Conducta disruptiva en el aula: cómo detectar y tratar en clase

  • Fecha de publicación: 3 de enero de 2023
Conducta disruptiva en el aula como detectar y tratar en clase
Tiempo de lectura: 11 min.

Los problemas de conducta en el aula son un factor determinante para el aprovechamiento escolar. Detectar las causas y aplicar soluciones inteligentes nos ayudará a evitar estas situaciones y generar un ambiente armónico y adecuado para una educación de calidad. 


En esta ocasión, abordaremos los problemas de conducta desde diversas perspectivas: claves para detectar las 4 conductas disruptivas más frecuentes y los mecanismos de atención y prevención para mantener un ambiente armónico dentro del aula.

Los problemas de conducta tienen solución… si sabemos detectar sus causas

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Hasta la fecha, los problemas de conducta siguen siendo uno de los retos más importantes para las instituciones educativas, tanto públicas como privadas, ya que todo proceso de aprendizaje requiere espacios armónicos, donde la atención y el respeto son factores imprescindibles para lograr buenos resultados.  

En los últimos años, diversos estudios han detectado un incremento en la cantidad de niños y adolescentes que presentan problemas de conducta: en España, el informe Adolescentes con trastornos del comportamiento, realizado en 2016, afirma que “el 96% de los pediatras ha detectado un aumento de las demandas por problemas de conducta en adolescentes”. 

Asimismo, en países latinoamericanos como México, desde 2001 se reporta que al menos “la mitad de los menores presentan algún síntoma emocional o de conducta, de los cuales el 16% presenta de cuatro a más síntomas”.

Afortunadamente, los problemas de comportamiento no han escalado a cifras alarmantes, pero sin duda requieren de toda la atención por parte de las instituciones educativas, así como su personal docente y del área de psicopedagogía para detectar, diagnosticar y tratar con éxito los casos existentes.

Pero ¿por dónde empezar? Principalmente, por entender a qué nos enfrentamos, es decir, por encontrar definiciones claras de los síntomas para detectar sus causas y así poder diseñar rutas alternativas que ayuden a redirigir un comportamiento inadecuado hacia el esperado en el aula.

4 tipos de conducta disruptiva más frecuentes en el aula

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El comportamiento de un estudiante es muy complejo: ya sea en la etapa infantil o adolescente, los maestros deben considerar en todo momento que están tratando con personas en proceso de formación, que se encuentran en la búsqueda de una personalidad, y que tanto su temperamento como su carácter no están del todo definidos.

En la mayoría de los casos, la conducta disruptiva es una forma subjetiva de pedir ayuda ante un problema frente al cual el estudiante no tiene una solución.1 Por tal motivo, antes de reaccionar de forma punitiva, los docentes debemos analizar el contexto de la situación, es decir, los factores que pudieron detonar una conducta disruptiva en el alumno.

Desde la perspectiva de varios autores2, el comportamiento disruptivo en el aula se entiende como “una conducta de desobediencia” y se produce cuando el alumno realiza las siguientes conductas:

  • Se le pide que realice una actividad, o que se comporte de cierta manera y este ignora, rechaza o realiza la acción de forma incorrecta para hacer notar su desaprobación.
  • Realiza una conducta inadecuada de forma intencional, rompiendo con las normas de convivencia dentro del aula para retar a la autoridad.
  • Provoca a los demás alumnos, o se suma a otros para desestabilizar la convivencia de clase.
  • Se declara incompetente o insuficiente para realizar cualquier actividad o acción.
  • Interrumpe constantemente en clase, ya sea al docente o a sus compañeros.

Aunque los factores que detonan la conducta disruptiva pueden ser muy variados, en general existen cuatro tipos de comportamiento que se repiten con mayor frecuencia en el aula y que tienen su origen en necesidades muy específicas, sobre todo en la etapa adolescente:

  1. Exige atención constante

    nina-ve-pelicula-en-inglesHablamos del alumno que llama la atención por cualquier cosa: hace preguntas fuera de lugar e interrumpe la clase a la menor provocación. Aunque no suele ser maleducado o retar la autoridad, siempre buscará la manera de que la situación se trate de él.  Su necesidad de ser observado es tan grande, que no le importa recurrir constantemente a esta conducta disruptiva.

    Este comportamiento surge a temprana edad, cuando el niño toma consciencia de su Yo psíquico, el cual, de ser sobredimensionado por los padres, provoca que se desarrolle una personalidad narcisista.

