchas ventajas, el aprendizaje basado en proyectos (ABP) también fomenta la lectura crítica porque obliga a los alumnos a investigar, discriminar y sintetizar información útil para lograr un objetivo en concreto.
Las metas del ABP están diseñadas para que los alumnos aprendan a relacionar información multidisciplinaria para concretar misiones ambiciosas. Por ejemplo, en un proyecto cuyo objetivo sea cosechar un pequeño huerto de plantas comestibles, los estudiantes tendrán que investigar distintos temas relacionados con la botánica, las legumbres o vegetales que se pueden sembrar en un determinado clima, cuáles son las condiciones que necesita tener el suelo, qué cuidados hay que darles, qué tipos de riego existen, etc.
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Otra clase de aprendizaje basado en proyectos es aquel en que los alumnos se convierten en los maestros de otros estudiantes. La misión es formar equipos autodirigidos que a partir de la investigación respondan de forma satisfactoria una pregunta compleja y expongan sus hallazgos. Por ejemplo, ¿por qué se hace de noche?, ¿por qué se dan las guerras?, o ¿cómo se hace el chocolate?.
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Aprovechar los libros interactivos
Todas las herramientas multimedia e interactivas de las que podamos hacer uso para fomentar la lectura son bienvenidas. Los libros interactivos o digitales de última generación son entornos complejos de aprendizaje pensados para ofrecer una experiencia integral que genera asociaciones positivas con la lectura desde edades muy tempranas
Una buena biblioteca virtual para tu institución, que cuente con libros de texto pero también con obras interactivas de literatura infantil, es un gran valor diferenciador para tus alumnos, sobre todo porque los padres no siempre pueden o no siempre saben cómo elegir lecturas adecuadas para sus pequeños.
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Referencias
Albanell, P., Alonso, F., Cansino, E. (2002) Hablemos de leer. Anaya. Madrid.
Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (2020). Anidando entre palabras. Orientaciones para el fomento de la lectura en la primera infancia. Cerlac- Unesco.
Galina Russell, Isabel (2002). La lectura en la era digital. Extraído de: https://www.redalyc.org/pdf/285/28550103.pdf
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