    Los alumnos narcisistas asumen que necesitan ser admirados y que merecen toda la atención. Con frecuencia se frustran cuando no están hablando de ellos o las cosas no resultan como ellos quieren.

  2. Reta a la autoridad

    Es el modelo arquetípico del alumno con problemas de conducta. Personajes icónicos como Bart Simpson, o Daniel el travieso, son un claro ejemplo de la influencia que ha tenido en la cultura popular esta personalidad desafiante.

    Como su nombre lo indica, este alumno suele retar a la autoridad y lo hace por varias razones:

    • Elevar su prestigio jerárquico: mostrarse como “el rebelde” le sumará “puntos” en la escala social que pretende.
    • Obtener atención: aunque no en el grado o necesidad de la personalidad anterior. En este caso, la atención es una consecuencia directa de la conducta desafiante.
    • A causa de un posible trastorno: con frecuencia, el alumno desafiante es diagnosticado con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y en casos más específicos, con Trastorno Oposicionista Desafiante (TOD), que se caracteriza por cuadros de conducta más violentos.
  3. Acosador

    discriminacion-escolar-bullyingEste alumno no desea ser el centro de atención (de hecho, una de sus peculiaridades es que busca destacar lo menos posible), tampoco le interesa retar a la autoridad (lo hará solamente si es necesario); en este caso, su característica principal es que busca infligir miedo y dolor (físico o psicológico) a sus compañeros.

    Este es un caso especial dentro de la conducta disruptiva porque, paradójicamente, los docentes no lo consideran un factor conductual que afecte el orden dentro del aula, siendo que en realidad sus consecuencias suelen ser de las más dañinas para una clase.

    El bully o acosador buscará la forma de dañar a sus compañeros en el aula de forma silenciosa, quebrantando las normas sin que el docente lo perciba, desestabilizando toda la clase.


    Otro factor importante de esta conducta disruptiva es que sus consecuencias pueden dañar a largo plazo a los alumnos victimizados, afectando seriamente su desempeño escolar. 

  4. Insuficiente

    ciberbullying-ninos-escuelaEl alumno acosador y el insuficiente comparten un rasgo en común: evitan ser el centro de atención, aunque por razones muy diferentes: el primero, porque requiere del anonimato para acosar a sus compañeros, el segundo, porque teme al concepto de compromiso.

    En este caso, el alumno insuficiente se caracteriza por evitar cualquier actividad que le suponga un reto. Suele decir con mucha frecuencia “no sé”, “no puedo” y siempre está preparado para inventar cualquier excusa que justifique su falta de proactividad.

    Este alumno representa un serio problema de conducta para el aula: los compañeros no desean trabajar con él por evidentes razones, ya que lo consideran un lastre para las dinámicas grupales. Además, para el docente resulta muy complicado ayudarle a llevar el ritmo académico de los demás.

    ¿Cómo se genera esta personalidad insuficiente? Generalmente por miedo o intolerancia al compromiso y al fracaso: estos alumnos suelen haber experimentado situaciones en las que fueron lastimados por haber cometido un error, afectando seriamente su confianza y autoestima.


¿Cómo actuar de forma inteligente ante los problemas de conducta en el aula?

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Uno de los errores más frecuentes que pueden cometer los docentes en clase es tratar todos los problemas de conducta aplicando las mismas estrategias, es decir, que actuamos de la misma forma con el alumno desafiante que con el insuficiente o el acosador, lo que suele generar pocos resultados.

La mejora opción es emplear estrategias efectivas enfocadas a cada caso de conducta disruptiva en el aula:

Alumno que exige atención

La reacción más común del docente en estos casos es callar al alumno o llamarle la atención para que guarde silencio. Resulta irónico que la mejor manera de tratar con este problema de conducta sea, precisamente, permitiéndole expresarse.

En efecto: el alumno que busca toda la atención descubre que eso implica ser observado y potencialmente evaluado por los demás, algo que no suele ser tan agradable cuando se vuelve muy frecuente. Además, se recomienda que el docente regule esos episodios narcisistas de la siguiente manera:

  • Cuestionar al alumno sobre la pertinencia de su comentario en clase: “Me parece genial, pero ¿cómo podríamos relacionar eso con el tema de hoy?”
  • Comprometer al alumno a redirigir su necesidad de atención hacia el entorno académico: “Quizá podrías prepararnos una exposición sobre ese tema que nos estás compartiendo”
  • Cuando la intervención sea abrupta y fuera de lugar, ignorarlo y continuar con la clase puede ser más útil que reprenderlo por interrumpir.

Alumno desafiante

bullying-escolarEste alumno ve a la autoridad como un enemigo, por lo que hará todo lo posible por transgredirla, por lo que es importante tratarlo de una forma muy diferente al caso anterior:

  • Nunca entrar en su juego: el alumno retador espera que el docente pierda el control, lo que resulta un error, pues es precisamente lo que está buscando.
  • Hacerle saber que no es él, sino su conducta lo que está siendo sancionado: no es lo mismo decir “empujaste a un compañero y por eso tendrás un castigo” a decir “empujar a un alumno pone en riesgo su integridad física y no debemos permitir eso en clase”, de manera que el alumno perciba que el problema no es él como persona, sino su conducta. 
  • Profundizar en sus motivos: es común que el alumno desafiante diga que se comporta así porque quiere, pero a veces bastará con escucharlo un poco y hacerle saber que no estamos en su contra, sino que nos preocupa su actitud, para que se atreva a compartir lo que le molesta.

Alumno acosador

Sabemos que es uno de los perfiles más complicados y que también requiere de estrategias especiales para tratar con estos alumnos:

  • Evidenciar cualquier mínima conducta acosadora: a los bullys les aterra ser el centro de atención, porque eso supone ser “descubiertos”, así que, a la menor provocación, el señalamiento puede neutralizar sus intenciones.

  • Involucrarlos en dinámicas que fomenten la comunicación y la empatía: esto les ayudará a cambiar su percepción del entorno escolar, ya muchos acosadores actúan así porque es la única manera que han encontrado para evitar ser dañados socioemocionalmente.

Alumno insuficiente

señales-acoso-escolar-llorar-niñaResulta complicado romper con su dinámica, ya que pondrá todas las excusas posibles para permanecer en la sombra. En este caso, lo más recomendable es aplicar una estrategia que gradualmente le ayude a recuperar la confianza en sí mismo.

  • Darle actividades que tengan un cierto grado de compromiso y responsabilidad: hacer la lista del equipo de baloncesto, organizar el material para una clase de laboratorio; actividades que le hagan saber que su participación es importante en la clase.
  • Hacerle saber que los errores son parte del aprendizaje: esto evitará que sobredimensione las consecuencias de sus errores.
  • Celebrar sus logros: la baja autoestima también afecta seriamente en la forma en que estos alumnos perciben sus logros, tendiendo a reducirlos o ignorarlos, por lo que es necesario ayudarles a desarrollar el sentido de autorreconocimiento.

 

Las conductas inadecuadas o disruptivas pueden volverse un factor crítico que puede afectar no solo el aprovechamiento académico de los alumnos, sino también su calidad de vida dentro del entorno escolar. Saber cómo identificar y tratar estas situaciones nos ayudará a darles una educación acorde a sus necesidades. 

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Rerefencias

1, Carrazana, Valeria. (2003). EL CONCEPTO DE SALUD MENTAL EN PSICOLOGÍA HUMANISTA-EXISTENCIAL. Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP, 1(1), 1-19. Recuperado en 16 de octubre de 2022, de http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-21612003000100001&lng=es&tlng=es 

2, Trueba Atienza, Carmen. (2009). La teoría aristotélica de las emociones. Signos filosóficos, 11(22), 147-170. Recuperado en 17 de octubre de 2022, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-13242009000200007&lng=es&tlng=es 

3, Goleman, D. (2018, 18 abril). La inteligencia emocional: Por qué es más importante que el cociente intelectual (1ra edición). Penguin Random House Grupo Editorial.

4, Carvajal-Carrasca, Gloria, & Caro-Castillo, Clara Virginia. (2009). Soledad en la adolescencia: análisis del concepto. Aquichan, 9(3), 281-296. Retrieved October 16, 2022, from http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-59972009000300008&lng=en&tlng=es.

5, Maguey, H. (2022, 4 mayo). Trabajemos en la tolerancia a la frustración. UNAM Global. Recuperado 16 de octubre de 2022, de https://unamglobal.unam.mx/trabajemos-en-la-tolerancia-a-la-frustracion/

6, La ansiedad en los adolescentes va en aumento: ¿qué está pasando? (s. f.). HealthyChildren.org. Recuperado 16 de octubre de 2022, de https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/conditions/emotional-problems/Paginas/Anxiety-Disorders.aspx

7, Delgado, E., De La Cera, D., Lara, M., & Arias, R. (2021). Generalidades sobre el trastorno de ansiedad. Revista Cúpula, 35(1), 23-36.

 

 

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